La llegada de Sirius

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La noche paso demasiado rápido para disgusto de Harry que quería tener más tiempo para saber que iba a decirle a su padrino y a Remus, ya era de día y tenía que encaminarse al gran comedor. Pero ahí estaba el chico de cabello desordenado, observando la puerta de salida del despacho en el que ahora vivía, tratando de buscar en su interior el tan famoso valor Gryffindor.

Quería enfrentarse a Sirius, necesitaba hacerle saber que lo que hizo no estaba bien y sus actos no se justificaban solo porque era un adolescente en aquel tiempo. Al igual que necesitaba dejarle en claro a Remus que el solo observar tampoco había estado bien y era igual de culpable que los demás merodeadores.

Pero ¿Qué haría si ambos hombres se enojaban con el? No quería perderlos, ya había perdido a personas muy importantes. A ellos ya los consideraba parte de su familia, desde tercer año no se sentía tan solo en este mundo y el solo hecho de pensar que podrían irse de su lado le causaba un inmenso dolor.

Sin embargo su maldito complejo de héroe le decía que debía arriesgarse, que debía decirles a ambos que estaba mal lo que hicieron y que Snape merecía una disculpa por todo. El tipo no era su persona favorita, pero algo en su interior le hacía querer ayudarle a superar esos traumas que seguramente tenía.

Harry también tenía algunos, recuerdos dolorosos con los que antes tenía pesadillas y que a veces le hacían llorar, la propia marca “D” en su torso era algo con lo que fácilmente se ponía sensible. Era horrible sentirse así y no poder avanzar, no lograr dejar esos recuerdos atrás. Él no quería que nadie pasará por esa experiencia de no lograr avanzar y tener horribles recuerdos de una etapa que se supone debía ser la mejor de la vida, ni siquiera Snape, por muy hijo de mierda que fuera, se merecía eso.

El de lentes pronto ya tenía su decisión, maldecía internamente nacer con ese complejo de héroe pero agradecía tenerlo también, tenía que admitir que aunque se puso en muchos peligros también le saco de otros. Sin ese complejo de héroe jamás hubiera salvado a Ginny de la cámara de los secretos.

Hablando de Ginny, ahora que venía a su mente, se pregunto si ella ya estaba en el gran comedor. La chica le transmitía una enorme tranquilidad, había dejado de ser esa niña obsesionada con él y paso a convertirse en una jovencita muy madura para su edad. Hasta podía parecer mayor que Ron en cuanto a forma de pensar y resolver las cosas. Tal vez debía preguntarle a ella primero sobre que hacer…

Al final, Harry solo suspiro y por fin salió del despacho y camino a paso lento. Sirius ya debía estar en el gran comedor pues en el escritorio de Snape había encontrado un periódico de hoy, el correo ya había llegado y en el venía exactamente en primera plana la liberación del tan famoso Sirius Black. No leyó el artículo por completo pero básicamente se trataba de que su padrino jamás fue culpable y que solo tendría que hacer un servicio comunitario para pagar por haberse escapado de Azkaban, ya que aunque era inocente el salir de la prisión era un delito.

Obviamente Harry pensó que eso era una tontería y que debía ser el ministerio el que cumpliera algún castigo por tener a un hombre inocente recluido en ese horrendo lugar. Pero entendía que por más que se enojara, ellos seguirían en la misma postura y era mejor agradecer que solo fuera servicio comunitario y no dos años en Azkaban, su padrino no lo soportaría.

El joven se obligó a salir de sus pensamientos una vez que estuvo a unos pasos del gran comedor, ahora tenía muchos más nervios que cuando estaba en el despacho de su profesor, sentía como su cuerpo temblaba y algunas gotas de sudor se resbalaban en su frente, su respiración se volvía pesada y entrecortada.

Estuvo a punto de retroceder e ir a la cama de la habitación en las mazmorras, había descubierto que ahí se sentía bastante seguro y le calmaba a sobremanera, mucho más que un abrazo de sus amigos o incluso el Quidditch. Pero no podía pasarse todo el día escondido en ese lugar, en algún momento tendría que enfrentar a su padrino y prefería tener la plática con el antes de que se enterase de su nueva condición y el bebé que ahora se formaba en su interior, aparte claro del nombre del otro padre.

Pero justo ahora sentía que quería correr lejos…

¡No! ¡Él es un Gryffindor, joder! Se supone que los leones tenían mucho valor, él no iba a decepcionar a su casa, claro que no.

Así que sacando de lo más profundo de su persona aquel característico lado Gryffindor avanzo rápidamente los pocos pasos que quedaban en su camino. Parándose justo en las puertas y mirando fijamente la mesa de los profesores.

Extrañamente su mirada se dirigió primero al lugar del maestro de pociones, estaba vacío y eso por algún motivo le quitó bastante de su valentía pero aún así se esforzó por mantener la frente en alto y mirar ahora en busca de su padrino.

No tardó en encontrarlo, en la mesa de los profesores entre Remus y Dumbledore se encontraba Sirius Black. Lo miraba con esa radiante sonrisa, diciéndole con sus ojos llenos de brillo que ahora podrían formar la familia que le había prometido en su tercer año, ahora era libre y le daría un hogar a su ahijado. Eso le hizo sentir un dolor en el pecho a Harry…

Pero una nueva sensación lo invadió al darse cuenta que no solo su padrino lo veía, todos en el gran salón voltearon su mirada hacia él, el periódico ya había llegado como pensaba y recordaba vagamente que en el artículo venía una declaración de Sirius dónde dejaba muy en claro que ahora se llevaría a vivir con el a su ahijado y serían la familia que siempre debieron ser, obviamente todos los alumnos sabían que Sirius no estaba al tanto de su matrimonio y el bebé que tendría de Snape, al parecer todos querían ver cómo el chico de oro le confesaría a su padrino aquello.

Y ahora sí, todo su coraje Gryffindor cayó en picada como la lechuza de su mejor amigo, se sentía tan vulnerable y quería ocultarse en algún lugar pero al mismo tiempo no podía moverse, ni siquiera avanzo de la puerta y estaba completamente inmóvil.

Pero entonces Sirius se movió hacia el, parecía algo preocupado por la actitud de su ahijado y Harry malinterpreto esa expresión.


¿Y si ya se dio cuenta?” Pensó de inmediato el joven “No, aún tengo el vientre plano… Pero tal vez pueda saberlo por el olfato de hombre lobo de Remus… o Dumbledore pudo haberle dicho…” La mente de Harry empezó a entrar en un debate interno, causándole un fuerte dolor de cabeza.

Embarazado de mi Profesor (Snarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora