Capítulo 16 [1/2]

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Narración

Después de aquel día inolvidable y de sucesos varios para el pobre moreno, ambos acordaron mantener el silencio, como otras tantas veces en las que Andy debía guardar los secretos del famoso asesino en serie de Chicago.

Aproximadamente un mes y medio había pasado desde aquello, nada podía saberse desde el incidente, ni siquiera el detective Mike pudo averiguar el por qué de la ausencia de Andy en aquel día, únicamente obtenía respuestas vagas del chico.

Lo cierto era que después de mucho tiempo de su extraña relación amistosa con el pelirrojo, podría decirse que se negaba quizás a delatarlo después de las incontables veces en las que le había salvado la vida, era su héroe, aunque no de la manera que a cualquiera le gustaría. Una parte de él se sentía mal por ello, incluso pensó renunciar, si no fuera por los incontables cosquilleos en su estómago que lo amenazaban día a día y que iban en aumento.

Observó frente a él al chico con cicatrices causante de dichos cosquilleos, que ahora se hayaba frente a él esperando respuesta alguna.

—Esta bien, Chucky... Solo, ¿Porqué yo?— Miró una vez más su rostro, sin conseguir quitarse aquella culpa inexistente de lo que le pasó.

—No preguntes, no es necesario. Pero confío en ti.— El corazón de Andy dió un giro inesperado, ¿Confiaba en él? Eso era un gran avance para una persona de mentalidad como la suya, el confiar en otras personas dejando de lado el encerrarse en su propia burbuja llena de sangre y dolor. Su felicidad no tardó en aparecer, no traicionaría su confianza y le haría saber que pase lo que pase, escucharía cada detalle de su historia. Que menos cuando le invitó a pasear por el bosque de la ciudad y el ambiente era cálido y tranquilo.— Además, tú querías saber más de mí, ¿Cierto?

—¡S—Si! Bueno... Eso es genial.— Sonrió de forma complaciente al pelirrojo, quien no se le escapaba ninguna mueca enternecedora del menor. Nunca imaginaría que fuese a sentir tantas emociones a la vez y como el cerebro humano era capaz de experimentar múltiples sensaciones en personas con discapacidad y problemas mentales, incluyendo la enfermedad que ahora le contaría a aquel chico.

—Bueno, el día en que acabé con el gilipollas de Brad, te dije que tu justicia estaba en tu mano y que yo no pude hacerlo.— Andy asintió de forma pensativa, su confusión era la misma que la de aquel día. El pelirrojo gruñó de rabia por la comprensión que recibía. — Esto es muy extraño para mi mocoso.

A pesar de ello, la compañía y el apoyo del moreno eran suficientes para proseguir.

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Flashback

En la consulta pediátrica se podía oír los gritos constantes de niños y niñas en la sala de espera de la sección psicología para niños. Dicha sección era la que se encargaba de estudiar los problemas que aparecían en los críos como malas conductas, bullying, transtornos, y múltiples casos más que la encargada de la sección veía pasar día a día. No obstante aquel día la entrada de aquel niño pelirrojo de ocho años llamó su atención.

—Atienda a este crío, no tengo tiempo para esto.— Resopló la encargada con resignación al oír aquello, era otra madre irresponsable, y con aspecto de beber diez litros de alcohol al día.

No le contestó, simplemente tomó sus datos y dió número a su turno. Miró al niño, no muy feliz, y lo alegró ofreciéndole una piruleta de fresa. No era mucho afecto, pero al pequeño se le escapó una gran sonrisa y dió las gracias.

Cuando llegó su turno el pequeño y la madre entraron a la consulta, fueron recibidos por un hombre muy amable. En ese instante la madre empezó a explicar lo que al pequeño le pasaba, de una forma muy exagerada.

Un asesino enamorado (Andy x Chucky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora