Caí al suelo perdiendo el control completo cobre mi cuerpo, mis sentido comenzaron a nublarse, escuchaba vagamente a Victoria llamando por teléfono a emergencias, solo podía pensar en ella.
De repente venían los paramédicos y todo estaba borroso, todo se escuchaba con un sonido ahogado, y me cuerpo debió y tembloroso, me subieron a una camilla y me llevaron en una ambulancia y ella como siempre estaba ahí, como si fuese un ángel, una aparición celestial, su presencia me llenaba de paz.
No sé qué está pasando...
Ahora todo está oscuro, hay mucho silencio y hace frío.- Descuida hijo no debes tener miedo, no es tu hora- se escuchó detrás mío, cuando volteé allí lo vi parado, sonriente, mi padre.
-¡Papá!- mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad y corrí a abrazarlo.
En cuanto estuve cerca de él mi cabeza dolió de nuevo y de repente no era yo. Pero podía vernos.
Alan lloraba como un pequeño niño al verlo, pero jamás pudimos convivir los dos, no entendía nada.- Ven, acércate- me dijo viéndome fijamente.
Se sentía extraño ahora estábamos... Los tres.
- Ustedes también, ¡Anímense! - dijo hablándole a la nada.
Luego de eu la segundos vi a ángel y Anthony salir de la oscuridad y acercarse a nosotros, ambos me miraban extrañados. Mientras nos encontrábamos todos juntos mi padre comenzó a mirar a lo lejos, con una expresión de miedo en sus ojos.
Volteé a ver y Robert se encontraba parado en la oscuridad cruzado de brazos, viéndonos en silencio.
~ Victoria ~
¿Porqué demonios me pasan estas cosas a mi? Estaba camino al hospital en una ambulancia con el motivo de mis desvelos inconciente. ¡Genial eso te pasa por enamorarte de un maldito raro!
Ya estando allí no podía volver a quedarme en el hospital, tanto estoy allá que los empleados me reconocen y hasta me guardan una habitación para descansar mejor.
Tomé mis cosas y decidí irme a mi casa a descansar, ya no puedo con todo esto.
Justo cuando iba saliendo me topé con una mujer... La madre de Edward si pude reconocerla, entrando. Con su cabello despeinado y su piel pálida, con su abrigo negro oliendo a cigarro.Al llegar a casa cené con mi padre y mis hermanos, no podía dejar de pensar en Ed, me preguntó si estará bien, ¿Acaso debí quedarme? Creo que es tarde para arrepentirme, iré temprano en la mañana a verlo.
Me fui a dormir, pero no podía, solo daba vueltas en la cama, miraba el cuadro... Vaya día, si que fue hermoso, tuve que detenerme cuando me di cuenta que tenía dibujada esa sonrisita tonta que aparece cuando piensas en algo lindo... Algo que te hace feliz a ti.
Las 2:39 am, en fin, en realidad no sé si quiero dormir... No quiero seguir soñando con ese sujeto espeluznante que me mira fijamente con ganas de matarme.
Me despertó una alarma a las 6:00 am, no había dormido mucho, de todas maneras me levanté y me apresuré para ir a ver a Edward al hospital.
Estaba llegando y en la entrada volví a encontrar a esa mujer... Fumaba un cigarro lentamente... Cuando pasé por su lado escuché que hablaba.
- No sé porqué Dios me dió un hijo loco, pero... ¿Que se puede esperar? ¿De quien más pudo heredar esa locura si no de mi? Imagínate que tú estabilidad emocional y sobre todo mental dependa de una persona, y que esa persona muera en una condición trágica, claro, eso vuelve loco a cualquiera- dijo mirando al vacío, con voz tenue.
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Enamorada de ti y los demás (Transtorno de personalidad múltiple)
Novela JuvenilParecía ser un día común y corriente, pero la vida de Victoria, una chica "normal" de 17 años estaba a punto de cambiar para siempre. Conoce a un chico nuevo de su escuela y el día siguiente su padre quedaría en coma. Poco a poco Victoria va a conoc...