Capítulo 1.

59.5K 3.3K 871
                                    


- ¿Ya está listo lo qué te pedí? - le pregunté a uno de mis soldados.

- Sí Alpha, ya hemos reorganizado a las dos familias que han llegado, están acomodándose en su nuevo hogar. - dijo con titubeos, aunque luego adoptó su forma rígida digna de un guerrero, pero aún sin mirarme a los ojos. Hacerlo es como una falta de respeto hacia mi persona.

- Bien, puedes retirarte. - digo a lo que él asiente en modo de reverencia susurrando un; "sí, Alpha" para finalmente retirarse de mi despacho.

Me relajo un poco en mi sillón y froto mis sienes.

He tenido mucho trabajo ahora que mi Beta no está, pues se encuentra en otra manada resolviendo un asunto y de paso a ver si encuentra a su mate. Le ruego a la diosa Luna que ojalá y la encuentre, porque él a lo igual que yo, ha sufrido mucho, y creo que ya es momento de un poco de amor en nuestras vidas, y que aunque no lo demuestre, me sentiría feliz y agradecido que de por lo menos él sí sea feliz con su mate al lado.

¿Qué es "mate"?

Pues es nada más ni nada menos que nuestra otra mitad, nuestra alma gemela, destinada, en mi caso, a amarme sin poner peros. A calmar a Kobu, mi bestia interior. Pero desafortunadamente aún ella no llega, durante siglos la he buscado, pero ni rastro de su olor y sinceramente ya he perdido las esperanzas, que a lo contrario de Kobu dice que aún hay una posibilidad de que ella no haya nacido aún. Y también le ruego a la diosa de que sea así, por lo menos está viva.

Por otro lado, hoy han llegado un par de familias, buscando un hogar por medio de una inmobiliaria, pero lo que no saben, es que el dueño de todo ésto es nada más y nada menos que un hombre lobo, o sea yo. Ellos creen que se contactaron con un asesor para comprar un nuevo terreno, una nueva casa y es mejor así.

Los mandé a investigar y al parecer no presentan problemas, por lo que permití que se quedaran a las afueras de mi manada.

La primera familia se trata de dos ancianos y un hombre ya de más de veinte años, según él le dijo una loba de mi manada, (la supuesta asesora), que solo quería un lugar tranquilo dónde sus padres pudiesen sembrar cosas y estar tranquilos. Y ahora están acomodándose.

La segunda familia se trata de una pareja de casados con su hija de diecinueve años, que ellos viajan mucho por su trabajo, por lo que querían un lugar donde dejar a su hija, fuera del peligro de violadores o secuestradores de la cuidad. Y un montón de cosas más.

Abro el portafolio de la segunda familia para ver sus fotos. Aparentemente ellos son una pareja de casados, son empresarios, he ahí por qué viajan tanto. Todo normal.

Cuando abro la foto de la joven de diecinueve, noto que es muy hermosa, tiene la piel blanca, un rostro de ángel, cabello castaño, tanto, que puedo jurar que es casi rubio oscuro, y ojos azules. Algo dentro de mí se renueve al verla con más profundidad y en mi cabeza se instala un pensamiento de que hay una posibilidad de que ella sea mi mate, pero la descarto enseguida. La diosa Luna me ha castigado por todas mis fechorías, ¿Y qué peor castigo que no otorgándole una mate a un lobo?

He asesinado a sangre fría, sin sentir el más mínimo remordimiento luego, pero solo a personas que lo merecen. Soy un asesino después de todo.

Mientras me torturo en mis pensamientos recibo una llamada de mi hermano menor; Theodore Ivanov.

- Habla Ivanov. - contesté al tercer pitido.

La Luna y la Bestia. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora