Su mirada era tímida pero inmensamente feliz, era como si sus ojos sonrieran y tenían un brillo sin igual.
No tardó mucho en ponerse nervioso, así que se dió la vuelta y se retiró por un minuto.
- Vendo en un segundo- dijo pm la voz temblorosa.
Cuando regresó tenía una sonrisa de oreja a oreja, sin duda tuvo que armarse de valor para hacer eso.
Recosté mis brazos en el barandal del mirador y el hizo lo mismo, con algo de distancia, no dijo nada, pero su sonrisa lo decía todo. Mi cerebro aún trataba de asimilar todo lo que acababa de pasar, no tenía explicación, pero fue algo bello, así que pensé que todo lo que esté destinado a pasar, pasará, no forzaría nada.
El resto de la tarde estuvimos juntos haciendo tonterías, solo... Me costaba concentrarme porque suele lanzarme una mirada tan dulce y al mismo tiempo tan seductora cuando menos me lo espero, pero prefiero no devolversela, aunque a veces no puedo evitarlo.
Después de ir a comer empanadas en mi puesto favorito del parque, fuimos a mi casa, a eso de las 8 de la noche.
- Bueno, espero verte en la escuela el lunes- le dije.
-¿Qué? ¿Dices que no nos vamos a ver mañana?- respondió con una voz de desilusión.
- Pues... Me encantaría, pero creo que voy a hacer un almuerzo para la familia mañana, celebrando que papá despertó.
- oh... Entiendo, entonces no te preocupes, supongo que nos vamos a ver en la escuela y también en el trabajo, eso es más que suficiente para mí, aunque a veces enserio quisiera meterte en mi bolsillo y llevarte a todas partes.
- No digas ese tipo de cosas, ya sabes que me pongo nerviosa.
-¿Qué? ¿Porque temes que me pierda en las galaxias de tus ojos?- dijo mientras de acercaba rápidamente a mi, hasta quedar prácticamente encima de mi, joder es tan alto que tuve que levantar la cara para poder verlo bien a los ojos, esos malditos ojos, esos ojos que me pueden hacer la vida entera con tan solo verlos.
Hubo un pequeño momento de silencio, para nada incómodo, aunque sentía su calmada respiración y el latir de su corazón en sincronía con el mío. Miré a sus labios y luego a sus ojos y sonreí, estaba a punto de besarme de nuevo cuando me dí la vuelta para entrar a mi casa sabiendo ya lo que iba a pasar después.
Edward no tardó no un segundo en tomarme de la mano para volver a darme la vuelta.
-¿Te irás sin despedirte?- pregunto con una sonrisa juguetona y un tanto maliciosa en la cara.
No tuve tiempo de responderle o hacer algo, me jaló suavemente del brazo para acercarme a él, y darme un apasionado beso, una parte de mi quería fingir que no me interesaba e irme, pero otra parte de mi así lo quería, así que le devolví el beso y lo abracé.
Sus labios eran dulces y suaves, sus manos eran cálidas, manos que acariciaban delicadamente mi rostro. En un segundo retiró sus labios un poco y me miró a los ojos. Esos ojos tan brillantes y enormes, no lograba ordenar mis pensamientos pero sentí como mi corazón comenzaba a latir con mucha más fuerza. No tardó en volver a besarme pero ahora me abrazaba como si deseara quedarse así para siempre, como si fuese la última vez que me viera, como si no quisiera perderme y mucho menos soltarme, por lo que sus tiernos besos se volvieron algo desesperados; me estaba confundiendo cuando de repente siento como me toma por la cintura y me levanta, me alza de manera que quedé más alta que él, y dió una vuelta antes de volver a dejarme en suelo, tomó mi rostro con ambas manos, y me miró nuevamente a los ojos.
-¡Joder! ¡Me encantas Victoria! Eres realmente maravillosa nunca lo olvides- dijo con una voz temblorosa pero eufórica.
No sabía que hacer o qué pensar así que me quedé quieta contemplándolo, se alejó unos pasos, dió un giro como desorientado y se recostó levemente en un auto que estaba estacionado en la calle, luego volvió a verme, me dió un beso en la frente y me abrazó muy fuerte.
Con la mirada perdida y la voz tenue dijo:
- Creo que eres lo más hermoso que hay en mi vida.
Levanté la cara y lo miré preocupada, el solo volvió a abrazarme.
- Debo irme pronto- dijo aún abrazándome.
- Está bien, yo ya debo entrar a mi casa.
- Bien, ve con tu familia, te quiero mi bella Victoria.
- También te quiero- dije mientras sostenía su mano. Me miró, sonrió y se dispuso a caminar sin mirar atrás, con el paso muy apresurado.
Estaba entrando a la casa cuando escucho un golpe fuerte en la calle.
Salgo corriendo a ver qué sucedió, era Edward estaba tendido en el piso, me asusté y fuí a verlo.
Estaba conciente.
- ¿Qué sucedió?- le pregunté aterrada y desconcertada.
- Nada, solo Robert molestando de nuevo- respondió mientras se tocaba la cabeza, se notaba que le dolía mucho.
No lograba entender nada, ¿Quien era Robert? ¿Un perro o algo así? ¿Porqué el diría eso?
En ese momento se me da por le Antártida un poco su cabeza y me doy cuenta de que en el otro costado estaba sangrando.-¡¿Como pasó esto?!
- Me golpeé con esa pared- dijo señalando una pared de la caza vecina que efectivamente estaba manchada con algo de sangre.
- Voy a llevarte a urgencias, y luego me vas a explicar cómo fue que sucedió esto.
No respondió nada, así que saque mi celular y llamé a urgencias, la ambulancia llegó en 5 minutos y pudimos llevarlo, la herida parecía ser más grave de lo que se veía.
ESTÁS LEYENDO
Enamorada de ti y los demás (Transtorno de personalidad múltiple)
Teen FictionParecía ser un día común y corriente, pero la vida de Victoria, una chica "normal" de 17 años estaba a punto de cambiar para siempre. Conoce a un chico nuevo de su escuela y el día siguiente su padre quedaría en coma. Poco a poco Victoria va a conoc...