Para Hoseok, Hyungwon habia cambiado demasiado desde la última vez que se vieron cuando eran niños.
Para Hyungwon, el día que Hoseok se fue de su lado fue el último día normal de su vida.
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La profesora de ciencias casualmente había decidido que Hyungwon debía hacer un trabajo con Hoseok. En realidad no habia sido sólo la profesora, tal vez Changkyun había tenido algo que ver, pero claro que eso no lo sabría nadie.
―¿Lo haremos en tu casa o en la mía?― Hyungwon se sobresaltó ya que Hoseok parecía haber aparecido de la nada detrás suyo.
―Primero, no hagas eso, asustas ¿sabes?― el contrario asintió confundido.― Segundo, no lo digas así, suena a otra cosa.― Hoseok hizo una mueca divertido.― Tercero, prefiero que sea en la mía pero como quieras.
―En la tuya entonces, creo que recuerdo dónde es. A menos que te hayas mudado.
―No, no lo he hecho.― Hyungwon había vivido en la misma casa toda su vida, por lo que a Hoseok no se le haría difícil llegar. Despues de todo, hasta sus 10 años estaba más en casa de Hyungwon que en la propia.― En mi casa a las cinco.
Dicho esto Hyungwon siguió con su camino y Hoseok siguió allí parado pensando en si había hecho algo mal para que Hyungwon sea tan cortante.
―No has hecho nada, él es así.
―Oh, hola Chang. Asi que...¿Asi es él? Bueno, de pequeño le gustaba el chocolate, ¿cual es su favorito? Tal vez si le compro uno sea más normal.
―Es que, de verdad, así es Hyungwon. Pero, como quieras, le gusta el chocolate amargo.
―Gracias, te debo una.
―Shin Hoseok, no sé qué quieres con Hyungwon y toma esto como una amable advertencia, si le tocas un sólo cabello sin que él te haya dado permiso dejaré de ser el tierno y dulce Im Changkyun que tú y todos conocen. Y créeme, no querrás hacerme enojar.
La mayoría del tiempo Changkyun parecía un osito de peluche, siempre sonriendo a todos, dulce y considerado. Aunque no era un secreto que si alguien tocaba u ofendía a Hyungwon se vería con él.
―No busco hacerle daño ni nada parecido, cuando era pequeño y de un día a otro mis padres decidieron irse de Corea extrañé mucho a Hyungwon. Tal vez sea tonto, pero me hacía mucha ilusión verlo de nuevo, es...tan diferente a como lo recuerdo.
―La gente cambia Hoseok. Y me caes bien, sólo ha sido una advertencia, lo creas o no a muchos les he dado una y no por eso los odio.
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Eran ya las cinco y cuarto de la tarde y Hoseok había tocado el timbre ya cuatro veces pero nadie había atendido. Recién a esas alturas se le ocurrió tocar la puerta y entonces fue cuando se dio cuenta de que estaba abierta.
―¿Hola?¿Hay alguien?...¿Hyungwon?― Conocía el camino a la habitación de Hyungwon de memoria, lo recordaba, recordaba correr por esos pasillos riendo con él. Entonces con cuidado subió las escaleras hasta la habitación.- ¿Hyungwon?
