CAPÍTULO 5:
PERSECUCIÓN
Supongo que nada puede ser nunca completamente blanco o completamente negro. Es cierto que muchas veces predomina un color sobre el otro, pero siempre existen atisbos del opuesto. Hoy lo he podido comprobar. Pese a todo el dolor y el sufrimiento que estoy experimentando por perder a mi hermano y a mis padres, y por tanto, aceptar que estoy totalmente sola en este mundo, he sido capaz de percibir un rayito de luz entre todas las sombras que viven en mi cabeza.
Sanae me ha dado el trabajo. Ha dicho que las traducciones estaban perfectas, y que he atendido muy bien a los huéspedes. Por primera vez desde hace mucho tiempo, me siento satisfecha. Estoy comenzando a cumplir mi promesa de seguir adelante por Luke, y eso me reconforta.
Quizás sí que sea capaz de lograrlo.
Cuando he llegado a casa, me he quitado los zapatos y he subido las escaleras descalza. La habitación de mi hermano me ha vuelto a llamar, esta vez, como si me atrayera para envolverme en un frío abrazo y me presionara para entrar. No obstante, he evitado la tentación. Tengo que dormir en mi cama. El olor de Luke antes o después desaparecerá, y no puedo desesperarme por alcanzar el último pedazo de él, aunque eso signifique intentar alejarlo de mi mente.
Solo será un tiempo. Después, lo recordaré como la buena persona que fue, el responsable hermano mayor que me protegió y amó hasta su muerte. Es duro de asimilar, pero no puedo hacer nada más. Ojalá fuese así, pero no hay nada que esté en mis manos para devolverlo con vida conmigo.
Me he duchado, he cenado algo y ahora estoy en mi cuarto, tapada hasta el cuello con el edredón. Es casi medianoche. Sé que más adelante tendré que hacer turnos nocturnos en el trabajo, pero por ahora, más me vale no alterar las pocas horas de sueño de las que dispongo. Así que cierro los ojos, y poco a poco, entro en trance, hasta sumergirme en una profunda oscuridad. La oscuridad que creí sentir en el hospital... esa presencia.
Estoy tan cansada, que me dejo llevar por ella.
(...)
Me despierto abruptamente al oír unos fuertes golpes en mi casa. Al abrir los ojos, me encuentro con una tenue luz, pues está amaneciendo. Aún es muy temprano.
Después de esos golpes, sigue el timbre.
Una, dos, tres veces.
Por lo visto, la persona que está afuera es muy impaciente. ¿Quién demonios llama a estas horas a una casa? Además, no tengo ningún amigo ni familiar por aquí que venga a visitarme.
Me froto los ojos para tratar de enfocar mi visión y tomo aire para tranquilizarme. La puerta es de madera maciza. El loco que esté llamando con tanto desespero no logrará que se venga abajo. Al menos eso creo.
Me levanto con cautela de la cama y me pongo mis pantuflas de peluche. Al apoyar mis piernas sobre el suelo y levantarme, siento un profundo dolor en una de ellas, así que me tengo que volver a sentar. Los golpes en el piso de abajo no cesan.
Me levanto el pantalón de pijama y encuentro el sarpullido que me molestaba ayer, pero esta vez, en tamaño duplicado. Ya no es rojizo, sino que ha adoptado tonos violetas. Creo que se trata de una infección. Seguramente es por culpa del accidente... maldición, tendré que volver a la farmacia.
Camino como puedo, apoyando lo menos posible la pierna dañada. Entre eso y los pinchazos que aún me da el estómago, parezco una anciana. Por mi salud física tendría que haberme quedado en el hospital, pero ahora... ya tengo trabajo. He adelantado bastante en estos días, y tengo que ganar lo suficiente como para mantenerme y pagar las facturas mensuales. No puedo permitirme más atención médica. Ayuda de los farmacéuticos será suficiente.
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Recuerda
Roman pour AdolescentsCuando Emma Tkachov despierta en el hospital, sabe que su vida acaba de derrumbarse. Sola en el mundo, sin nadie con quien contar, se ve obligada a dejar la universidad y a adentrarse en el mundo laboral, con el dolor desgarrador de haber perdido a...