Prólogo

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Dos pequeñas figuras se mantenían ocultas en las escaleras que daban camino a la sala, observando en total silencio cada paso del ritual que tomaba lugar entre las cuatro paredes de una oficina, riendo al tiempo que se echaban a huir ante la mirada de una mujer a través de la puerta entreabierta, sonriendo maternalmente por la travesura de ambos pequeños.

La menor se deslizó por sobre las mantas tendidas en el suelo, formando un refugio improvisado dentro de la habitación, reproduciéndose pronto la música infantil en algo que inocentemente creían desviaría la audición sobrenatural de los mayores, volviendo el niño a su lado.

Ambos se sentaron frente a frente, sonriendo cómplices ante la aguja entre sus dedos.

Una mueca se pintó en su gesto ante la pequeña gota carmesí que surgió como resultado de la pronta perforación con el objeto metálico en el dedo meñique. Acción seguida por el rubio

—Cuando sea mayor, yo seré tu alfa, y tú serás mi beta.

—Cuando sea mayor, tú serás mi alfa, y yo seré tu beta —sus deditos de entrelazaron, haciendo aquella pequeña promesa ingenuamente.

—Ese es el juramento de sangre, que sellamos en esta noche de luna llena.










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Reina de los VampirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora