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Remi estaba cabreado, pero esta vez no era por los idiotas de  sus hermanos o por los imbéciles que trabajaban con ellos en el Santuario.

Le molestaba ella.

Le enfurecía el hecho de que desde que había hablado con Vane parecía haberse convertido en un ser sin espiritu. Bajaba en silencio, saludaba con voz baja, no sonreía o intentaba hacerle burlas, había días que cantaba tan bien como siempre, pero algo se sentía diferente en su modo de actuar, no hablaba o conversaba con nadie. No había podido evitarlo, había ido a verla jugar con los cachorros, pero no estaba como en días anteriores, se limitaba a jugar, casi no hablaba, incluso él podía ver que los cachorros podían percibir su estado de animo y parecían más tristes que de costumbre, inclusive sus sobrinos lo habían notado, estos solían jugar con los lobos, pero se daban cuenta que algo pasaba pues estos no estaban tan juguetones como siempre.

Lo había pensado por días, nunca le había interesado el estado de animo de nadie, pero por alguna razón deseaba que la chica ese día llegase con una sonrisa burlona en los labios y le lanzará algún comentario cuando se equivocará o lanzará alguna indirecta cuando Natalia o Penélope lo molestaran.

Todos su hermanos habían notado el cambio, ella no era mal educada con ninguno, pero claramente sentía una gran molestia hacia Fang. Sus hermano habían guardado silencio y no habían comentado nada de lo que ella había hablado con Vane, pero no era necesario que lo dijeran, la noticia había llegado al Santuario.

Stone se había emparejado con Star Kattalakis, se habían vinculado.

Vane no podía matarlo.

Él comprendería si ella estuviese furiosa, si hubiese destruido el lugar en un ataque, pero le confundía que ella estuviera tan pasiva. No hablaba, no reñía, no actuaba. Parecía como si todo el tiempo estuviera cansada.

Él la había visto ese día, al cerrar el bar había ido a su habitación, no deseaba hablar con sus hermanos , todos se preguntaban que era lo que había pasado y él no tenía ganas de sacar conclusiones. La había visto llorar amargamente en su balcón por una hora, después se había quedado dormida, él se sintió con la necesidad de ayudarla, así que centelleo a su balcón, la tomo entre sus brazos y la recostó en su cama. Tenía una expresión de dolor en el rostro a pesar de estar dormida, la observó por unos instantes mientras se acurrucaba en su cama, se quedo con ella un par de minutos, pero terminó regresando a su habitación, había sentido cosas que hacía años que no sentía.

Por una extraña.

Sol había abierto la puerta del bar, Remi sintió su vena saltar en cuanto la vio con la misma actitud de los últimos siete días. Saludo débilmente a todos y como de costumbre se sentó junto a él en la barra. Penélope le sirvió unos waffles con miel y mermelada, ella le agradeció y comenzó a comer en silencio, su cuñada hizo una mueca mientras la mirada comer. Su tristeza fluía a través de todo, era como si pudiese contagiarlos con su estado de ánimo, cualquiera que este fuera. Él por primera vez se pregunto si tal vez eso era parte de sus poderes. 

Maxis les había comentado que el temblor fue provocado por ella, él la había bloqueado por el resto del día, al parecer Sol no podía controlar bien sus poderes, lo cuál traía como consecuencia que sus emociones se manifestaran como una explosión de sus poderes.

-Hoy hay un festival- Señalo Tanya del otro lado de la barra -Eres rápida con los pedidos ¿Podrías meserear? Hoy Serre lavará los platos con Remi-

-¿Por qué yo?- Cuestiono Serre molesto, Natalia le jalo la oreja.

-Porque Tanya lo dice- Le señalo ella, Serre susurró una grosería por lo bajo, Natalia lo miró con los ojos entrecerrados, observó como la comisura de los labios de Sol subió, pero no termino de sonreír, Remi sintió una patada en el estómago.

Una luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora