Más problemas.

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Son las 23:41 de la noche, de cualquier, de cualquier día y en cualquier ciudad, Noelia está en su habitación asomada a la ventana viendo como pasan y pasan coches sin cesar, hasta algunos se saltan semáforos, ve como los árboles que hay cerca de su ventana no dejan de mover sus hojas por ese viento de las noches de primavera, y allí a lo lejos en una puede divisar una pareja dándose un beso, dos o quizás tres, al menos ellos tienen amor, pero es empalogoso los enamorados solo le caen bien cuando ella está igual. Cada vez se le acumulan más problemas, su bulimia, el instituto, familia, y sobre todo el problema de su madre, la historia de Noelia es realmente increíble, después de estar un rato embobada mirando las mismas casas de alrededor, mirando las mismas calles, abre más la ventana, y se tumba en la cama escuchando 21 Guns de Green Day, esa canción le apasiona, no se le da nada bien el inglés pero si le pusieran una insturmental de esa canción la cantaría en un inglés perfectamente pronunciado de tantas veces que la ha escuchado; cuando acaban esos 5:26 minutos que dura esa canción Noelia abre los ojos, nuevamente los tiene de color rojizo, cristalinos que solo implica una cosa, nuevos llantos. Pero no esta vez no, le apetece fumarse un cigarro, todos duermen a esas horas de la noche, sus padres llegan cansados de trabajar, y su hermana no está aunque es la única de su familia la cual sabe con exactitud sus problemas y que sabe que fuma, más de una vez le ha dado tabaco; Noelia se dirige hacia su armario, lo abre y detrás de varias de cajas de zapatos guarda su 'tesoro' en una bolsita de color rojo tiene un paquete de tabaco y un mechero peculiar con la cara de Finn, el protagonista de hora de aventuras aun le siguen gustando esos dibujos, mira el tabaco con un poco de asco suele comprar Camel, es su marca favorita y le deja un buen sabor de boca, pero en cambio esta vez compró Elixir una marca de contrabando no tenía bastante dinero para un Camel, parecía que lo que fumaba era mataratas en vez de tabaco. 

Se acercó nuevamente a su ventana, una nueva oleada de aire le recorrió la cara, así secando sus lágrimas; ella se fijó de nuevo donde estaba esa pareja besandose pero ya no había nadie, solo pasan coches aunque ahora el ritmo a esa hora era menor al que hace un rato, enciende el cigarro, aunque el viento nocturno de primavera se lo ponga difícil apagándole la llama del mechero; a cada calada Noelia se libera de su vida por instantes, bueno, si se le puede llamar vida, más bien rutina; de pronto comienza a pensar en la carta que vió cuando llegó del instituto, una carta en la que iba a romper en llantos a la familia, una carta del hospital. Estaba sola en casa  hasta las cinco y media de la tarde que llegaba su madre, cuando leyó esa carta rompió en llantos al igual que habrían roto sus padres esa maldita mañana, ponía la posible detección de un cáncer en el pecho de la madre de Noelia, cuando leyó esto solo quería que la tierra la tragase, ¿cuantas veces se había peleado con su madre?, ¿cuantas veces se habían gritado?, ¿cuantas veces le había negado un beso?, ¿cuantos enfados? solo le venían a la mente malos momentos de los cuales se arrepiente totalmente; ahora ya no lo pudo contener sus lágrimas corrían por sus mejillas ella lloraba únicamente cuando estaba a solas, no quería que nadie viera lo débil que es. Sus problemas eran mayores a los de hace unos malditos meses atrás, necesitaba aliviarse, sabía que no era lo mejor que podía hacer pero sacó de nuevo algo que creía superado, un nuevo sacapuntas, nadie sabe que cuando las emociones se acumulaban esa era la única manera de obtener satisfacción instantánea, liberarse de ella misma; muchas personas decían has intentado matarte, pero no todavía no lo había intentado aun así no le importaba en absoluto lo lejos que pudiera llegar.

Diario de una adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora