Capitulo 38

23 2 0
                                    


Toda la rabia, el dolor, la confusión y la decepción regresan a mi como si se abriera la caja de pandora, desatando todas esas emociones que estaban guardadas. Siento como mi copa tiembla al verlos caminar juntos, riéndose, agarrados de la mano hacia nosotros. en ese momento alguien me coloca una mano en mi espalda. Levanto la vista y veo a Gabriel, dándome apoyo con su mirada.

Por eso Gabriel no quería que viniera, por eso su cara de preocupación, caigo en cuenta demasiado tarde. Se el momento exacto en el que la parejita feliz se da cuenta de mi presencia. A isabella se le congela la sonrisa en la cara y Oliver abre los ojos como platos. Ella se recuperó rápidamente.

-  buona noite famiglia- dice ella con voz angelical saludando a sus padres.

- Fratello- dice ella sonriéndole a Gabriel, él asiente.

- Tu debes de ser mi cuñada-dice dándole dos besos a una incómoda Rosa.

Cuando se dirige a mí su sonrisa vacila

- Hola Rebecca, un placer verte de nuevo - dice tomando del brazo a Oliver.

- Igualmente Srita-le digo con una voz que no parece mía.

Oliver saluda a los demás y cuando su mirada cruza con la mía siento un dolor inmenso.

- Hola Rebecca, mucho tiempo sin verte- dice con esa voz profunda que por meses tuvo mi corazón vuelto loco.

- Buenas noches Sr Cavalarri - digo con una voz que no reconozco, fría y sin ningún sentimiento. Veo un brillo de dolor en sus ojos cuando lo llamo por su apellido. Me alegro

- No sabia que se conocían- dice alegremente Doña Priscilla.

- Trabaje para el Sr.cavallari por algunos meses- respondo yo fríamente. Cuando Isabella le acaricia el brazo siento como mi autocontrol se tambalea.

-Si me disculpan, voy a saludar a un conocido - digo forzando una sonrisa con el poco autocontrol que me queda. Me aparto del grupo y camino rápidamente hacia la salida. Le pregunto a un camarero donde esta el baño y me dirijo allí. Cuando entro está vacío.

 gracias  a Dios.

Dejo la copa temblando sobre el lavabo y bajo la cabeza respirando forzado. Siento como las lagrimas escuecen en mis ojos y mi pecho se abre abriendo todo el dolor y la rabia que tanto me esforcé por controlar.

Darse cuenta que en su vida no signifique una mierda, que siguió con su compromiso como si nada  duele como el demonio. Estúpidamente llegué a imaginar que había roto por mi y que me buscaba. 

Tonta de mi. Solo fui un juguete en sus manos, el cual cuando perdió y ni siquiera le importó. Siento como las lagrimas ruedan por mis mejillas y me agarro al lavabo con fuerza. La puerta se abre y yo trato de contenerme.

Siento unas pequeñas manos agarrándome y cuando levanto la vista veo una muy preocupada Rosa. Me derrumbo contra ella

-chsss ya está mi amor, ya está- dice ella con voz suave llevándome hacia un cubículo y cerrando la puerta.

Yo trato de controlarme y respirar. Volver a meter toda esa rabia dentro de mi. Ella me acaricia el pelo mientras yo me calmo poco a poco.

- No puedo quedarme aquí Rosa, no puedo- digo cuando me calmo. Ella se agacha frente a mi, abre su cartera y saca unos pañuelos y limpia mi cara con ellos.

- Te vas a arreglar, vas a poner tu frente el alto y vas a salir- dice ella firme- que no crean que te han roto por dentro mi amor, eres mucha mujer-me dice ella con lagrimas en los ojos.

- No te pongas a llorar que ya no hay pañuelos- le digo tratando de bromear

Ella se ríe

-quería decírtelo esta mañana pero al verte tan feliz hablando con Diego pensé que daba igual, lo siento mucho Rebecca.

- No te preocupes mi amor, todo está bien- le digo.

Yo salgo del baño, voy al lavabo y me limpio las manos. Tengo los ojos rojos y el maquillaje un poco corrido.

- Vamos a arreglarte esos ojos- dice Rosa sacando un spray de su bolso- el rímel me da alergia así que siempre cargo con esto. echa la cabeza para atrás.

Yo me siento y hago lo que me dice. Ella me echa unas gotas y yo cierro los ojos.

Siento como toma mi bolso, abre y me pone un poco de polvo aquí y allá. Cuando abro los ojos ya no están rojos. Solo un poco acuosos.

-En unos segundos estarás bien- dice ella mirándome con cariño.

 Yo asiento mirándome al espejo. Ya no hay rastros de lagrimas.

- Voy a durar máximo media hora y luego llamo a diego -le digo a Rosa.

Ella asiente

-lista?

- lista -respondo.

HILO ROJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora