Era una fría noche de invierno. Una densa capa de nubes cubría todo el cielo de Teselia, como si la naturaleza quisiera ocultar algo a sus habitantes.
Entonces, en medio de ese mar de nubes nocturnas, una figura blanca se movió. Poseía ojos azules y avanzaba silenciosamente. Sobre su lomo, iba la joven que una vez había sido la Entrenadora más reconocida de Teselia por haber ganado la Liga Pokémon, haber derrotado al Equipo Plasma y acabar con los miembros que aún quedaban en pie cuando ella sólo tenía entre catorce y quince años. Luego de esos sucesos tan heroicos, ella había desapareció misteriosamente, sin dejar más rastro que los Pokémon que había capturado y parte de su equipo. Ahora, luego de tres años, volvía a aparecer en los cielos de Teselia a lomos de su Reshiram, el legendario Pokémon de tipo dragón que se creía desaparecido al igual que su contraparte, Zekrom.
Detrás de ellos, volaba un Garchomp dirigido por un chico de cabello verde intenso. Aquél muchacho era muy tímido e inseguro, pero todo un prodigio en el campo de la ciencia y un gran amante de los Pokémon. Había conocido a Touko cuando llegó a Ciudad Fula junto con ese dragón blanco, ambos agotados y malheridos. Les había brindado ayuda y cobijo y todo lo que necesitaban. Le enseñó todo lo que sabía y quería aprender la joven sobre su región y, tras varios meses conviviendo con ella, había decidido seguirla en sus viajes y ser su compañero. Estaba en Teselia con intenciones de saber sobre las leyendas de esta región y saber más acerca de sus Pokémon legendarios.- ¡Touko!- Jadeó, cubriéndose la boca con una bufanda que llevaba puesta -¿Cuánto falta para llegar?
- No mucho, lo prometo. Pasaremos la noche en el Bosque Azulejo para no llamar la atención- Replicó ella -A ver si aún existe...
- ¿Qué quieres decir?
- Teselia ha cambiado desde que me fui. Al parecer, hay más ciudades... No lo sé. Pero lo averiguaremos al llegar
- Sí...
Entonces, el viaje fue interrumpido por un rayo que atravesó el cielo. Fue tan sorpresivo que no hubo tiempo de reaccionar. El legendario estaba tan agotado que fue incapaz de resistir aquel ataque. Como consecuencia, Entrenadora y Pokémon fueron derribados de la misma forma que hacía tres años.
-¡Uagh... ¡TOREN!
- ¡Toukooooo!- El peliverde se lanzó en picada hacia ella.
Mientras tanto, no muy lejos, semioculto por las nubes, había otro joven peliverde de cabello largo a lomos de un legendario Pokémon dragón negro. Contemplaba la escena en silencio.
- Te dije "llama su atención", no " mátala de una descarga"- Le dijo a su Pokémon, irritado.
Éste gruñó.
- Sé que era difícil apuntar, pero podrías haber lanzado algún ataque más débil... En fin, vámonos de aquí. Reshiram te va matar si te encuentra aquí, y Touko me dará una buena paliza...
Juntos, desaparecieron en las nubes. Ese chico había sido en otro tiempo el Líder del Equipo Plasma. Amaba a Touko y, a pesar de su desesperada partida, había prometido volver. Pero cuando lo hizo se encontró con la desagradable sorpresa de ella ya no estaba en Teselia. La buscó y la buscó, hasta que, esa noche, la vio de casualidad mientras paseaba con su Zekrom.
- «Ha vuelto...
Su corazón latía a mil por hora. Su amada estaba de vuelta. Ahora podría verla otra vez y tenerla a su lado. Ya que estaba fuera de peligro, tanto él como ella, podrían ser felices y llevar una vida tranquila.
- «Me jugaré todo por ella
Pero, lo que el peliverde no había notado, era que la muchacha estaba acompañada de alguien, lo que significaba que ya no le interesaba. Su lazo estaba resquebrajado y débil, y llevaría mucho trabajo hacer que volviera a tener la fuerza de antes.
Mientras tanto, el cuarteto ya había aterrizado... A medias, en medio de un espeso bosque. Reshiram estaba inconsciente debido, mientras que su dueña jadeaba en el piso en compañía de Toren. El Garchomp de éste yacía dormido un poco más allá. El cansancio lo había vencido.
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II. Volvimos (N x Touko)
FanfictionHan pasado tres años desde que me fuí de viaje para conocer nuevos lugares, para trabar amistad con nuevas personas y Pokémon... para encontrar a mi amado perdido, N, de quien me quedé prendada. Estoy agotada, cansada y desanimada, pero por fin he v...