Capítulo 20.

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-¿Y no te parece asombroso?

-¿Qué cosa?

- El cuadro, tonto, hoy no estás muy concentrado.

- Ok, lo reconozco, pero no tienes porqué tratarme mal- dijo en tono burlón.

- Oh, lo siento...

- Era broma bobita- rió.

- Bien... ¿No dirás nada más respecto al cuadro?

- No hay nada más que decir, ya sabes... El artista es grandioso y todo eso.

- Ok... Has estado un poco extraño últimamente- añadí.

- No es... Nada, solo que mi cabeza en un pequeño acertijo a veces, no te preocupes linda.

- Bien, ¡Hagamos algo! Estoy muy aburrida.

-¿Qué quieres hacer?

- No lo sé.

- Tengo una idea- dijo y salió de la habitación.

Un par de minutos después subió con el equipo de sonido en brazos.

- Qué ¿Vas a hacer una fiesta o qué?- pregunté.

- Pues... No es una mala idea, pero no has dormido bien y mañana hay escuela, y hay que trabajar cariño.

- ¿Me acabas de de ir cariño?

- Si por supuesto que lo hice... Cariño- dijo lanzando me esa mirada coqueta y tonta.

Sentí de nuevo ese tornado de emociones incontrolables, pero no debía ser así, tenía que controlarme.

Edward comenzó a conectar la música, trajo snacks y algunas cervezas.

- Está es nuestra mini fiesta Vicky.

- Genial- dije riendo.

- Si quieres invitamos a Lucia y a Denis, yo puedo invitar a un par de amigos, pero será algo pequeño, tiene que acabarse a las 6 por tarde- tomó su teléfono y le escribió a nuestros amigos.

- Si papá- rodé los ojos de nuevo.

- No me digas "papá" solo por querer cuidarte- hizo un gesto serio.

Así que tomé una almohada y lo golpeé en la cara suavemente y luego un poco más fuerte hasta que lo derribé encima de la cama.
En seguida se levantó y tomó una también, hizo como si me fuera a golpear de vuelta y en lugar de eso me sujetó y arrojó también a la cama, no podía de la risa, al parecer era irritable.
Estábamos jugando cuando tocaron la puerta.
Bajamos a abrir un poco agitados, por bajar corriendo a ver quién llegaba primero como si fuésemos niños pequeños.

-¡Vicky!- dijeron Lucia y Dennis al mismo tiempo.

- Hola chicas, pasen.

- ¿Porqué estás tan despelucada? -preguntó Dennis.

-Y a parte todos agitados- dijo Lucia.

-¿Qué estarían haciendo para de cochinos?- dijo sarcásticamente Dennis.

No entendíamos de que hablaban hasta que nos miramos y entendimos a que se referían, y explotamos de la risa.

- Oh... No es lo que piensan, las puercas son ustedes- dijo Edward.

Luego de un rato de hablar y comer, llegaron un par de amigos de Edward, luego de las 5 de la tarde los chicos y Dennis se fueron a sus casas.

Edward y yo nos quedamos en silencio unos instantes sentados mirando el cuadro, dejé que mi cabeza se recostara sobre el hombro de Edward suavemente, y luego el recostó su cabeza sobre la.mia de igual manera.

- Ok chicos... Yo me voy, parece que están algo ocupados.

- Quédate Lucy- le dije.

- No, es que tengo algo que hacer, algo urgente- me guiñó el ojo desde lejos, entendí lo que quería "dejarnos solo".

Luego de eso se fue.

-¿Qué sería eso tan importante que tendría que hacer?- preguntó Edward sin dejar de mirar el cuadro.

- No lo sé.

Volví a recostar mi cabeza en su hombro aún mirando el cuadro, Edward tomó su celular para poner una canción, estaba tan concentrada que no me dí cuenta de que Edward llevaba un rato mirándome por el reflejo del celular. Si que hacía cosas extrañas.

-¿Que haces?- le pregunté.

- Mirándote ¿Por qué?

-¿Porqué me miras?

- Por qué me gusta mirarte.

Me sonroje y dejé escapar esa sonrisita tonta.

- Te hice sonrojar- dijo sonriendo.

- Eso creo...

- Me encanta que te sonrojes, te ves tierna.

No dije nada más, luego de un par de horas de seguir jugando, hablando y comiendo se fué. Al despedirse de mi, volvió a dejarme ese marcado beso en mi mejilla como el de la noche del mirador.

Entré a mi casa sonriente y feliz, era algo bonito, aunque en el fondo tenía un mal presentimiento, como siempre esa sensación incomoda en el pecho, pero decidí no darle importancia, por el momento, debía disfrutar de lo bonito que la vida quería regalarme.

Pasaron un par de meses, mi rutina igual que siempre, estudio, trabajo, visitar a mi padre, a mis hermanos, trabajos extras y un par de salidas con amigos, mayormente con Edward. Comenzaba a acostumbrarme a esa rutina de vida, debía por lo menos seguir adelante por mis hermanos, por más difícil que fuese.

Un día recibí una llamada del doctor que estaba a cargo de mi padre, al parecer estaba despertando, yo me encontraba en clase, así que salí corriendo inmediatamente de la escuela, le dije a Lucia que guardará mis cosas y al profesor que tenía que irme porque parecía que mi padre estaba despertando.

Estaba muy feliz, corrí lo más rápido que pude a la parada del autobús, me subí y en pocos minutos estuve en el hospital.

Esperé unos diez minutos afuera de la sala donde se encontraba mi padre y por fin me dejaron entrar.

-¡Papá!- grité emocionada.

- Victoria...- dijo extendiendo débilmente sus brazos.

Me lancé a abrazarlo con lágrimas en los ojos.

- Los mellizos estarán muy felices, los llamaré.

Tomé mi celular y llamé a mi tío para contarle y decirle que trajera s mis hermanos.

Cuando ya habían llegado, mis hermanos estaban con mi padre en la sala y el doctor nos explicó que debía seguir internado unos días porque estaba débil, no me importaba, el estaría de vuelta pronto.

Enamorada de ti y los demás (Transtorno de personalidad múltiple) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora