El último chico del salón

Capítulo 15

Había una vez un cuento de princesas perfectas, rescatadas por unos caballeros de armaduras plateadas que luchaban contra dragones y soldados que tenían prisioneras a esas princesas...pero un día desperté, y me encontré con una espada y trozos de armaduras en las manos.

Ese sueño se repitió varias veces cuando era un poco más joven que ahora, tal vez tres o cinco años atrás.

No entendía lo que era, aunque hoy tampoco lo hago en su totalidad, supongo que yo era una especie de soldado que tenía a las princesas y los caballeros de armaduras plateadas me dieron una paliza...eso creo.

De todas formas tuve que volver a clases...estaba en la biblioteca luego de un receso del establecimiento, y no, no estaba leyendo, solo estaba ocultándome con un libro abierto mientras me apoyaba en la mesa, esperando que nadie me notara aquí, y en eso estaba bien, después de todo, mis amigos son vagos y nunca vendrían aquí, como yo, solo que esta vez lo use para ocultarme. Después de solo querer dormir un poco, solo recordé todo.






— Bueno, entonces nos vamos directo a casa ¿O debes ir a tuya antes? — Leo me mira un instante con un lápiz revolviéndolo entre sus dedos.


Miro un momento el pizarrón intentando pensar si decirle o no lo muy decaída que me he sentido últimamente y usarlo como un pretexto para ir a casa y sentirme el doble de depresiva el resto del día. Pero analizando el hecho de que es bastante metiche en mis asuntos (o eso temo creer), debo pensar mejor en la excusa para que no la tome como otro pretexto para llevarme a su casa y tomarlo como una distracción, donde claramente para mí solo será una pérdida de tiempo.

— Pues…me llamó mi viejo porque debo atender un par de cosas en la casa, mi hermano salió por temas del trabajo —Digo todo rápidamente a medida que la idea se crea espontáneamente.

Miro el techo agradeciendo mi intelecto para salirme con la mía siempre que quiero.

— Mmm…pero tú sabes que estos son los días de clases, Rocket, no puedes no faltar, lo sabes —estoy seguro de que tengo más material para zafarme de esta.

— Yo lo sé, pero ve tú a explicarle eso a él. Además, no es dramón mío, es el trabajo de mi viejo —Me retuerzo un poco para alzar los hombros y expresar indiferencia respecto al tema. Sabía que si le explicaba más el tema me iba a pillar, no tenía por qué darle muchas explicaciones.

— Entonces cuando te desocupes…

— Uff es que a saber uno —Le digo riendo, ya las ideas se me estaban yendo.

— Rocket —Leonardo me mira y yo suspiro—. Siento que no me dices la verdad —trago saliva algo nerviosa, estoy echándole una mirada a Cal para ver si me salva de este compromiso, pero ella sigue atrapada en la mirada de Zack y en su sonrisa coqueta.

— Está todo bien.

— Entonces vamos, necesito que también me ayudes cooperando, por favor.

Vale, lo supo jugar.

— Llamaré para avisar mi ausencia —Salí un momento al baño, fingiéndole a Leo que haría la llamada y al maestro que me urgía el baño.

Me quedé unos minutos sentada sobre el retrete con mi móvil, mirando la pantalla para tomar una foto de mis zapatillas y el suelo sucio y subirla a Instagram, en realidad estaba aburrida y lo único que se me ocurrió escribir fue: “Cagándola como siempre, sino para qué estoy xd“

Me estaba entusiasmando en leer bobadas de la gente cuando Cal me envía un texto diciendo que me he demorado mucho y el maestro le preguntó a ella si había algún problema conmigo, para zafarme le dijo que andaba con dolores de la menstruación lo más probable y que eso había dejado al pobre hombre con  la cara roja y dejó de armar lío. Me reí obviamente, pero salí luego de un rato, me despeiné un poco y practiqué mi cara de sufrimiento para llegar tomándome el abdomen a clases.

Leo me miró mientras me sentaba, estaba algo colorado para cuando se me acercó a cuchichiar.


— ¿Te duele mucho? — Murmuró por lo bajo, lo miré un poco extraño, pero luego recordé a lo que Cal había dicho probablemente frente a la clase y me aguante una risa.