Sus manos se mantenían entrelazadas, el dedo índice de Hoseok daba caricias en la mano de Namjoon quien dormía sobre su hombro, que locura, sólo eso podía pensar. No mintió cuando le dijo al menor que sólo era cuestión de escapar, pues llevó meses ahorrando para poder vivir en un mejor departamento. A unas horas lejos de la ciudad.
Besó su cabellera, el cuerpo a un lado suyo se mueve suavemente, ya que el sol da en el rostro de Namjoon quien, en unos segundos comenzó a sentir la molestia, despertó siendo recibido por unos melosos ojos además de una hermosa sonrisa. De su alfa.
-Hola bello durmiente.
-¿Ya llegamos?, no puedo creer que estoy haciendo esto -dice mientras se sienta, mira a Hoseok quien rie con suavidad.
-Pues lo hiciste, no hay vuelta atrás.
Jung se acerca al menor dejando un pequeño beso en los labios del contrario, Kim abraza al castaño quien ahora da leves caricias al omega, sus lobos aullaban con gozo. Una cercanía tan bella.
El transporte se detuvo avisando su destino, Jung salió junto a Namjoon con las manos unidas, ahora sólo querían llegar a descansar a su hogar. Tomaron un taxi que los llevó calles más abajo, unos minutos después ya estaban bajo el transporte.
Namjoon sentía las lágrimas a punto de salir, pues el departamento era lindo, además de una zona tranquila, se abalanzó a los brazos de su pareja dejando salir sus emociones, todas puras. El alfa besó la carita de su omega con delicadeza.
Nuevamente unió sus manos para adentrarse, Jung sacó unas llaves para abrir la puerta de madera, al entrar los recibió un aroma agradable, aún estaba vacío pero poco a poco lo harían su hogar.
Kim se llevó las manos a la boca soltando mas lágrimas, bastantes ilusiones de una nueva vida con la persona que ama le hizo sentirse afortunado, unos brazos rodearon su cintura, Jung recargó su mentón en el más bajito, él también sonreía.
-Aquí crecerán nuestros cachorros, con el amor de dos padres que les darán la mejor vida.
El castaño se giró para encarar al alfa, tomo las manos que estaban en su cintura llevándolas a su ahora vientre plano, junto sus frentes y ambos cerraron sus ojos, gozando de la compañía del otro.
-Yo estaré más que feliz de llevar a tus hijos, Jung Hoseok -murmuró, Jung rio bajito y abrió los ojos, Namjoon imitó su acción-. Te amo mi dulce alfa.
Jung unió sus labios en un beso dulce, sin prisa, acariciando la mejilla pomposa del omega con su pulgar, por falta de aire se separaron mirándose a los ojos con un brillo de amor, de felicidad infinita.
-Yo te amo más mi jazmín -cargó al menor como princesa sacándole un pequeño grito para después reír-. Tu regalo será más especial.
Sin esperar respuesta del menor lo llevo en brazos a una habitación, al llegar Namjoon no pudo evitar sonrojarse, sintió su cuerpo ser recostado con delicadeza, después, a su alfa dándole caricias en su rostro.
-Te amo.
-Yo más, alfa.
Y dicho eso unieron sus labios, esa noche conocieron su cuerpo, el calor, la ternura, el placer. Fundieron el amor en fuego, que los quemó pero que también los hizo libres. Libres de amar.
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-¡¿Escapo?! -gritó haciendo su voz resonar en aquel lugar frío, sus ojos se tornaron levemente de un color miel.
-P-pero el señor Seokjin está detrás suyo.
-¡Una mierda!, mañana ese idiota me las pagará, agenda un vuelo de regreso a Corea -tomó su saco, mientras caminaba escuchó la confirmación del hombre, estaba que ardía de furia.
Lo sabía, nadie podía hacer el trabajo más que él mismo, ahora el omega no estaba, y quién sabe que tan lejos fue, simplemente no entendía como una bola de hombres pueden con un alfa. Uno, era el colmo.
Cruzó las frías calles de Roma, sus ojos no perdieron ese color ámbar, además de liberar feromonas para nada agradables, sólo había rencor y enojo en su corazón. Por primera vez sintió perder algo, ese mocoso le vio la cara, cosa que personalmente odiaba.
Al llegar al hotel, rápidamente se encerró en su habitación, jaló de sus cabellos, su olfato tenía aquel aliento a vainilla, lo torturaba a más no poder, lo carcomía, y su lobo no aguantaría más. Tomó su móvil con la mandíbula tensa, marcó el número de Kim.
Después de unos pitidos se escuchó la voz de Jin, que, por más que la fingiera se oía nerviosa.
-Taehyung...
-Nada de Taehyung idiota, ¿dónde carajos está Namjoon?
-En Gwangju, ahora mismo estoy yendo para allá, no están muy lejos.
-¡¿Cómo mierda dos mocosos se escaparon de ti, dime, nada puedes hacer bien?!
El silenció de apodero de la habitación, sólo se escuchaba los jadeos de Kim, sus ojos ahora eran de color ámbar.
-Eso pensé, más vale que cuando vuelva esté en casa, si no, tu cabeza lo pagará -dicho eso colgó.
que bonitos se ven votando esperanzitos pero... el final está cerca lectores lindos.