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Grace la miraba fijamente, ella había hecho una pregunta al aire, Grace parecía pensar como responderle, el silencio se instalo en ambas, ella se sintió incomoda.

-Todas las personas son diferentes- Había comenzado Grace -No te sientas culpable por lo que sientes, aunque sea solo deseo, todos tenemos derecho a desear y sentir atracción por otras personas, no esta mal lo que sientes así como tampoco debes sentirte culpable si en el proceso recuerdas cosas del pasado-

-Remi me ignora completamente- Se había sincerado con ella, le había hablado sobre el encuentro que había tenido con Remi. Este se había alejado de ella, inclusive ya no se sentaba en la barra, solía comer al lado de Max o del hijo de este, inclusive algunas veces comía en la cocina. Max había aceptado practicar con ella, solían utilizar a sus hijos o esposa de carnada, Maxis sabía que le tenía el respeto (y miedo) suficiente para que se atreviera siquiera a pensar hacerle daño a su familia; pero el asunto que le estaba poniendo de nervios era lo que estaba sintiendo, esa atracción hacia el oso que no podía explicar, porque todo el mundo sabía que el animal tenía un carácter de la mierda.

-¿No has pensado que tal vez te esta dando tu espacio? Al final tú lo corriste de tu habitación, no debe saber como actuar contigo- Ella tragó nerviosa, lo había pensado muchas veces, en su mente durante días había repasado esa escena, ella lo había echado, realmente no era culpa de él. Él se le había lanzado encima, pero ella le había correspondido, al final los dos continuaron, pero ella lo había terminado al recordar lo vivido con ese bastardo.

-¿Siempre será así? ¿Cada vez que yo... bueno... cuando yo...- Grace sonrió comprensiva.

-Cada quién avanza de manera diferente ¿Cómo crees tú que podrías dejar todo atrás?- Ella lo pensó un par de veces.

-Tengo miedo Grace- Cerró los ojos -Tengo miedo que él regrese por mi o mis hermanos, no puedo salir de aquí- Señalo el Santuario -Estoy condenada a este lugar hasta que ese hombre deje de existir y Vane no puede hacerme justicia- Grace hizo una mueca -Necesito justicia para seguir adelante-

-Se que es difícil, sobre todo sabiendo que tu agresor esta libre e impune, pero si te conforta, la vida da muchas vueltas, tarde o temprano todos obtienen su merecido- Sol suspiró -Y un consejo de amiga más que de terapeuta, no dejes que ese bastardo arruine tu vida, si tienes una oportunidad de ser feliz, no la sueltes, todos merecemos un poco de felicidad. No vivas en la miseria por lo que ha pasado, abraza tu vida y vívela lo más dichosa que puedas, he visto casos complicados pasar frente a mis ojos, pero la felicidad esta al alcance de todos, eso te lo puedo asegurar- Sol quiso creerle, Grace escucho su teléfono -Disculpa- Sol negó, no había problema, Grace tomo la llamada -Si amor, todo esta bien, bajamos en unos minutos-

-Lo siento, nos hemos pasado del tiempo- Le dijo en cuanto Grace terminó la llamada, Grace minimizo con la mano.

-No te preocupes por eso- Grace la miró -¿Entonces sientes este lugar como una cárcel?- Sol se removió incomoda.

-No puedo salir a ninguna parte, todos parecen a gusto viviendo todos los días aquí, pero...-

-¿Has preguntado si alguien puede acompañarte fuera?-

-Realmente no quiero causar problemas, se que este lugar esta hecho para protección, me da terror decirle a alguien que salgamos y nos ataquen- Grace estuvo pensativa.

-Hagamos algo- Pensó Grace -El viernes por la tarde no tengo citas, podría decirle a unas amigas que salgamos, créeme, realmente encuentro difícil que alguien se atreva a atacarlas- Sol se sintió curiosa, pero se sintió sobre todo emocionada.

-¿De verdad?- Grace sonrió ante su tono alegre, asintió -¿Podría llevar a Juliana y Luna?- Grace asintió, pero ella lo pensó -Los niños-

-Hay muchas personas que pueden cuidar aquí de ellos, se que tus hermanos son tu responsabilidad, pero eres joven Sol, debes vivir, Aimee o Samia estarían encantadas de cuidarlos- Ella tragó nerviosa, le resultaba difícil, pero termino aceptando.

Una luz en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora