Llamé a mi trabajo para pedir el día libre y arreglar las cosas en casa de Nana, costó que me lo dieran, pero les dije lo de mi embarazo como para suavizarles el corazón, si es que eso funcionó o no, no lo sé, pero al menos me lo dieron. Es lo que vale a fin de cuentas.
Leo había ido a su casa por más de sus cosas, según él no se encontró con sus padres, pero su cara me decía lo contrarío, aunque no le dije nada. Imagino que ya es difícil esto como para darles vueltas al asunto. A mi defensa estaba el hecho de que no le obligaba a nada, lo había liberado.
—¡Listos! —Grite y salí al patio.
La anciana vivía completamente sola junto a un pequeño gato y sus flores del jardín, que por supuesto eran preciosas. No soy experta en flores pero eran muy lindas, su cuidado era increíble, lo digo de verdad: una vez intenté cultivar algunas pero siempre olvidaba el riego y se desvanecían al tiempo.
Me quedé sentada en la entrada de su patio, mirando como se movían con el viento y un pequeño colibrí agitaba sus alas bebiendo del néctar de cada una de ellas. Se veía libre y tranquila, me daba envidia y al mismo tiempo me transmitía la paz que necesitaba. Tiempo después llegaron dos pequeños colibrís a su lado y la miraron tratando de seguirle el ritmo: Oh, sus hijos. Se me revolvió el estomago y toqué mi vientre, sintiendo lagrimas salir de mí otra vez. Entre a casa para encontrarme a Leo y la anciana acomodando la mesa con el almuerzo de aquel día.Sonreí al ver lo atractivo que lucia Leo con una simple musculosa, una chaqueta jeans sin mangas oscuras y unos pantalones ajustados negros y rasgados, siempre con unas botas largas del mismo color. Por lo menos la polera era diferente el tono: gris.
¡Oh!
Espera.
¿Leo me parecía atractivo?, ¿desde cuándo siquiera?Tosí y me acerqué, Nana me señaló una silla y me senté en ella agradeciendo con la cabeza inclinada y en silencio. Leo se sentó a mí lado y la anciana quedó a la cabeza de la pequeña mesa. Era un gran plato de arroz con pollo al curry, olía apetitoso. Agradecí su comida y comenzamos a comer.
— Muchas gracias, señora —le dije limpiando mis labios con la servilleta y fui por el plato con ensaladas.
— Dime “Nana” eso es más familiar —miré a Leo y el me sonrió, luego siguió comienzo su plato, aún le quedaba bastante.
— Eres una tortuga —le dije y reí mientras me metía en la boca ensaladas verdes. Nana también rió mientras asentía.
— Y mantienes ese pelo tan largo tuyo —le dice y él le sonríe ampliamente. Me da curiosidad el parentesco que tengan puesto ella es bastante distinta a cualquiera en su familia, además de las evidentes canas, sus ojos son marrones, cabello ondulado y morena de piel, la familia Kissinger en general es de ojos claros y de piel más clara, incluso el pelo es liso.
Me mantengo en silencio mientras comparten anécdotas y se informan el uno al otro de su actualidad, Leo le comenta sobre sus calificaciones y los honores con los que salió, otro año más, pero el último. Suspiro, obviamente yo no tengo nada de eso para contar, sólo que logré graduarme y soy libre de ese estúpido establecimiento, por su puesto tampoco me interesaba la fiesta de fin de año, es mierda perdida.— ¿Me harías un favor? —Leo se me mira desde la puerta de la habitación. Nana se ha quedado en la cocina lavando la loza y nos impidió ofrecerle ayuda, eso si, le dije que se lo compensaría con un dulce por la tarde—. ¿Me cortas el pelo? Nana tiene razón, merezco un cambio, además, esta es una nueva etapa…
— Así que cerrando ciclos, ¿de eso se trata? —Me río y él se encoge de hombros mordiendo su labio inferior.— Vale, pero si tu también me ayudas con el mío, la otra vez no pasó —recordar cuando le pedí ayuda para las postulaciones y un corte de pelo es una cosa del pasado cuando ignoraba totalmente mi situación. — ¿Alguna idea? —Niega—. ¿Me lo dejas libre? —Entonces acepta, me llevo una banca de la sala a la habitación, Leo va por periódicos y los esparce alrededor de la banca, se deja una toalla abierta alrededor del cuello y con un cepillo, desenreda su cabello mientras yo veo cortes desde su celular ya que yo no tengo internet en el mío. Hay varios que parecen interesantes, pero me gusta mucho uno y pienso que le vendrá bastante, podría incluso darle actitud: mohicano es su nombre, digo, para dar la idea ya que dar detalles, buenos, no es lo mío.
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El último chico del salón
Teen Fiction¿Alguna vez sentiste la curiosidad por conocer al tímido de tu clase? Ese chico de allá atrás que pasa mayor tiempo del día sin llamar la atención. Rocket a pesar de estar casi acabando el semestre es obligada a pasar por clases especiales, o perder...