Abril 21. Lullaby

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Recomendaciones antes de leer: escucha la canción mientras lees la historia, es más bonito. La canción de hoy es "Lullaby" de OneRepublic. 😊

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Abril 21. Lullaby

"Y mientras la luz se va apagando, nuestros pensamientos se convierten en ángeles alrededor de los dos. Mientras la noche llega nuestros sueños comienzan su viaje y los dos escuchamos una canción de cuna. La canción de cuna somos los dos."

Los segundos transcurrían lentos, inevitables. Aquella noche, el insomnio había terminado por hacer que Joong mantuviera sus ojos fijos en la computadora donde el chico podía mirar el sueño tranquilo en el que Nine había caído desde hacía ya unas horas. Joong sonrió y un bostezo ruidoso salió de sus labios. Estaba cansado pero no podía dormir, miles de pensamientos terribles habían invadido su mente y aunque Phee Nine había hablado con él, había en él un terror que no podía ponerse en palabras.

Era como tener miedo de todo, del presente, del futuro, de uno mismo y de los demás. Era un miedo profundo y completamente suyo y quizá por eso se desvanecería también como la noche que estaba ya en ese punto en el que es más oscura y las estrellas de afuera brillaban con más brío, como si pudieran arder más por el miedo a desvanecerse de repente.

Lentamente, sin poder soportarlo más se acercó a la computadora donde Joong podía seguir escuchando la respiración de Nine. Su figura recostada sobre la cama de pronto parecía invitarlo a tantas cosas y sin embargo, se quedó quieto, mirando cómo el pecho de su mayor subía y bajaba. Era extraño no ver su sonrisa pero Nine seguía siendo guapo y resultaba algo adictivo mirar su rostro relajado, perdido en sueños en los que quizá Joong estaba con él, en sus brazos.

Joong pensó que era algo trágico haberse enamorado de alguien a quien no podía tocar. Sí, su relación con Nine iba más allá del tacto pero de todos modos era algo triste no pasar aquellas noches de insomnio en los brazos del chico del que estaba enamorado. A veces Joong creía que era su alma misma la que se podía unir a la de Nine. Porque las almas de los dos rompían las leyes del tiempo y del espacio y a pesar de estar separados por una pantalla de cristal los dos estaban ahí, en lo más profundo del otro. Sí, habría gente que diría que aquello no podía ser real pero en ese justo momento, aquella dulce contemplación en la que Joong estaba perdido era todo lo que le importaba en el universo.

Sin pensarlo dos veces, Joong tomó el teléfono del buró de al lado de su cama y enfocó con él al muchacho que dormía, queriendo guardar en una fotografía la belleza de esa imagen. Joong sabía que existiría un tiempo en la vida de los dos en el que toda aquella situación sería solamente el recuerdo de un periodo extraño de sus vidas. Joong sabía que él y Nine se reirían de aquellas noches alguna vez y que ambos estarían juntos, tomados de la mano mientras miraban aquella foto y Nine le preguntaría si haber tenido tanto miedo en aquel entonces no le parecía ahora algo muy tonto.

Chen sonrió con el resultado de la foto y luego, muy lentamente, comenzó a tararear una canción para él mismo. No quería despertar a Nine, solamente quería arrullarse un poco, tenía que dormir porque a la mañana siguiente tendría clases y además no quería preocupar a su Phee.

Las ramas de los árboles tocan a mi ventana, dicen hola, escuchamos al mundo preparándose para dormir. Las preocupaciones se van, ellas no saben tu nombre, ellas jamás podrán encontrarnos...— cantó Joong.

—Cantas muy bien...— dijo una voz adormilada que venía desde la computadora, haciendo que Joong riera de forma nerviosa.

—Sólo tú puedes decir eso— contestó el joven sintiendo que su corazón se derretía de ternura al mirar cómo Nine volvía a cerrar los ojos de forma lenta, como si haberse despertado hubiera sido solo un accidente.

—Y tú sólo puedes cantarme a mí...— dijo Nine antes de volver al mundo de los sueños.

Y como si nada hubiera pasado, la respiración de Nine volvió a ser lenta, era como si supiera que estaba bien dormir sin temor porque los ojos de Joong estaban protegiéndolo. No soñaba, hace mucho tiempo que no necesitaba hacerlo porque por algún absurdo milagro ahora la realidad superaba con creces el más hermoso de los sueños que hubiera podido tener, a pesar de que la distancia y un mundo en crisis estaban en medio de él y de Joong.

Chen suspiró y dejo que el otro joven durmiera. Si era sincero, había sido una noche agitada para Nine también. Los recuerdos de sus discusiones filosóficas antes de dormir lo hicieron reír al tiempo que sus ojos se quedaban atrapados primero, en el amanecer que despuntaba ya afuera de su ventana y luego, en el rostro durmiente de Nine y entonces le susurró al viento:

—Duerme, yo protejo tu sueño. Este que sueñas hoy y el que los dos construiremos cuando todo esto pase por fin.

N. A. Gracias por leer.
Jess

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