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Sol estaba cepillando su cabello frente al tocador, nunca se había sentido tan satisfecha y feliz, todo su ser estaba en paz, no deseaba salir de esa nube de placer pronto.

Remi la había adorado durante dos días, era amoroso, a su manera, podía ser gruñón y enojón, pero también era amable y cariñoso. Le encantaba su mirada traviesa y sonrisa llena de promesas. Si, ese oso la había encantado.

-¿Por qué le sonríes así al espejo?- Remi había entrado a la habitación, él ya estaba vestido, después de asaltarla en la mañana (como ya se estaba volviendo costumbre, no creía que algún día se quejara sobre ello), la había dejado dormir un rato más para él levantarse a hacer el desayuno, ella se había levantado para intentar ponerse decente, su cabello había sido un desastre hasta que lo había cepillado, tenía la apariencia de haber tenido una noche movida, lo cual era cierto.

-Me gusta lo que veo- Le dijo mirándolo a través del espejo, Remi sonrió un poco, dejo la charola con el desayuno en la cama y camino hasta ella.

-A mi tambien- Sol sonrió, dejo el peine sobre el tocador y tomo la mano que Remi acababa de colocar sobre su hombro y la beso -¿Cómo amaneciste, Soleil?- Con la otra mano él acunó su rostro, ella se dejó acariciar.

-Maravillosamente llena- Remi gruño satisfecho, se agachó con un movimiento ágil y la tomo entre sus brazos, se sentó en la silla donde ella se encontraba mientras la cargaba -¿Qué vamos a hacer hoy?- Remi la rodeo con un brazo para sostenerla y la otra la colocó en su cintura, ella comenzó a jugar con un mechón dorado.

-Hay una feria de vinos en el pueblo vecino. Música, baile, comida y vino, tus cuatro cosas favoritas- Ella le dió un golpe juguetón, si, le gustaba beber vino, pero él lo decía en un tono bastante burlón.

-Tonto- Remi le dió un beso rápido y después beso su frente.

-Estaría encantado de quitar está seda de tu hermoso cuerpo, pero no deseo que estés cansada o adolorida mientras caminamos así que vamos a desayunar- Sol soltó una risa, Remi le dió un último beso y la llevó hasta la cama, la sentó y se sentó frente a ella.

-Antes de que nos vayamos, me gustaría hablarle a Juliana- Remi asintió mientras le daba a comer una tostada con mermelada, ella acepto, le dió una mordida para después masticar y tragar -¿Le has dicho a tus hermanos?- Ella le mostró la mano que tenía su marca de apariamiento, él la tomo y se la beso, ella sonrió.

-No, todos enloquecerían y querrían que regresemos para celebrar, así que he preferido guardar silencio, prefiero que tú lo digas- Ella frunció la nariz y él sonrió -Nos iremos mañana, preciosa- Ella no pudo evitar hacer un puchero, extrañaba a su hermanos, pero le encantaba ese lugar, principalmente porque estaba con Remi.

-¿Vendrá Kyle por nosotros?- Él asintió.

-Si, me llamo mientras hacia el desayuno, tiene que hacer unas cosas para los demonios Carontes durante la semana, por lo que si viene por nosotros sería hasta dentro de una semana -¿Qué deseas hacer?- Él tomó su mentón, ella dudo, pero no era bueno estar solos por muchas razones, la principal era que Stone podría atacarlos si se enteraba que estaba solos en ese lugar, la segunda eran sus hermanos y la tercera que si se quedaba más tiempo, probablemente no quisiera irse.

-Me encantaría quedarme aquí, pero temo que nos ataquen y no me gustaría que mis hermanos piensen que pretendo abandonarlos- Él asintió y  beso sus labios para darle en la boca un pedazo de jamón.

-No he detectado ningún oso Kattagaria cerca, no te preocupes- Ella lo miro fijamente -Ni algún lobo Arcadio-

-No quiero arriesgarte, Remi- Él chasqueo la lengua.

Una luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora