Capítulo 13.

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- Bueno... ¿Y que has hecho pequeña Vicky?

¿Pequeña Vicky? ¿Pequeña? ¿Enserio me había llamado así?
Hice un gesto de desagrado ante la expresión que utilizó para referirse a mi.

- Yo... Supongo que lo mismo de siempre.

Su rostro cambio, tenía... Una cara como bastante disgustado.

-¿No te gusta que te diga así?

-¿Como? ¿Pequeña? Por supuesto que no.

-¿Por qué?

- No sé, solo es ... Molesto.

- Hmmmm, pues me disculpó por eso pequeña.

Cerré levemente los ojos e hice un puchero enojado completamente involuntario.

- Pero que tierna eres, PEQUEÑA.

estaba a punto de golpearlo cuando veo que se acerca lentamente hacia mí y me da un abrazo, fue un abrazo como su le hubiera hecho mucha falta.

- Bien... ¿Ahora sí me dirás porqué desapareciste?- le pregunté con una sonrisa nerviosa en la cara.

- Tuve algunos problemas y tuve que volver con mi Psicologo unos días para asegurarme de que todo estuviera en orden allá arriba- señaló su cabeza con una mano.

Decidí no preguntarle nada acerca del psicólogo ni nada de esas cosas, no quería tener nada que ver con eso.

-¿Para qué viniste?

- Lo dices como si odiaras que estuviera aquí.

- Solo... No veo el motivo para que vengas a mi casa.

-¿Qué motivo? Pues... ¿Qué motivo sería suficiente? Tal vez simplemente quería ver esos bonitos ojos verdes, o quizá ya te conseguí trabajo.

No pude evitar sonrojarme, ¿Enserio acababa de decir eso?.
Estaba tan ocupada pensando en ese pequeño comentario que casi olvidó que mencionó que consiguió trabajo para mí.

-¿Como?

-¿Qué? ¿Lo de los s bonitos ojos verdes o lo del trabajo?

-¡Lo del trabajo!- reí.

- Oh eso, por tu expresión pensé que lo otro- dijo acariciando mi mejilla suavemente.

- Bueno... Lo del trabajo Ed.

-¿Me dijiste Ed?

- Si... Supongo que sí.

- Perdón es que hace mucho que nadie me llama así, ese apodo hace parte de mi pasado.

- Disculpa.

- No te preocupes, a lo que venía. El trabajo sería haciendo turnos en un café bar en el que ahora trabajo.

-¿No que hacías turnos en un restaurante?

- Pues si, pero decidí renunciar y entrar a trabajar al café ya que habían dos vacantes.

-¿Por qué lo hiciste?

- Bueno... Esta es la mejor parte, cómo se trata de turnos, no tienes un horario fijo, por lo que si te toca muy trabajar muy tarde, ¡podemos intercambiar los turnos!

Mi expresión cambió de manera que no podía demostrar haberme sentido tan feliz en mi vida, esto era perfecto, sin duda sería un gran alivio para mí.

-¡Esto es maravilloso Edward! ¡Eres completamente genial!- le dije casi gritando y me lancé a abrazarlo fuertemente.

- Lo sé cariño- dijo en todo de burla.

Enamorada de ti y los demás (Transtorno de personalidad múltiple) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora