#4: ♥

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CAPITULO 4:

Ya se cumplían casi dieciocho horas desde que había decidido encerrarme en mi habitación, por el miedo, dolor, tristeza y los demás sentimientos que impedían que enfrentara la realidad. Bueno, pero había cambiado hacia como quince minutos, para tomar rumbo al cementerio donde le daríamos el ultimo adiós a papá.

Era difícil poder ser fuerte en una situación como esta, pero debía serlo, y mucho más porque necesitaba ser el soporte de la familia, Lucas y mamá estaban destrozados y no podían llevar ni una carga más.

En mi familia, si habían sucedido cosas como estas, llevándose consigo a mi abuelo materno, y mi abuela paterna, pero afortunadamente, Lucas y yo aun no habíamos nacido. Justamente teníamos que reencontrarnos con mis dos abuelos todavía vivos (cosa que agradecía) en este momento tan triste para toda mi familia.

Luego de varias horas, desde el entierro, toda la familia estaba en casa, con tazas de café en mano. Todos estaban vestidos con trajes negros, la única que hacia la diferencia, era mamá que prefirió ir de blanco, ya que no le gustaba mucho el negro y menos para enterrar al amor de su vida.

Mi abuelo, como era de esperarse, estaba triste y devastado, lo sabía porque podía notarlo en sus ojos azules, que por su edad, las arrugas ya los estaban ocultando bajo ellas, esa mirada transmitía dolor y tristeza.

Mamá estaba más tranquila que el día anterior, se veía serena, pero claro, yo era su hija y a mí no podía engañar; ella estaba hecha pedazos, por supuesto, las mujeres queríamos hacernos las más fuertes, nos creíamos indestructibles.

En el caso de Lucas, bueno, él estaba muy deprimido y cabizbajo, me dolía ver a mi hermano así, la idea de que él estaba hecho trizas por dentro, me destruía mas. Odiaba que la gente que yo amaba sufriera, pero esto era algo inevitable, y me frustraba no poder hacer nada para que esto no los afectara tanto, ni siquiera un helado de chocolate que le encantaba, en caso de mamá y un montón de comida chatarra en el de Lucas, les podía subir el ánimo, ni indicarles que todo iba a estar bien.

Ahora no podía comprender aquello que todos decían de mí:

"Eres infantil"    

CLARO QUE NO!

Yo no era infantil, no en esa vida que nos iba a tocar vivir a partir del accidente de mi padre. 

Puede sonar raro, pero en el cementerio mientras el cajón donde mi papá estaba metido, iba llegando al fondo de aquel hueco, solo había derramado unas cuentas lágrimas sin moverme del sitio donde había permanecido desde que llegué, mientras que mi hermano hacia todos los intentos posibles para que lo soltaran y así tirarse junto al cajón aquel.

De repente el sonido del timbre me obligó a salir de la burbuja en donde me encontraba.

Me levante del escalón de la escalera donde estaba sentada y fui directamente a la puerta, en donde me encontré con un hombre serio, no tan alto ni tan bajo, vestía un traje negro con camisa blanca y terminaba con una corbata roja.

- Buenos tardes señorita. - saludó amablemente.

- Buenas tardes - Devolví

- Estoy buscando al señor McArthur. ¿Está disponible?

Esa pregunta fue como un cuchillo atravesando mi corazón muy lentamente.

- N- No señor. - Logré decir

- ¿Puede por favor avisarle a alguien que esté a cargo de la casa, que estoy aquí? Soy Mauricio Benítez, vengo en representación del Banco Nacional.

- Ehh... Ssi señor. Adelante. - Lo invité - Mamá, buscan. El señor viene del banco Nacional. - dije

Mi madre se veía tan vulnerable, tan débil, quería estar a su lado, pero solo me alejé dejándola sola con el señor que acababa de llegar.

Me regresé a mi habitación, me introduje bajo las sabanas, y agarré mi celular para revisar que había en él. 


Muchos, muchos mensajes.

La mayoría eran para darme el sentido pésame.

Era obvio que ya la noticia la sabía todo el país.

"El famoso empresario George McArthur, dueño de Tecnology M&C, ha fallecido luego de  sufrir un accidente de tránsito"  

 Ese fue el tema del día.

Odiaba el constante acoso de los medios cuando algo impredecible ocurría.

Abrí los mensajes que había recibido de Laura:

"Amiga estoy contigo"


"Fuerza, fuerza. Eres mucho más fuerte que Hulk"

Una sonrisa intentó escapar de mis labios.

Mi mejor amiga podía estar más loca que una cabra, una despistada y a veces hasta medio idiota, pero cuando la necesitaba siempre estaba conmigo.

Me salí de mis pensamientos y miré nuevamente los mensajes, donde quedaba uno por leer.

"Pequeña  Pocahontas,  sabes  que  aunque  George  ya no esté aquí presente en cuerpo,  él  está  contigo,en tu corazón y esa es la prueba de  que nunca lo olvidarás,  y  harás  que se sienta aún más orgulloso donde quiera  que se encuentre. TE AMO MEJOR AMIGA"

Y así pude estar tranquila. Ese era una de las maravillas de Laura, podría tranquilizarte con solo una palabra sincera.

De pronto la puerta de mi cuarto se abrió, revelando detrás de ella a mi hermano.

Tenía ahora una mirada preocupante.

- Empaca tus cosas, nos iremos mañana de aquí - Logró decir luego de unos segundos ahí de pie.

- ¿Qué? ¿Por qué? - traté de encontrar una explicación.

- Esta casa ya no es nuestra. Papá la regaló antes de morir.

- Pff - bufé - ¡ESTAS LOCO!

- ¡Ay! No comiences Nathalie. Haz lo que te digo.

- ¡No! Tengo derecho a saber.

- QUE NOOOO - gritó - ¡HAZ CASO YA! Deja de hacer esto más difícil. - Lucas a pesar de haber salido de último en el parto, siempre pareció ser el mayor, y es loco, porque teníamos la misma edad. A pesar de que por orden de salida, yo era la mayor y debía mandar, él quería que yo hiciera lo que él decía y más en momentos críticos y graves como parecía ser este.

- Pero ¿Que hago difícil? EXPLICAME - enfaticé

- Nuestro Padre nos dejó en la jodida calle ¿Entiendes? - su mirada era fría, y expresaba preocupación.

- NO, ESO NO ES CIERTO. - grité histérica - VETE DE MI HABITACIÓN. NO QUIERO ESCUCHARTE. - solté.

Y sin más que hacer, mi jodido hermano salió de mi cuarto, cerrando de un portazo.

Pero ¿Qué demonios había pasado con la empresa de mi padre?

La casa era nuestra, ¿Por qué debíamos irnos? Había muchas cosas que eran confusas, y era difícil buscarle una respuesta con este dolor inmenso que mi corazón sentía.

Esto era todo un enigma.

Sentía que nuestra vida había cambiado de un minuto a otro. Mi mundo acababa de dar un giro de 180º

¿Había más? ¿Cómo íbamos a soportar más?

 

 

Giro InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora