- ¿Qué más pasó? – Elsa se tensó un poco, si bien con su hermana ya estaban juntas, no quería decírselo en persona aún, le apenaba. – Elsa... - La platinada suspiró, en si ya era tiempo, pasó parte de su vida ocultándolo de ella misma y a su hermana.
- Ay Anna – Llevó una mano a su rostro – No sabes todo lo que siento por ti. – Dejando a su hermana con el corazón estrujado con aquella demostración, dejándole la misma sensación en el pecho cuando Honey mencionó que la pelirroja amaba a su hermana. – Aquella noche te dije mis verdaderos sentimientos, me di cuenta que al día siguiente solo el alcohol me dio el valor necesario para que aquellas palabras salieran de mi boca, más bien al despertar y ver tu rostro muy cerquita al mío lo que sentía permanecía intacto aquí adentro. – Tomó la cálida mano de su hermana llevándosela al lado izquierdo superior de su pecho, sintiendo como subía un calor por este debido al contacto.
- Querrás decir que me quieres ¿no?, digo ya nos lo hemos dicho, prácticamente desde niñas – Elsa negó con la cabeza.
- Cariño, yo te amo. Si bien siempre supe que te quise pero últimamente te has colado tan dentro de mí que puedo decir con certeza que es más que cariño y por esto me aseguraré que nadie nos separe, superaremos a todo aquel que ose lastimarnos – Aquellos ojos azules denostaban calidez y honestidad, Anna jamás se había sentido tan protegida como cuando aquellas manos yacían en su rostro, en su espalda, cerca de ella y allí se dio cuenta que no necesitaba pensarlo más, que todo lo que había hecho por Elsa a lo largo de todos estos años tenía una sola palabra.
- Yo también te amo, Elsa. – Y ambas unieron sus frentes, había una palabra que cobraba fuerza y se hacía cada vez más grande entre ellas dos.
"Indestructible"
- Juntas saldremos de esto – Tomó una mano de la pelirroja entrelazando sus dedos, sintiendo el constante calor que emanaban de estas.
- Si, juntas.
Lejos de allí, cerca de la presa y por en medio del bosque, ya en ruinas esta estructura se envolvía en un ambiente una fría y solitaria noche, el chico rubio yacía allí junto a Ryder sentados ambos alrededor de una fogata con el firmamento alumbrándolos a la vez.
- ¿Crees que ella te habrá descubierto? – Aquellos ojos color miel se posaron con preocupación en los ese par de ojos negros que yacían a su lado.
- No lo creo, será algo sospechoso que no esté con los demás pero quizá es el precio que debo pagar por esto, ¿No lo crees? – La calidez de la fogata estaba tomando forma en el ambiente, Kristoff tragó saliva para hablar.
- Debemos ser cuidadosos, si bien ambos estamos del lado del Rey, también podemos ser ejecutados en cualquier momento. – El pelinegro le sonrió, pensaba que el otro chico se preocupaba demasiado.
- Venga, vamos a dormir. Mañana debemos partir hacia la costa, conozco un pasaje entre las montañas donde podemos llegar sin bajar a Arendelle. – Este se levantó y le ofreció su mano al otro muchacho con un traje de cuero más oscuro.
Este la tomó y fueron donde se encontraba su tienda provisional, al entrar solo había una cama para dormir.
- Veo que el Rey no tiene problemas en que durmamos acurrucaditos – Kristoff rio por este comentario y fue el primero en meterse bajo aquellas frazadas pero el calor incrementó cuando sintió a Ryder pegado a su espalda.
- ¿Qué haces?- Dijo sintiendo ambos brazos rodearle la cintura.
- Tengo frío y bueno, tu calor es reconfortante – Sin querer el rubio se mordió el labio, si bien hace algunas semanas sentía esta tensión entre ambos, esto fue la guinda del pastel. – Pero si te incomoda puedo darme la vuelta.
- No – Tomó ambos brazos para que no abandonaran su cintura – Es agradable.
Ryder yacía con las mejillas sonrojadas, a pesar que el otro chico no lo veía, escondió su rostro en la espalda de este, notando una leve sonrisa del rubio.
Aquella noche el frío se sentía afuera, más no dentro de aquella tienda.
Ya al alba, el ambiente del lugar se iba tornando cálido al igual que el estar debajo de aquellas frazadas, Kristoff despertó primero y notó que su compañero estaba acurrucado en su pecho, se sorprendió por esto pero se sentía bien. Quiso levantarse pero se le estaba dificultando, su amigo se aferraba cada vez que se movía un poco, rio ante esto y continuó intentándolo, hasta que llegó un punto en el cual estaba tan aferrado que vio su rostro cerca y comenzó a examinarlo.
Jamás se había planteado que le gustara un chico pero este sí que lo encontraba guapo, continuó observando su rostro y en el comenzó a crecer un impulso. Podía sentir que quería besarlo y estaba a menos de 5 centímetros de su boca.
"¿Pero qué estoy pensando?, es mi compañero... uno muy bonito por cierto"
Se mordió el labio ante la indecisión de besarlo o no, allí llegó la cordura diciéndole que no perjudicara la misión que el Rey les había encomendado, con esto retrocedió y logró zafarse del agarre del pelinegro y salió de la tienda.
- Vamos Ryder, tu eres el único que sabe de este pasaje – El chico se sobresaltó al escuchar la voz del rubio, sin querer lo había asustado.
- Dios, te debo guiar vivo y no muerto del susto – Kristoff hizo una mueca divertida a la par de una sonrisa ladeada.
- No soy Dios pero puedes llamarme como quieras – El pelinegro escondió su rostro avergonzado entre las frazadas, el rubio entró para cerciorarse que su compañero se estaba levantando y observó la enrojecida cara de Ryder.
- Sal de aquí, en un minuto estoy afuera – Este salió riéndose, sin darse cuenta de lo orgulloso que estaba en ocasionarle eso a su amigo.
Desarmaron el campamento y partieron hacia la costa, las miradas entre ellos no faltaban y una que otra frase coqueta salía de los labios del rubio para sonrojar por onceava vez al pelinegro.
Al llegar, se encontraron con un barco.
Este traía hombres de otras tierras, podían notar diversas tonalidades de cabellos, entre ellos rubios, castaños y por supuesto, un pelirrojo.
- Hey, ¿Qué tal están? – Decía aquel muchacho bajándose del barco.
- Tenemos órdenes expresas del Rey que vayamos todos juntos a la antigua presa – Esta vez fue Ryder quien tomaba las riendas del asunto. – Envía sus más cordiales saludos y expresa su enorme agradecimiento por unirse a su causa. – Hizo una pausa para finalizar todo lo que debía decir. – Le envía esto – Este empuña y le ofrece una espada con inscripciones en ella, el mango era de un dorado llamativo y la hoja exquisitamente afilada – Espera que sea de su agrado – El otro chico la aceptó y dio unos rebanasos al aire, aunque solo quería fanfarronear, sabía bien cómo manejar una espada.
- Excelente – Su mirada la depositó en la hoja de esta, logrando ver reflejado su rostro.
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Consorte - Elsanna Fanfic
FanfictionToma lugar después del final de la película "Frozen II".