#2: ♥

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CAPITULO 2:

Podría haberme caído millones de veces mientras jugaba un partido de futbol, pero nunca como ahora, mis compañeros sabían que yo era torpe, pero una vergüenza como la que había pasado en ese momento no era TAN propia de mi.

- Eres un idiota. ¿Acaso no te fijas por donde caminas? - dije con la mirada aún baja, por la vergüenza, menos mal la mayoría de alumnos ya había entrado a clases.

- Oye nena, no fue mi intención, tú venias corriendo, no te vi. Lo siento. - habló el chico calmadamente.

Su tono de voz era amable y dulce, al escucharla me arrepentí de haber hablado así, quizás la distraída fui yo, al fin y al cabo yo era la que iba corriendo.

Por el sentimiento de culpa que me invadía por ser tan grosera y amargada como mi hermano, levanté la cara apenada y con mucha más vergüenza que la que había sentido antes.

- Ven, te ayudaré a levantar. - me dijo ofreciendo su mano para ayudarme.

Yo la acepté, pero a diferencia de lo que él pensaba, la tomé para empujarlo hacia a mí y hacerlo caer a mi lado.

Reí a carcajadas, mientras él me miraba con rabia.

- Ah sí? Vaya señorita, es usted muy infantil. – me dijo después de unos minutos, sus ojos expresaban rabia y seriedad. Al verlo con tan angustiada expresión, paré de reírme y mordí mi labio para ayudar a mantenerme seria.

- Oye, solo fue una broma. - solté molesta. ¿Por qué razón no se reía? 

- Oh, bien señorita. Le gustan las bromas. ¿Qué tipo de bromas? - dijo en tono divertido, aunque no podía asegurarlo porque no había ni un rastro de sonrisa en su rostro.

¿Es en serio? primero muestra rabia, y ahora está tratando de bromear.  TENIAN QUE SER CHICOS.

- De todo los tipos - Sonreí divertida. Guiñó su ojo izquierdo. Se levantó del suelo, y me ayudó a levantar a mí. Esta vez no lo hice caer, debía llegar a clases lo antes posible.

- Oye, disculpa esta situación incómoda, tropezarte, la caída, y las bromitas - Sonreí inocente encogiendo mis hombros al mencionar lo ultimo. - pero ya debo irme. Tengo clases. Chao - comencé a caminar.

- ¡ESPERA! - gritó para detenerme, lo que hice de inmediato. - Me llamo Matías Castro. - estiró su mano.

- Soy Nathalie McArthur - Sonreí respondiendo su gesto.

- Lo sé - guiñó su ojo - Eres la mejor jugadora de fútbol.

- Gracias. ¿Cómo lo sabes? ¿Tú eres nuevo?

- Oh, no. Yo soy el encargado de Arreglar los computadores. Y sé lo de que eres la mejor porque te he visto jugar en varios campeonatos. - dijo el chico.

- Ah! Que genial, entonces nos estaremos viendo. Adiós. – sonreí y despedí con mi mano, caminé rápido para poder llegar a clases.

Era genial haber tropezado con ese chico, Si, lo sé. Soy bipolar; Cambiar de opinión así de fácil era parte de mi personalidad. Pero en serio, conocer hombres así era una novedad porque en la escuela no había de esos, todos tenían lo que querían, sin trabajar por ello.

Caminé y caminé más lento, ya se me habían quitado las ganas de ir a clases.

- NATHY -gritaron

Voltee inmediatamente para saber quien llamaba.

- ¿Que quieres Lucas? ¿Qué te dije? - lo fulminé con la mirada

- Ay ya McArthur, pensé que ya estabas en el salón. ¿Porque todavía estás por aquí? - preguntó el amargado.

Giro InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora