Capítulo 8

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Siglo I de la Era Moderna – Supremacía de la CasaQuarpium.

El Consejo de Archidrenses de la Orden está en periodo de campaña electoral. Dicho Consejo, en teoría el de más poder dentro de la Orden, consta de veintinueve Archidrenses además del Primer Archidrense.

A la finalización de cada legislatura, cualquier Drense de la Orden puede presentar su candidatura para Archidrense. En las elecciones pueden votar todos los Drenses y todos los acólitos. El voto de los Drenses cuenta un sesenta por ciento, y el de los acólitos un cuarenta por ciento. Teniendo en cuenta que hay muchísimos más acólitos que Drenses, los votos individuales de cada uno de ellos tienen entre sí mucha más diferencia de peso.

Las elecciones se celebran en dos fases. En primer lugar, los veintinueve miembros del Consejo de Archidrenses saliente, eligen entre ellos al que será el próximo Primer Archidrense. Posteriormente, pasado un periodo mínimo de una semana y máximo de tres meses, se sacan las urnas para elegir de entre todos los candidatos a los veintinueve que formarán el nuevo Consejo.

La Orden es un organismo demasiado poderoso como para que las Grandes Casas no traten de influir en sus instituciones, especialmente en el Consejo de Archidrenses, por lo que durante las últimas semanas los máximos representantes de las Grandes Casas han estado reuniéndose muy a menudo, tanto entre ellos como con casi la totalidad de los Drenses que se perfilan para candidatos, al igual que con todos los Archidrenses del Consejo vigente.

Apenas acaba de terminar una de las reuniones en la que han estado reunidos varios representantes de las Grandes Casas entre sí, cuando Tobias Quarpium, el máximo representante de la Casa más poderosa de Castilia, llega a su Palacio Residencia en Isla Mancera, una de las cuatro islas principales de la Región Antigua.

La reunión de las Grandes Casas le ha dejado ciertamente preocupado, y a pesar de estar la noche muy entrada en horas, no se va a su cama, sino que se dirige a su despacho.

Allí se sirve él mismo una copa de un vino color rojo oscuro intenso, y se la toma sentado en uno de los cómodos sillones dispuestos a tal efecto. Paladea el excelente sabor del vino hasta dejar apenas un dedo en la copa. A continuación saca de uno de los cajones de su mesa una pequeña caja, de donde extrae una pastilla que se traga ayudándose del último trago que quedaba en la copa. Mira al techo con gesto reflexivo, y a continuación se levanta para pulsar un botón en la mesa. Pasados unos segundos se abre una puerta pequeña camuflada en la pared, desde donde se asoma su ayudante personal, vestido con ropa de dormir. Era evidente que le había sacado de la cama.

—A sus órdenes Señor –responde tratando de disimular su voz ronca de dormido.

—Que venga mi hijo –ordena Tobias.

···

El grupo de herederos trabaja compulsivamente en el hiper-transportador desde que Solaris atravesó el túnel y regresó con éxito. Pasan casi todas las horas del día y de la noche en el laboratorio, haciendo cálculos y pensando hipótesis, mientras tratan de esquivar la presión que la Orden está ejerciendo sobre ellos para que publiquen sus resultados.

A pesar de que Solaris demostró que el túnel se había creado correctamente, y que, tal y como ella había dicho desde el principio, desembocaba en un planeta habitable de atmósfera respirable, todavía no saben de qué planeta se trata. Tampoco pueden probar a abrir nuevos túneles, ya que no cuentan con el oro necesario para estabilizarlos.

Vaham, el heredero de la Casa Kawleus, apenas va por el laboratorio. Desde siempre había sido el más despegado de todo el grupo. Procura mantener con ellos buenas relaciones, y siempre que le han pedido algo lo ha llevado a cabo con bastante éxito. Sin embargo, él no tiene una relación tan estrecha con el grupo como el resto de los herederos. Aún así, le han llamado, y él ha acudido.

Tempestades InvisiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora