Inmsonios y llantos.

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Noelia seguía pensando y mirando el reloj cada cinco minutos pero el tiempo no pasa más rápido, estaba desesperada porque fuera de día y ver a sus amigas, al menos ellas le sacarían una sonrisa con sus temas de conversación, mientras tanto recordando las palabras de aquel chico que la llevaron a inmsonios de largo tiempo y llantos inevitables. Se sentía rota, nunca creía que llegaría a estar así por un chico. ¡JAMÁS SE LO IMAGINÓ!

En otro lado de la ciudad, en la madrugada.

Ese chico de ojos azules al que Noelia admiró, dormía, aunque más de una vez se le vino a la mente esa chica regordita la cual le dedicó tantos llantos, no sabia el daño que había echo, un daño que no iba a cambiar, le importó más un físico que una personalidad y detrás de una personalidad que lo quisieran, que lo quisieran de verdad. Como Noelia lo hizo.

En la habitación de Noelia.

Tras un par de horas Noelia esperanzada en que fueran las siete de la mañana, seguían siendo las seis y cuarto de la madrugada, ¿que le diría su profesora de educación física? A primera tenía esa clase que tanto odiaba, ella y todo el centro en el que estudiaba. Solo de pensar en la clase de esa profesora a Noelia le entraban agujetas, pero tras sus reflexiones llegó la hora, eran las siete y tocaba vestirse e irse al instituto. Quizás vería a ese chico de ojos azules que ya no creía amar, si no odiar, bueno quizás no sentía nada por él, el odio es un sentimiento y no sentía nada, ni pena.

A las ocho y media cualquier día de Abril.

Allí estaba la Chupipandi al completo cuando Noelia llegó, se dieron un gran abrazo, y entraron enseguida a clase con grandes carcajadas; hoy era el gran día de Noelia, todo era perfecto.

Diario de una adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora