Capitulo 24: Una vida contigo, Sylvie.

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Capítulo 24

Una vida contigo, Sylvie

Los rayos de sol de la mañana me despiertan suavemente, mis ojos se abren para ver el dulce rostro de mi pequeña durmiendo en mis brazos. Puedo ver su cuerpo desnudo junto al mío y comienzo a recordar todo lo vivido la noche anterior. Ella compartió sus sentimientos conmigo y yo los acepte con mucho amor. Acaricio sus cabellos y aun no puedo creer que ella me ame tanto. Me siento feliz, muy feliz.

Me levanto con cuidado para no despertarla, me visto con una suave bata de seda y voy a la cocina a preparar el desayuno. Quiero mimarla mucho así que prepare chocolate caliente además de galletas y muffins de chocolate hechos por Nephy, los cuales mi niña lo adora. Mientras preparo todo y los coloco en una bandeja, empiezo a recordar el día que llego a mi puerta, ese día de la tormenta. Sylvie cambio mucho, se convirtió en una hermosa señorita, y creo que durante ese proceso se robó mi corazón. Ahora que lo pienso, mi hermana Esmeralda debió darse cuenta e intento hacérmelo saber. Creo que después la llamare para contarle todo.

Llevo la bandeja a la habitación y descubro que mi pequeña se acaba de despertar. Se la veía algo confundida, como si aún comprendiera lo que paso entre nosotras anoche. Me acerco a la cama con la bandeja, y mientras coloco la bandeja del desayuno sobre la mesa de luz al lado de la cama, con una dulce sonrisa le digo:

-Buenos días, mi pequeña dormilona ¿descansaste bien?

-Si... señorita... yo... descanse bien... -Me respondió con timidez, pero antes que ella diga algo más coloco mi índice sobre sus labios para que guardara silencio.

-Primero que nada... ya no me digas "señorita" nunca más... Solo llámame por mi nombre... Aurelia -le digo eso e inmediatamente la beso tiernamente en los labios.

Mi niña me abrazo y continuamos el beso por varios minutos más hasta que me separo de ella. La verdad es que si continuaba besándola, mi temperatura subiría y quería tomarla ahora y quería hablar con ella, y de paso desayunar. Le ofrezco una taza con chocolate caliente, la cual mi niña toma con ganas. Realmente ama el chocolate. Yo tomo un poco de mi taza y busco el valor de decirle lo que pienso.

-Sylvie... mi pequeña... - le dije- yo no soportaría separarme de ti ¡prométeme que siempre estarás a mi lado!

-Yo... seño... digo ¡Aurelia! ¡Yo nunca me alejare de usted! ¡La amo mucho! -me respondo como yo esperaba, mi alegría era enorme.

-Yo también te amo Sylvie...

La volví a besar y decidimos disfrutar el desayuno. Era día domingo así que no tenía intenciones de abrir la tienda y aunque tenía planeado salir a pasear con mi niña, decidí mejor quedarme en casa con ella y disfrutar todo el día solas. Después de desayunar nos fuimos a duchar juntas, lo cual era gracioso y nuevo para ambas porque, a pesar de estar viviendo juntas todo este tiempo, sería la primera vez que hacíamos algo así. Así que decidí hacerlo lo mejor posible, llene la bañera con agua y le puse sales aromáticas para perfumar el agua.

Ya ambas dentro de la bañera, disfrutamos el momento. Yo estaba sentada detrás de mi niña, y ella dándome la espalda. Le estaba lavando el cabello delicadamente, mientras ella disfrutaba mis mimos. Aun así ella trataba de cubrirse el cuerpo, no tanto su desnudez sino más bien sus cicatrices.

-¿Qué pasa pequeña? ¿Tienes vergüenza? -pregunte gentilmente, mi niña me miro sonrojada y con la mirada baja.

-A... Aurelia yo... son mis cicatrices... ¡son feas! -me dijo mientras se abrazaba ella misma.

-Mi niña, tus cicatrices te hacen bella.

-¿Qué?

-Así es mi niña, tus cicatrices te hacen bella porque demuestran lo fuerte que eres, porque sufriste cosas inimaginables y aun si, me regalas una gran sonrisa. -le dije mientras la abrazaba y le daba besitos en el cuello.

-Aurelia... yo...

-A mí no me importa tus cicatrices son feas o no, son parte de ti y a ti te amo como eres ahora.

-Aurelia... yo... -me sonrió dulcemente- yo también te amo.

Giro su rostro y me dio un dulce y apasionado beso, dándome a entender todo lo que sentía por mi. Mi niña era un dulce que no puedo evitar devorar, ya que mientras nos besábamos le tome sus pequeños pechos y comencé a acariciarlos. Sylvie empezó a dar dulces gemidos apenas los toque, ella es demasiado sensible y realmente eso me excita.

-Au... relia... ¿quiere... hacerlo acá...?

Yo seguía besándole el cuello mientras mi mano buscaba el sexo de mi niña. Los dulces gemidos de mi pequeña seguían incrementándose a medida de mis dedos la estimulaban. No tardó mucho en regalarme un hermoso orgasmo para después besarnos con tanta pasión que nuestros labios parecían fundirse. Pasamos ese día prácticamente encerradas en mi cuarto, acostadas en la cama, sin ropa y mimándonos todo el tiempo. Realmente fue un sueño.

Los días siguientes volvimos a la rutina que teníamos pero era diferente, ya que éramos felices compartiendo nuestros sentimientos. Sylvie mejoro con sus clases de diseño de ropa, al extremo que estuvo lista para diseñar su primer vestido. Fue divertido ver como uso a Aiko como modelo y como maniquí, pero el resultado final fue impresionante para una novata como es ella. Ese vestido, el cual estaba basado en su primer vestido que le regale, quedo tan hermoso que lo puse a la venta en la tienda, y no tardó mucho en ser vendido. Nunca olvidare su cara de asombro al ver que le entregue el dinero de la venta de su vestido.

-¿Y este dinero?

-Es tu parte por la venta de tu vestido. Se vendió hoy.

-Pero... esto es dinero de la tienda...

-Ese vestido fue tu diseño, te corresponde la ganancia del mismo. Es la recompensa a tu trabajo. Toma el dinero, es tuyo.

Mi niña miro el dinero y me dijo gracias con lágrimas en los ojos. Creo que jamás pensó que su trabajo tendría una recompensa así. Le dije que fue su primer paso para ser una gran diseñadora y ella me prometió poner todo su esfuerzo en ser una gran diseñadora como yo. Pero en realidad quiero que me supere, que sea mejor que yo. Sé que lo será.

Ya ha pasado un año desde que esa tormenta me trajo a mi pequeño amor y ha sido un año lleno de emociones pero que no cambiaría nada de lo que me a dado. Ahora me estoy arreglando para ir al restaurante de mi amiga Nephy, quien nos espera porque nos tiene una sorpresa allá para mi pequeña Sylvie. Estoy vestida muy elegante con un vestido negro estilo sirena, escotado en la espalda y al frente mostrando buena parte de mis pechos. Fui a nuestro cuarto a ver a mi pequeña a ver si ya estaba lista. Si, nuestro cuarto. Cuando iniciamos esta relación, le pedí que se mudara a mi cuarto, aunque su cuarto siempre será para ella. La encontré admirándose frente al espejo, ella estaba vestida con un vestido negro pegado al cuerpo y una pequeña chaqueta azul marino, tenía el cabello suelto y usaba un prendedor en forma de rosa azul en el cabello. De verdad estaba hermosa.

-¿Estas lista mi amor?

-¡si, ya estoy lista!

-¡Estas hermosa mi niña! ¡Toda una princesa!

Mi niña se acercó rápidamente y me beso los labios dulcemente mientras me abrazaba tiernamente. Eso me tomo de sorpresa pues casi siempre soy yo quien toma la iniciativa.

-Gracias... -me dijo dulcemente.

-Solo fue un cumplido mi niña.

-No solo es por eso -me dijo ella- estoy agradecida por todo lo que me has dado, le diste una razón para vivir. Ese día de la tormenta me salvaste de todas las formas que puede ser salvada una persona- una tímida lagrima corrió por su mejilla- ¡Gracias por salvarme, mi amada Aurelia!

Le limpie la lagrima de su mejilla, lo que dijo me conmovió pero lo que ella no sabe es que yo también fue salvada esa noche.

-Tú también me salvaste de una vida de soledad, mi pequeña Sylvie. -le di un dulce beso en sus labios y luego le tome de las manos- bueno ¿nos vamos ya?

-Sí, vamos.

Así salimos al restaurante de Nephy, a celebrar un año que fue especial, un año que pasaron muchas cosas y sobretodo celebrar que es el primer año de una vida contigo, mi amada Sylvie.

Teaching Feeling - Another StoryWhere stories live. Discover now