El cliente me golpeó, no bastando se de eso, me escupió estando en el suelo. Era obvio que nadie me iba a ayudar, estábamos en la calle más popular de Bangkok, popular porque podías encontrar un poco de diversión prohibida en este lugar. Era natural que nos tratarán así aquí, así que nadie se detuvo a ayudarme.
Estaba a punto de pararme cuando alguien se detuvo enfrente de mi, mi corazón pareció reaccionar ante la vista. Un hombre de buen porte, zapatos cafés con detalles echos a mano a su alrededor, pantalón sastre azul que hacía contornear sus musculosas piernas, una camisa color salmón desabotonada que dejaba ver el inicio de su blanquecino pecho. Cejas tupidas, mandíbula definida, nariz un poco respingada, unos labios que se daban a desear por si mismos, y esa mirada, la más profunda y expresiva que había podido observar en la vida no digna ni decente que llevaba.Xx: Lo siento amigo, pero si quieres tenerla, déjame decirte que no hace bien su trabajo. No sirve ni de ramera...
Iba a escupirme otra vez pero un golpe seco en la quijada lo tiró, mi expresión era de sorpresa, ¿aquel tipo le había pegado por lo que dijo? ¡Que absurdo! Era como si me estuviese defendiendo...
Me paré de dónde estaba y sacudí mi vestido, reí por el tipo quejándose en el suelo y le escupí en la cara.-No sé por qué acepté estar con un cerdo asqueroso como tú, la paga no fue buena y recibí todo esto a cambio. Que estúpida-
Al escucharme, el tipo rápidamente se puso de pie y me tomó de la cabellera, no hizo falta que hiciera nada para quitarme lo de encima pues el hombre de buen porte le torció la mano con la que me había lastimado y le aplicó una llave, alejándolo de mi.
-Si ella ya no es tuya deja que otros nos encarguemos de ella-
Me llevé la mano a la boca un poco sorprendida, generalmente no pasaba esto por aquí y mucho menos con un hombre tan guapo defendiendo me. Lo observé tirar al otro sujeto y regresar la mirada hacia mi.
-¿Estas libre ahora?-
Asentí y su siguiente acción fue tomarme del brazo suavemente, caminando conmigo hacia lo que parecía ser su auto, un Lamborghini. Sin decir nada, abrió la puerta del copiloto y me pidió que entrara, lo obedecí y cerró la puerta detrás de eso, para caminar al lado del conductor, abrir y arrancar esa hermosura, perdiendo nos en las coloridas calles de Bankgkok.
Llegamos a lo que parecía ser su departamento, un estilo moderno. Me indicó pasar y caminé detrás de él hasta llegar a su sala de estar, me dijo que me sentará y el por lo mientras, se dirigió hacia la cantina de la habitación, sirviéndose un vaso de Bourbon. Yo seguía callada, no entendía con que clase de cliente estaba tratando ahora mismo, era muy extraño lo que había echo anteriormente considerando que ningún hombre hacia eso por una prostituta.
Después de un rato de silencio entre los dos, el terminó su trago y se desfajó la camisa, suspiró y me miró, yo le sostuve la mirada y solo resoplo.
-Puedes darte una ducha, en el baño hay toallas y un conjunto de ropa para que te cambies-
Sin decir otra cosa ni darme otra mirada, solo indicándome el baño, se retiró hacia el fondo del pasillo, encerrándose en otra habitación.
Hice todo lo que me pidió, me duché, quite toda mis pertenencias sucias que había utilizado y y enredé mi cuerpo en la toalla. Salí del baño y toqué a la puerta donde aquel hombre se había encerrado, unos segundos después el mismo hombre abrió la puerta. Al observarlo ya no llevaba aquella ropa que lo hacía ver tan malditamente sexy, sino que ahora llevaba unos pants negros y una playera gris con el logo de metálica en frente. Si expresión al verme solo en toalla fue extraña, el desvío la mirada y apretó los labios para después soltar unas palabras.
-¿Y la ropa que te dí?
-Creo que te has equivocado de conjunto-
Le acerque la ropa doblada para que la tomara, nadie en todo el tiempo que había trabajado en esto, me había pedido que usara un par de pantalones holgados y una playera rosa para hombre con un nombre bordado en la parte superior derecha. "Saint"
-¿Es así como te llamas? ¿Saint?
No dijo nada y se hizo aún lado para dejarme pasar. Al entrar, observé su habitación. Algo elegante para una persona de la misma categoría.
Caminé hacia su cama y me senté observándolo, el hizo lo mismo y se acercó hasta a mi.-Ponte esta ropa-
Colocó las mismas prendas en mis manos y se giro para darme la espalda. Me estaba dando privacidad... ¿No quería ver mi cuerpo?.
Hice lo que dijo y me coloqué el conjunto, después de eso solté un corto "Ya" y el se dio la vuelta. Tragó saliva y tartamudeo un poco al verme. Su expresión era dura pero había algo de excitación en el, podía decirlo con solo ver un brillo en sus bellos ojos.-¿Cómo te llamas?-
-Baifern-
Se acercó a mi y olió mi cabello, exhaló con dificultad y apretó la mandíbula.
-Puedes dormir aquí está noche, no voy a requerir te hoy pero te pagaré por cada día que te encuentres aquí-
Salió del cuarto cerrando la puerta provocando un sonido fuerte. El echo de que se haya acercado a mi dejó un cosquilleo que empezó a esparcirse por todo el cuerpo empezando a quemar. Hice lo que me pidió y me acosté en su cama. Esa confortable almohada guardaba el olor de ese sensual hombre, gire mi cabeza para poder aspirar todo su aroma y llenar mi fosas nasales de él. Así fue por un rato hasta que me dí cuenta que no podía dormir, y a juzgar por unos ruidos poco sonoros provinientes de afuera, el sujeto tampoco. Me levanté descalza y pasos sigilosos, abrí la puerta para salir de la habitación, mis ojos se toparon con esa suculenta figura. La ventana que tenía a su costado hacia que la luz de la luna reflejara una silueta de ese bien trabajado cuerpo, su mano descansaba en su frente, respirando difocultosamente.
Me acerque lo más silenciosa posible y como me di cuenta que no se había percatado de mi, mi mano se dirigió directamente a sus pantalones dándole una caricia por encima de la tela al bulto que se formaba entre sus piernas.-¿Que haces aquí?-
-No puedo dormir-
Mis ojos no se podían despegar de su pantalón, por primer a vez en mucho tiempo, deseaba probar por consentimiento ese ardiente pedazo de carne que empezaba a crecer debajo de sus pantalones.
-Te dije que hoy no quería nada-
-Shhh... tampoco puedes dormir. Tal vez esto nos ayude a los dos-
Poco a poco el tipo se fue sentando y me dió más acceso a su parte baja. Acerqué mi cara y roce mis labios con el bulto entre sus piernas. Lo primero que podía escuchar eran suspiros por parte de él, luego, cuando mi nariz inhaló el aroma de sus pantalones el se aclaró la garganta y puso delicadamente sus manos en mis hombros, alejándome un poco.
-Te pagan por tu tiempo, ¿No es así? Si no puedes dormir, ese no es mi problema. Haz lo que se te ordenó y vuelve a la habitación-
Lo miré a los ojos y su mirada expresaba furia mezclada con un toque de resignación. Si había traído a una prostituta a su casa, ¿Por qué no la utilizaba?
Me senté en la alfombra y lo miré tranquila. Su semblante era duro pero no al punto de llegar al miedo, si no que parecía guardar todo lo que traía dentro.
-Las personas son duras, esconden en lo más profundo sus verdaderos deseos. ¿Pero sabes algo? A la única cosa que no le pueden mentir, es a la noche....
Al decir esto último, su rostro empezó a mostrar un poco de pánico. Lo observé atenta pero sin más, me levanté de lugar en donde me encontraba y caminé hacia la habitación. Antes de entrar, escuché al sujeto hablar.
-Lo que acabas de decir... ¿Dónde escuchaste eso?-
-No lo sé... Lo inventé tal vez...-
Entré a la habitación sin escuchar la respuesta del tipo, caminé hacia la orilla de la cama y recargue mis brazos en ella para poder echarme en la alfombra de su cuarto. Me acosté de lado viendo hacia la dirección de la puerta y coloqué mi antebrazo de almohada. Conté hasta 100 y al llegar al 99 pude conciliar el sueño, perdiendo me en los dulces brazos de Morfeo...
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At the same place
Mystery / ThrillerAlguna vez se han preguntado ¿Qué clase de persona serían si fueran del género opuesto? No es válido contestar que la misma, porque por algún u otro motivo siempre resultamos ser diferentes a como pensábamos. Pues bien, algunos descubren ese secreto...