"Kyle punto de vista"
Lo juro. Juro que traté de ir con ella lo más lento y calmado posible, pero la gente no colabora.
¿Por qué se deja abrazar de ese idiota?
- Llevémosla a casa - pide Kobu.
- Eso haré - le respondo.
Todo lo que sucedió fue en cuestión de segundos.
Ella me gritaba porqué hacía las cosas y yo le gritaba de vuelta que lo hacía porque solo yo tenía el derecho de abrazarla, mirarla, besarla y todo lo que conllevara a estar con ella.
También me gritó cosas como que yo no tenía por qué siendo que ella no me conocía, cosa que me dolió y pues le dije que me iba a conocer si se dejaba tocar por otro hombre que no fuese yo. El tal Dan, quien sé su nombre porque Rose lo gritó, intentó alejarla de mí, cosa que me enfureció más, haciendo que jale a mi mate y la ponga detrás de mí a la vez que empujaba al otro ése. Ella, "asustada" intenta agacharse para ayudarlo, pero antes de que ella siquiera lo tocase, la levanté poniéndola en mi hombro izquierdo. Ella gritaba y pataleaba, me insultaba y hasta me amenazaba, pero yo ni al caso, solo tenía en mente llevarla a la mansión de la manada y tenerla cautiva allí, solo para mí.
- ¿Vas a violarme y luego me dejarás aquí tirada en medio del bosque para que los lobos me coman?
Su pregunta me saca de balance, haciendo que parase en seco. No le respondo y sigo caminando.
¿Enserio me cree capaz? Jamás le haría daño a tan bello ser destinado a quererme.
Ella vuelve a preguntar y yo vuelvo a parar, pero aún sin bajarla. Gruño y le doy una fuerte palmada en su redondo trasero, para que respete.
Continúo mi caminata. Está anocheciendo lo que significa que el frío pronto aumentará y ella solo lleva puesta un camisón de mangas largas, un pantalón chándal y pantuflas.
Ella se queja y me exige nuevamente que la baje y la deje en paz.
¡Jamás!
Cuando le doy la segunda palmada ella chilla, pero lo que hace me deja tieso por unos segundos; me ha regresado la nalgada. Río y sigo caminando.
- Yo si no me voy a quejar, mi amor. Puedes tocar y mirar todo lo que quieras, pues todo mi ser te pertenece. - le digo riendo.
- No gracias, he visto y he tenido mejores. - ahora quien ríe es ella.
Gruño.
- Pues más te vale que hayas visto los suficientes, porque te juro que no volverás a ver a otro que no sea el mío. - digo ahora molesto.
Ella ríe, pero no dice más. No le encuentro la maldita gracia.
Con el pasar de los minutos su respiración se va haciendo más lenta, más tranquila y ahí es donde me doy cuenta de que se ha quedado dormida.
Con cuidado, la bajo de forma que ahora la llevo al estilo nupcial, para darle más comodidad a ella y para yo también poder apreciar su bello rostro.
Cabello que parece cobrar vida propia cuando es expuesto a la luz del sol, nariz pequeña, ojos claros, labios perfectos y solo míos, ¿qué más quiero?
Cuando llego al portón, mis guardias me abren dejándome pasar con mi valiosa carga. Ellos se quedan embobados viendo a la persona que llevo en brazos, pero no gruño ni nada porque sé que es porque yo jamás habría llevado a nadie de esa forma, y a juzgar por sus expresiones, sé que ya saben que a quién llevo en brazos, es nada más y nada menos a su Luna. Ellos hacen una reverencia en símbolo de respeto y aceptación hacia mi mate, y no puedo estar más satisfecho.
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La Luna y la Bestia. ©
Lobisomem¿Podría un ser amable, bueno y puro... amar a una bestia como yo? ... (Publicada el 19 de mayo del 2020) Disponible en Buenovela.