Capítulo 4

346 22 3
                                    

Como muchos dicen por ahí “Quien madruga, Dios le ayuda” tomé aquella iniciativa por la mañana del viernes, teniendo en cuenta el hecho de que la prueba seria a primera hora. Cuando salía al baño, papá estaba cerrando la puerta de su cuarto con el triangulo en mano. Entré de prisa y me recosté en la puerta de este, escuchando los pases discretos y caminando por el pasillo, luego el sonidillo del triangulo a lo lejos, en el cuarto de Orlando. Eso me hiso sonreír, miércoles y jueves habían sido suficientes, dejando de lado que el lunes también lo había  hecho.  También tengo claro que mi hermano ya trabaja, pero, eso no quita que a mí también me cansen los estudios, más cuando llegas a casa cansada y te pones a estudiar, logrando quedarte dormida de lo exhausta y no logrando mucho. Aún así, repasé algunas cosas y busqué videos por la red, siempre solucionaban dudas.  Me concentré en acabar luego la ducha, alistarme y maquillarme lo poco y nada para salir del baño y que mi padre lo ocupase mientras mi hermano estaba abajo con el desayuno.

Mentiría si dijera que no había hecho papelillos de apuntes en caso extremo durante el examen, vamos, yo sé que a todos nos toca alguna vez, a todos excepto a lo cerebritos, o más bien dicho cerebrotes.  Como siempre, Orlando advirtiéndome de mi preciado skate, enserio, no por nada usabas unos short elásticos bajo la falda, para evitar esos accidentes que cree mi hermano. De igual forma, no me quedo de otra que agradecer su preocupación. Entré con cuidado en el instituto, buscando con la mirada a Cal, quien se hallaba de espaldas a mí en una esquina, charlando animadamente con un grupo de chicos que conocía perfectamente. Acomodé mi cabello, o más bien lo quité de mi cara dejándolo a un lado, para caminar a su dirección Roberto me apuntó con el dedo y ella volteó a verme sonriendo. Se despidió de los chicos y vino a mi encuentro.

— Qué tal para el examen ¿eh? Estoy segura que Pepinillos no la hará muy fácil —diría que su forma de animarme me gustaba bastante, lo diría si mi vida dependiera del sarcasmo. En tal caso, ahora estaba distraída recordando a los chicos  ayer mientras los miraba tras de ella. Aún con las mejillas coloradas, ni el protector nos valió para engañar los rayos UV.

— Me duede da puda cabezah —me liberé llevando mi diestra a la frente. Mi voz sonaba algo gangosa, sutil de mi parte enfermarse antes de un examen.

— Wow, suenas horrible —baje los parpados para mirarla con mi cara de no amigos que no me simpatizan—. Ya, no te pongas pesado —a veces olvido mencionar eso, pero yo había dicho, creo. Soy la chica chico del insti, como vivo con dos hombrecillos, se me pegaba mucho el género, y siempre cometía errores en público a como referirme a mí, femeninamente, así que, cuando ya muchos lo notaron, comenzaron a hacerlo de igual forma, primero de molestosos y luego de costumbre, por mi poca femenisidad(?) (No sé cómo debería decirse, nótese mi culto)

— Da iguad ¿dime pod ed amod que de tieneh a Zad que estudiasteh? —Roge con una mirada que cachorrito, cachorrito rostizado por el sol, debo agregar.

— Más o menos —hiso una mueca que no me gusto mucho la verdad. Mierda, estaba perdida, si ya lo estaba antes, ahora lo estoy más—. Ocurre algo Rocket. Ayer luego de clases Zack me invitó al cine, así que fuimos y todo,  y pues se nos fue la hora después haciendo el tonto por ahí y llegando a casa agotada me tiré a cama directo —triplemente mal. Sí, tal vez suene abusiva, pero es que en estos momentos es cuando mi amiga me ayuda en pruebas, y es decir, me daba las respuestas durante el examen, yo sé que me entienden.  Suspiré dejando caer mis hombros—. Lo siento mucho, yo sé que…

— No —interrumpí, no era su culpa, ella debía vivir como cualquier chica enamorada a su edad, eso lo respetaba más que nada—. No tienes porqué disculparte, está bien que hayas salido a disfrutar con tu novio. Yo sé lo mucho que has esperado esto —yo sentía que no era protagonista de esto, que era testigo del amor que Cal estaba teniendo y que ella, sí era la principal de esto.

El último chico del salónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora