#10 "Me gustas"

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CAPITULO 10:

Yo no dejaré que nada malo te pase, confía en mi"

Era algo confuso, ¿que podría sucederme? Si, es cierto que los hombres anteriores actuaban muy raro, pero no era para tanto.

Quizás solo fuese sido una broma de mal gusto, claro, pero una broma al fin y al cabo, esos chicos no iban a hacerme nada, digamos que era como "la bienvenida" al barrio. Si, era cierto que estaba asustada, pero ni siquiera habían hecho contacto fisico conmigo.

- ¿Que tan malo podría pasarme? - pregunté por fin incorporándome.

- ¿Es que acaso no entiende señorita? - su tono era frío. Se notaba a leguas que estaba preocupado, pero la pregunta del millón era ¿porque? Sólo me había visto unos tres o cuatro veces - Esos tipos de hace un momento, son muy peligrosos.

- Lo sé, pero no me harán nada, yo no los conozco y mucho menos he tenido problemas con ellos, bueno no antes de que llegaras a hacerte el "héroe" - dije haciendo las comillas con mis dedos, este chico me desconcertaba.

Muchas veces reía, y otras era tan frío como supongo que es el polo norte. ¿Qué rayos le sucedía?

Pasó la mano por su cabello, indicándome que le quedaba poca paciencia y trataba de controlar la rabia.

- Como se nota que no sabes nada de vivir en este barrio, que sólo conoces tener lujos y comodidades, de tener miles de hombres interesados en ti y que con sólo una llamada puedes arreglar cualquier problema. - ahora sabia que él estaba enojado. Me gritaba esas cosas, y en cada palabra mi corazón sentía un daga atravesarle.

Este hombre en serio estaba mal, ¿cómo fue que se atrevió a decirme eso? Puede que fuera verdad lo de no saber cómo se vivía en ese barrio, y lo de tener dinero, pero él no podía culparme por algo que no pedí. En pocas palabras me acusó de inconsciente, y no del todo era verdad. A pesar de que amaba gastar plata, comprando ropa o demás cosas femeninas, nunca utilicé las influencias ni el dinero de mi padre para solucionar problemas, eso era una vil mentira.

Sin más que decir, lo dejé ahí de pie, para tomar mi antiguo rumbo (la tienda), recorriendo el mismo camino por donde la moto había pasado.

- ¿A dónde vas? - preguntó cuando yo había dado como unos cinco pasos.

- A mi casa, ¿a dónde mas imbécil? - estaba enojada, herida y hasta frustrada.

- Nena…

- No me digas nena, maldita sea - grité.

¿Cómo se atrevía a llamarme así después de decirme todo lo que me dijo?

- Ok, Nathalie McArthur ESPERA! - la última palabra la gritó sonando como una orden.

Lo había pensado antes y acerté, mi nombre había sonado tan sexy en sus labios, pero como yo era tan yo, no le presté a atención, no permitiría que eso me cambiara el humor, y seguí mi camino.

Pensando que ya me había deshecho del castaño, caminé más rápido, deseaba llegar a casa lo antes posible, y cuando llegara le diría a mamá que no encontré la tienda. De pronto la moto, que suponía era de Matías apareció en frente de mi, haciéndome brincar del susto, levanté mi mirada y vi al hombre que justo en ese momento despreciaba.

- Eres un imbécil, vete, no te quiero ver - grité histérica. Estaba realmente molesta.

- Oye, Discúlpame nena, no debí decir eso - dijo con tono más calmado. Sus hermosos ojos grises expresaban arrepentimiento y un poco de sinceridad.

Giro InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora