Capítulo 8.

37.1K 2.3K 392
                                    

__________꧁꧂__________

Llegamos a un sitio bastante hermoso, es prácticamente en medio del bosque.

Al principio me asusté, ¿y si él quiere asesinarme y dejarme ahí botada? Luego recordé que soy su mate y se me pasó.

Él apaga el auto y se baja, lo rodea hasta llegar a mi puerta y abrirla, me tiende su mano, acepto y me ayuda a bajar. Lo que tiene de celoso, lo tiene de tierno.

— Quiero que cierres los ojos.— ordena.

— ¿Sí Alpha?— escupo con ironía. Él se ríe.

Pone sus manos en mis ojos para cubrirlos y yo pongo las mías en sus fuertes brazos para apoyarme. Damos unos cuantos pasos y luego de lo que parecen minutos, por fin me descubre la vista.

Lo que ven mis ojos seguramente es lo más hermoso que han visto, y que se valga la redundancia. Se trata de un hermoso lago que ahora se encuentra congelado, este está rodeado de hermosa vegetación; árboles y plantas de toda diversidad. Simplemente hermoso. Sin mencionar que el tenue brillo del sol le da un aspecto aún más valioso.

— ¿Y qué te parece? — pregunta.

— Sin palabras, es hermoso.

— Por aquí fue donde obtuve mi primera transformación, en este mismo lago fue donde me vi como Kobu por primera vez. Aquí es donde vengo a pensar o simplemente a desconectarme del mundo por un rato.— noto emoción en su voz.

— Es muy hermoso, gracias por mostrármelo.

— Eres mi vida entera, claro que te lo iba a mostrar. — dice.

— ¿Me podrías hablar más acerca de tu raza? — pido.

— Hablas como si fuese un perro, —dice pero no parece enojado.— Ven, sentémonos.

Me guía hacia una pequeña banca y se sienta, palmea a su lado y yo también me siento entonces.

— ¿Qué quieres saber?— pregunta ahora.

— ¿Cómo es posible que si apenas me hayas visto un par de días, estés tan enamorado de mí?

— En primer lugar; no fueron ningún par de días, ya que cuando te traje a mi casa, llevaba algunos días de haberte visto frente a la tuya.— cierto, él era el lobo negro que llegó ese día.— Y pues... Es nuestra naturaleza; amar a nuestra hembra desde el primer instante.

— ¿Cómo el instinto?, ¿cómo cazar?— interrumpo.

— Sí y a la vez no, ya que ambas cosas se hacen por impulso, cuando cazamos que cuando amamos. ¿No has escuchado decir qué, un lobo solo ama a una loba?

Yo asiento.

— Ahí tienes tu respuesta.

— Vaya, toda mi vida ignorando otra especie.

— No me lo estás preguntando pero, yo puse ésta banca aquí, y planeo crear un lugar más apropiado, más cómodo.— cambia de tema.

— ¿Por qué?

— Planeo que cuando tenga a mi cachorro, él tenga un lugar más cómodo dónde estar luego de su primera transformación, ya que cuando nos transformamos por primera vez, queremos estar con la naturaleza y éste lugar es el mejor para eso.— explica.

— ¿Cuántos hijos planeas tener? — pregunto a lo que él me mira, puedo ver ilusión y eso es lo que me hace querer saber más.

— Si te soy sincero, planeo tener toda una jauría de cachorros, o como ustedes dirían; todo un equipo de fútbol.

La Luna y la Bestia. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora