El Ángel Azul

Epílogo

Tres días más tarde

Fue una boda sencilla y precipitada.

Con un permiso especial y las bendiciones de los Mellark, Peeta y Katniss se casaron en el jardín de Octavia.

La pequeña Angela protestó durante toda la ceremonia, pero a nadie pareció importarle. Era un día demasiado perfecto.

Cuando Peeta le deslizó el anillo de oro en el dedo, Katniss lo miró a los ojos sonriendo.

Sí, él se marcharía en tres días. Pero en cuanto le hubieran asignado la base a la que tenía que trasladarse, ella y Angela se reunirían con él.

Mientras tanto, tendría a su nueva familia alrededor y un anillo de casada en el dedo para hacerle más fácil la espera.

‐Puede besar a la novia ‐dijo el sacerdote con una sonrisa de oreja a oreja.

‐Ésa es la mejor sugerencia que he escuchado en mi vida ‐contestó Peeta atrayendo a Katniss hacia sí.

Ella le echó los brazos al cuello y miró de reojo a Annie, que estaba tratando
desesperadamente de calmar a la niña.

‐Creo que tu hija también quiere un beso ‐bromeó Katniss sonriendo a su marido.

‐Tendrá que esperar su turno ‐le murmuró él al oído‐. En este momento estoy concentrado en su madre.

‐Entonces, bésame, marinero.

‐A la orden, señora Mellark.

Cuando los labios de Peeta se cerraron sobre los suyos, Katniss se dejó llevar por todo el amor que había en ellos.

-Katniss no puedo calmarla- dijo Annie acercándose a ellos y tendiendole a la niña.

-Damela a mi- dijo Peeta cargándola - ¿Que sucede princesa?¿Me extrañaste? -balbuceo a su hija, la cual paro de llorar y le dedicó una sonrisa tan brillante que lo derritió-. ¡Joder! eres la cosa más adorable que he visto.

Katniss los contemplo con lágrimas en los ojos, había encontrado todo lo que siempre soñó. No le importaba dónde irían a vivir, ni a cuántos lugares los destinaría la marina. Katniss sabía con absoluta certeza que su hogar se encontraría siempre allí donde estuviera su héroe.

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Llegamos al final de esta historia, recuerden que no es de mi propiedad y solo la adaptó.
Pertenece a Maureen Child