Nueva vida

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Harry James Potter “El niño que vivió… y venció”


Aquello sucedió el día final del torneo de los tres magos, en dónde después de tocar la copa había sido transportado junto a Cedric al cementerio. Vio revivir a Voldemort.

Pero habían subestimado al dichoso elegido, Potter se había dado cuenta de que algo no andaba bien. Como si el hecho de que su nombre saliera de la copa no fuera ya algo bastante sospechoso, su instinto le había incitado a investigar más y poner atención a su alrededor. Contrario a lo que habían creído, el si se dio cuenta de que el temible “Ojo loco” no era el verdadero.
Claro que no previo lo del traslador y mucho menos la muerte del chico que le acompañaba.

Pero al menos tenía un plan, porque sabía que antes de que terminara el curso se vería cara a cara de nuevo con el temible ser oscuro. Era cierto que el hecho de que aquello sucedió en la prueba final le tomo por sorpresa, sin embargo estaba preparado.

Su sangre había sido infectada, de una manera en la que no lo afectará a el mismo de forma negativa aparte de que tenía un antídoto, así que tan pronto como el mago oscuro volvió el chico sabía que no tenía los temibles poderos que aterrorizaron por mucho tiempo al mundo mágico.

Una vez que tuvo tiempo logro llamar a la orden del fénix y a sus amigos. Incluso algunos aurores venían con ellos. El mismo director de Hogwarts al igual que el profesor Snape llegaron a la escena.

Aunque Harry se vio un poco sorprendido por la presencia de este último e incluso le desagrado la idea de que el director le trajera, todas esas ideas se fueron de su cabeza cuando en medio de la batalla el profesor le salvó la vida.

Y aunque le costará admitirlo: sin el no hubiera vencido.

Severus se había atravesado cuando el mismísimo Voldemort trato de atacar a Harry por la espalda, recibiendo así la maldición Cruciatus que iba dirigida al muchacho. Dándole tiempo a este de voltear y poder encarar al señor oscuro con un rayo de su varita.

Y fue así como, luego de que ambas varitas se unieran en un rayo, Harry termino venciendo a Voldemort. La sangre había ayudado, estaba demasiado débil como para hacer frente al chiquillo.

Luego de ello se capturaron a todos los mortífagos presentes y se atendieron a quienes fueron heridos, incluido el profesor de pociones.

El orgullo de Potter era mucho, pero tenía que admitir que sin ese hombre la imperdonable le había dado y Voldemort lo hubiera asesinado.

Así que agradeció personalmente al mayor una vez que pudo hacerlo. Más bien la última en la que tuvo tiempo.
Ya que, como era de esperarse, luego de vencer al mago oscuro todo el mundo mágico hablo de el. Lo llamaron héroe y le persiguieron periodistas a más no poder.
Sinceramente fue el peor verano de todos para el tan famoso muchacho, era tan acosado que el propio director lo escondió a mitad de las vacaciones. Lo único meramente bueno es que pudo ver a su padrino un par de veces.

Aunque se sentía bastante aislado y tenía constantes pesadillas con la muerte de Cedric. Además de que su cuerpo se sentía extraño, no sabía explicar lo que ocurría pero algo era diferente. Lo había notado desde que vio a Voldemort volverse cenizas. Pero vamos, en aquel momento no se había puesto a pensar en ello. No podría haberlo hecho viendo todo el caos a su alrededor.

Pero ahora, estaba consiente de que sentía algo extraño recorrer todo su cuerpo y siempre terminaba en el mismo lugar: Su estómago. Despertaba cada mañana con una mano en el y aunque intentaba saber si era algún dolor estomacal o herida de la batalla, jamás encontró indicio de ello. Por lo cual termino dándose por vencido respecto al tema. Ya luego le diría a Dumbledore acerca de ello, por ahora solo contaba los días para salir de su escondite.

Tanto era el deseo que las semanas pasaron rápido, llegando así el día en el que volvería a Hogwarts. Fue tanta su alegría que todo el camino le pasó tan rápido. Para cuándo se dio cuenta ya estaba en el gran comedor con sus amigos y teniendo a muchos compañeros haciéndole preguntas.

Suponía que no se podía evitar, así que se dio tiempo a responder a todo. Pidiendo al mismo tiempo que le tratarán como un chico normal. Cosa que sucedió y agradeció con toda el alma.
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Hace poco había comenzado el curso, apenas dos semanas de ello para ser exactos.
Y, a pesar de que el rumor de que el oscuro profesor había recibido la imperdonable que iba dirigida al tan famoso muchacho se había extendido por el castillo entero, Severus seguía siendo igual de frío y terrorífico como siempre. El miedo que los alumnos le tenían no bajo ni un poco.

Seguía quitando puntos cada que podía a los leones y de igual manera tenía aún peleas con el tan famoso Potter. El mocoso le había dado las gracias por salvarlo pero al regresar a Hogwarts volvía a ser igual de insolente que su padre. Por ello se enorgullecía de hacerlo rabiar y ver que no podía hacer nada al respecto pues, héroe o no, seguía siendo su alumno. El tenía la autoridad bajo los viejos techos del castillo.

Hoy de hecho tenía una clase compartida de leones y serpientes, su día favorito de la semana. Podía dar puntos a su propia casa a la vez que les quitaba a la casa contraria.

Pero por alguna razón, ese día despertó mucho después de la hora en la que solía levantarse. De hecho batallo un poco para abrir los ojos, sentía el cuerpo pesado como si hubiese estado haciendo ejercicio. Claro que lo hacía, pero la noche anterior no recordaba haberlo hecho. Más bien tenía todo borroso respecto a ello. No sabía ni cuando se había acostado.

Mayor fue su sorpresa al sentirse un poco pegajoso, odiaba la sensación. Al parecer había estado sudando y… ¡Por Merlín! ¿Lo que había sobre su estómago era semen? Y pronto también sintió que le dolía el miembro. Se hizo una idea de lo que sucedió. Pero por más que miro a su alrededor no encontraba signo alguno de otra persona en su habitación, no parecía que hubiera estado ahí alguien más que el.

Embarazado de mi Profesor (Snarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora