#1 ❤

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Mi despertador sonó como todos los días a las 5:30 AM, era difícil levantarse temprano, mientras el día anterior te acostabas muy tarde, pero se podía sobrevivir con ello.

Me levanté lentamente por la pereza que invadía mi cuerpo todos los días a esa hora de la mañana, es que era muy harto tener que abrir los ojos como si nada hubiera pasado, como si hubiera algo más rico que dormir.

Mientras me terminaba de arreglar para ir al colegio, podía observar por la ventana el hermoso día que me esperaba. Podría ser un grandioso día, y mi bipolaridad quizás se quedaría durmiendo por hoy.

- Mamá ya estoy aquí. ¿Está listo el desayuno? - pregunté mientras bajaba las escaleras.

Mi mamá siempre preparaba el desayuno, ya que ella decía que era lo único en lo que podía atendernos, por sus horarios de trabajo, entonces eso hacía que cocinara con mucho amor y que todo le quedara delicioso.

- Si hija, ya puedes pasar a la mesa. Tú hermano está ahí. - Habló desde la cocina.

Hice lo que me pidió, tomé asiento al lado de mi queridísimo y hermoso hermano (Nótese el sarcasmo).

- Buenos Días Familia - Sonreí al decir esas palabras.

- Oh, alguien amaneció de buen humor hoy. - papá siempre era tan cariñoso.

Al Vernos juntos ahí, podría decirse que éramos la familia perfecta. Claro, teníamos problemas, sobretodo Lucas y yo, ya que era totalmente insoportable, pero nos queríamos, y eso era lo que más amaba de estas personas.

- Papá, es solo que hay un gran día. Me encanta cuando todo se ve tan bello. – Sonreí muy grande al recordar aquella vista.

Asintió.

- Ay hermanita, ojala tu bipolaridad no salga a flote mas tarde. - sonrió hipócritamente.

Mamá sirvió los pancakes, y lo demás que había hecho de desayuno, no sé que era, pues yo me había enfocado en las tortillas.


Pasados los minutos, ya yo había terminado de desayunar, y por la hora que era, sabía que si no apuraba a mi hermano llegaríamos tarde. 

- Vamos Lucas, es tarde - Dije tomándolo del brazo, él se encontraba todavía desayunando. Es que suele ser muy hambriento.

- Espera Nathalie. - gritó. - Deja las niñerías. Llegaremos pronto al colegio.

Mi corazón brincó muy fuerte cuando lo escuché gritarme de esa manera. Bajé mi cabeza sin decir nada y me despedí de mis papás con un beso en las mejillas de cada uno, mi despido estaba llenó de nerviosismo, arrepentimiento y tristeza a la vez.
Mientras iba de salida pude escuchar decir a papá:

-          Deja de gritarle de esa manera a la niña, ella  tiene razón, es tarde.

No escuché respuesta de su parte.

Bajé a esperar a mi hermano al lado mi carro sin decir ni una palabra. Odiaba cuando hacía eso, me intimidaba de una u otra forma.  Duré como 10 minutos ahí, y ya me estaba desesperando, bueno no es que haya pasado mucho tiempo, pero la paciencia no es mi fuerte.

- Por fin llegas. - dije calmada, No quería que me gritara otra vez.

- A veces eres infantil.

- Lo sé. Pero tú eres amargado. - le saqué la lengua con intención de que se ofendiera, pero fue lo contrario, se río y me abrazó, dándome un beso en mi cabello.

- Discúlpame por lo de allá dentro, es que tenía hambre aún. - dijo mientras me apartaba de su pecho.

Les dije, solemos pelear, pero nos amamos. Al igual, él podría decirme de todo, pero yo no iba a ser igual de cursi que él.

Giro InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora