El deseo de atrapar a ese sociopata estaba más cerca de lo que pensaba.
No supieron como, pero de un día para otro el adulto y sus acompañantes se hayaban en la escena de un crimen, pero no de cualquier crimen, uno que dicha víctima habian estado buscando durante meses.
Brad. Si, el alumno de la escuela Capwell que había desaparecido en extrañas circunstancias y que nadie pudo encontrarlo. Hasta ahora.
Habían reportado la muerte gracias a un anciano de la zona que iba a recojer espigas de trigo en un sitio poco frecuentado como era en las afueras de la ciudad. Éste, explicó la situación de un olor desagradable en los alrededores, sin esperarse que se encontraría con un cuerpo inerte es descomposición.
Tras varias pruebas en bolsitas de plástico con sus restos, comprobaron que era el joven Brad. Al momento, hicieron un reconocimiento por toda la zona y alrededor, para encontrar una mera prueba, por insignificante que fuese, que pudiera ayudar al amargado del detective. El hombre, se hayaba cansado, exhausto por todas las vidas inocentes que se habían ido injustamente. Y él haría justicia.
De pronto, mientras la investigación se llevaba a cabo, algo llamó su atención; Un pelo color castaño se pudo identificar entre los escombros que se mezclaban con la sangre seca. El señor Norris tenía la esperanza de que fuese del sospechoso.
—Sacad esto de aquí y llevadlo a investigar, por favor.— Dicho aquello, se frotó la sien mientras sus policías científicos recogían la muestra con sumo cuidado y la llevaban a analizar más detallamente. Esto servía para saber su procedencia y el dueño de éste, dichas pruebas eran imprescindibles en las labores de la policía.
Tan pronto acabaron y el detective tuvo un segundo de paz, aprovechó para llamar al encargado sustituto de su mujer; quería abrir de nuevo la escuela. ¿Era arriesgado? Sí. Pero de esa forma conseguiría más puntos a su favor, no podía simplemente esperar a resolver el caso y reabrirla, ya que tardarían el doble.
Tras varias llamadas logró su prometido; se sintió un maldito egoísta, aún si aquello era lo que su mujer hubiese querido, se llamó así mismo cobarde, ¿Tenía otra opción? No, que él no conociese. Si no que viniese alguien más listo y le ayudara a atrapar a aquel idiota.
[...]
El gran par de amigos salieron a pasear como ya era costumbre por las calles de Chicago. Recientemente se habían enterado de que la obertura de la escuela se llevaría a cabo mañana.
—Hey Andy... ¿Qué ocurre? Has estado muy callado todo el tiempo.
Y era verdad, el moreno se negaba a dar rienda a una conversación o simplemente contestaba con monosílabos. No tenía ningun problema con Nico aquel día, pero además de preocuparse por lo que pasaría en la escuela en el regreso, en su cabeza aun rondaba el momento en que Shane le amenazó el día de su cumpleaños. No sabía seguro si debía contarselo al rubio, lo que era cierto, es que el muchacho se preocupaba demasiado por él y era capaz de ayudarlo en lo que hiciese falta. Se lo pensó dos veces, pero finalmente suspiró rendido.
—Bueno yo... ¿Sabes ese gilipollas llamado Shane? —El contrario asintió, recordando todo lo contado por el moreno.— Pues él... M—Me gritó y me amenazó el dia de mi cumpleaños.— Nico abrió los ojos como platos, por alguna razón se sentía fatal, culpable, por no poder estar allí cuando más le necesitaba.
—Andy yo... Necesitamos arreglar esto, Karen tiene que saberlo.
—¡No! No... Espera, no quiero que mi madre se entere.... Por ahora.
—Entiendo tu situación, es muy complicada. Tu madre le quiere, ¿No? — El contrario asintió sin remedio.— Pero tú eres su hijo, ¡Te va a creer! Una madre no abandona a su hijo, Andy.
—Eso es muy bonito Nico, pero no estás conmigo conviviendo con aquel par. — Rodó los ojos frustrado; Nico suspiró con la idea clara de que no iba a convencerlo, aunque en parte el moreno tenía razón, no estaba viviendo con él para entender lo que estaba pasando.— No importa...
—Almenos eso es lo que sé sobre la mía... Me preocupo mucho por ti ya lo sabes—. Un sonrojo apareció en sus mejillas, tuvo que contenerse la idea de abrazarlo y besarlo allí mismo y decirle que todo iba a salir bien. El chico le encantaba, de ello no había ninguna duda, no obstante veía un rival para él en el camino. Andy no dijo nada sobre eso, volvió a quedarse pensativo como hace momentos atrás.
Nico iba a preguntar sobre su tipo de relación con aquel pelirrojo, pero nada de eso pudo hacer; de un momento a otro dos policías que aparecieron derrepente, arremetieron contra el pobre Andy inmovilizandolo sobre la acera, estropeando el bonito paseo que los amigos estaban teniendo. Reaccionó segundos después sin entender que estaba pasando.
—¡E—eh! ¿Qué hacen? ¡Déjenlo!
Los dos agentes ignoraron la presencia del mayor, concentrándose en el muchacho que tenían bajo suyo.
—Hay una orden de arresto para Andy Barclay, se te acusa como principal sospechoso de un asesinato.
En aquel momento sintió todo su mundo derribarse; Lo había estropeado todo, ¿Pero cómo? Andy guardó el secreto de Chucky, sin embargo claro estaba que la policía sospechaban del moreno, alguna prueba tuvieron que sacar de sus encuentros. Fue descuidado, quizás no tenía derecho a refunfuñear como lo estaba haciendo, pero le daba rabia, y mucha.
—N—No pasa nada Nico... Estaré bien ¿Si? — Cuando se incorporó y las esposas le tenían preso en la espalda, fijó su mirada a su mejor amigo quien yacía preocupado y sin entender nada. El moreno se había arrepentido de no haberselo contado. Ahora estaba solo.— Lo siento.
—Yo...— Sin saber que decirle realmente, el tiempo había pasado y los policías ya se lo habían llevado dirección al coche patrulla. Ignoró en todo momento las miradas sorprendidas de la gente que pasaba por allí en ese momento. No tardó en oír cuchicheos del estilo: "...Seguro lo han pillado tomando droga...", "...Estos jóvenes de hoy en día...", y un largo etcétera de conversaciones que el rubio prefería no escuchar, si no, seguro que explotaría de rabia.
¿Así veían a los chicos como ellos? Pero si no han hecho nada malo, ¿Qué pasó? ¿Cómo que sospechoso de un asesinato? No podía imaginarse como es que el menor no le había contado nada al respecto, y es que en el rostro de éste vió que se hayaba en confusión de todas formas. Esperaba que solo hubiese sido un malentendido.
Nico no tenía más remedio que salir de allí, ya no pintaba nada y no conseguiría gran cosa persiguiendo a Andy. Lo que tenía claro era la bomba de preguntas que le caerían al moreno una vez consiguiese estar libre.
Dirigió su vista a un punto aleatorio, con la mala suerte de encontrase a la persona que menos quería ver en ese momento, aparentemente pasando por allí de casualidad lo vió todo. Chucky.
—Mierda...
Su pésima idea fue echarse a correr de allí con la consecuencia de que el pelirrojo lo reconoció al momento y fue detrás suyo. Nico, como siempre, tendía a evitar los conflictos con personas que no fuesen de su agrado, pero de una forma bastante llamativa.
Se recorrió unas cinco calles hasta que, para su desgracia, se había metido en un callejón sin salida.
Cuando quiso darse la vuelta y huir, lo había tirado al suelo mientras era inmovilizado para que no pudiese escapar. Decir que odiaba a aquel tipo desde que lo vió, era decir poco. No entendía como es que a Andy le caía bien.
—¡Sorpresa!
—¡Khg! ¡Sueltame tio raro!—Dijo Desesperadamente. Notaba como el mayor aprisionaba su cuerpo contra el suelo, incluso haciéndole daño, mientras éste empezaba a reírse y a disfrutar de la angustia del rubio. Chucky no dudaría en jugar un rato ahora que tenía la oportunidad.
—Vaaaya, pero mira quien es, el rubio tonto.— Chucky analizó la situación por un momento; había visto como se habían llevado al mocoso y en parte, estaba cabreado por ello, imaginándose que sería obra del detective Norris. Se había divertido por años burlándose de éste haciendo de sus pruebas contra él una perdida de tiempo. Es decir, siempre encontraba la manera de quemar sus pistas en cada asesinato.
Pero ahora, empezaba a estar harto, y más ahora que habían pillado a Andy.
—¿Qué coño te pasa? ¡Déjame ir!
—Callate, maldita sea, vas a hacer lo que yo diga, ¿De acuerdo?— Amenazó mientras sacaba su cuchillo rojo y paseaba el filo plateado por la mejilla del menor, haciéndolo temblar.
—¿... Y si no qué? Nunca haría nada como eso, eres malo, ¡No entiendo como le agradas a Andy!
El pelirrojo sonrió macabramente al recordarlo; consideraba a Nico como un rival, sí, y quizás sean todo lo opuesto el uno con el otro, pero se alegraba saber que hasta este idiota, reconocía que a Andy le gustaba estar con él.
— Y si no...deseo que llegué el día en que el mocoso me de permiso para cortarte las piernas, oh sí, y después degollarte leeeeentamente.
Nico, no daba rienda suelta a lo que estaba pasando y escuchando. No conseguía encajar las piezas, ¿Cómo que Andy le de permiso? ¿Acaso estaba compinchado con este psicopata?
No, no, no. No se lo podía creer. Solo lo estaba haciendo para intimidarlo y acceder a sus peticiones. Si, debía ser eso.
—¡Eso es mentira!— Los intentos del rubio por zafarse de aquel chico intimidante, eran en vano.
—Me estas empezando agotar la paciencia maldito crío... ¡Habla! ¿Porqué se llevaron a Andy? ¿Te ha contado algo?
—Joder...¡No! No sé nada ¿Vale? Vino la policía y derrepente lo tiraron al suelo y lo esposaron, ¡Ya está! No me contó nada... Khg.
—Ummm...., Así que no confía en ti, eso me alegra.—Lo pensó mientras sonreía triunfante.— Vale llorica, hagamos una cosa, te doy cinco segundos para largarte de aquí y no hablar de esto, de lo contrario...— El filo que no cesó de su piel en ningún momento, ahora ejercía presión sobre ésta, teniéndose que controlar por no poder desgarrarla en ese momento.
—N—No diré nada te lo prometo... Déjame ir...— La manera en que el pelirrojo le asesinaba con la mirada le hacia estremecerse. Sin esperarse realmente que fuese aquella clase de persona.
—Tus súplicas son música para mis oídos... —Su típica risilla le recordaba exactamente al muñeco que se le aparecía en los espejos, "él" mismo—. Bien, huye de aquí antes de que te rebane el cuello como si fueras mantequilla, ¡Vamos!— Chucky tenía que dejarlo ir, no quería hacerlo a plena luz del día en calles transitadas, eso lo primero. En segundo lugar que Andy podía enfadarse muchísimo con él. Debía controlarse demasiado y no estaba acostumbrado.
Aquella última orden hizo que Nico se levantara del suelo a duras penas, sintiendose aturdido y "cagado de miedo", corrió hacia la salida del callejón, no sin antes ver como Chucky reía mientras le lanzaba el cuchillo a modo de juego, consiguiendo esquivar aquella muerte segura.
[...]
—Vamos Shane, estoy intentando limpiar un poco, y tú también deberías.
Karen se hayaba aguantando las constantes insistencias por parte del mayor demasiado rato. La acariciaba sin consentimiento mientras limpiaba o hacia otras labores del hogar, incluso, descansando en el sofá. Sus intenciones era meramente sexuales y parecían ir en aumento.
—Siempre estamos solos, y nunca aprovechas esta oportunidad.
—Bueno, tienes razón pero...
—Entonces iré con mis amigos al bar. No pasa nada Karen, otro día será.— La interrumpió sin dejarla acabar y se fue por la puerta de casa. Aquella última frase la hizo sentir realmente mal, obligándose a si misma a tener que complacerle si no quería discusiones ahora que había conseguido una pareja "estable".
Aunque admitía que algo le pasaba a su novio y sentía la necesidad de saberlo, no quería molestarlo más de lo necesario.
Por otro lado, seguía sin poder ver que tanto su hijo cómo Shane, lograban llevarse bien. Pensó tal vez que en el dia de cumpleaños del moreno lograrían establecer lazos, pero más que eso, seguían odiandose.
Karen, como madre, velaba por el bienestar de su hijo, a fin de cuentas han estado la gran parte su vida solos, ayudándose el uno al otro, sin esperar nada de nadie. No obstante, a los pocos años, se hayó en la necesidad de volverse a sentir amada, cuidada. Entre tantos novios y tantas desgracias encontró a Shane, que desde entonces cuidaba de esa relación más que su vida propia. Incluso atreviéndose a decir, la de su propio hijo.
En ese instante se sintió una pésima madre, novia y persona.
Incluso una egoísta.
‹‹Ring, Ring››
El sonido del teléfono la sobresaltó, llevándose un quejido por su parte. Fue hasta el teléfono y presionó el botón verde de inicio de llamada.
Una voz ronca y masculina se oía al otro lado de línea, y a juzgar por lo que le estaba diciendo a la pobre madre, era muy serio.
Con un par de intercambios de palabras, Karen finalizó la llamada. Llevándose una mano a la boca y al borde del llanto, se dejó caer de rodillas repitiéndose las palabras que aquel hombre le había dicho, sin poder terminar de creerselas. Todo era por su culpa; no le prestó la suficiente atención a lo que más amaba en este mundo.
[...]
La noche había caído sobre la gran ciudad, anunciando las primeras farolas encendidas que alumbraban a los que se atrevían a pasear por el ambiente gélido, envueltos en gruesas capas de piel.
Entre las calles solitarias se encontraba cierto chico pelirrojo, como siempre, llevaba su sudadera encima con la capucha que usaba para encubrirse un poco mejor. Hayaba la manera de sacar al moreno de la comisaría de policía, esperando el momento adecuado para colarse en los asientos traseros de un coche de policía. Cabía mencionar su estado de preocupación respecto a cómo haría tal cosa, sería discreto, pero el hecho de pensar que volvería a poner en peligro a Andy no era de su agrado.
—Tu me hiciste esto pequeño, ya no te libraras de mi tan fácilmente...—Susurró al aire frío.
¿Porqué no simplemente lo mató cuando tuvo la oportunidad? Antes de que, el amor hiciese una mala jugada en su cabeza.
Vió su oportunidad al instante en que las luces del coche se encendieron, dando rienda a suelta a que pudiese entrar ahora que lo habían abierto. El agente que lo hizo, parecía haberse olvidado de algo, razón por la que volvió a entrar en el establecimiento. El pelirrojo no perdió ni un segundo más; fue sigiloso hasta que abrió la puerta trasera y entró.
Quién le diría a aquel pobre policía que tenía al asesino más famoso justo detrás de él. En el momento en que volvió y entró en el asiento del piloto, algo notó que no andaba bien, aunque dándole igual un segundo después ya que era su último día de trabajo antes de las vacaciones. No quería interrupciones ni preocupaciones, salvo que, a quien más odiaba, le había pedido que llevase el coche patrulla al taller antes de volver a casa. Aquel era su jefe.
Ya con todas sus pertenencias, arrancó el motor y se puso en marcha.
Era el momento perfecto, justo cuando habían pasado por una calle alejado de la comisaría, Chucky envolvió todo su rostro en una bolsa de plástico transparente y tiró hacia atrás impidiendo toda libertad del pobre hombre; asfixiandolo. El vehículo perdió el control, aunque por suerte a baja velocidad, y frenó a escasos milímetros de una pared.
—Adivina quien soooy~...— Canturreó en un tono divertido.
—¡Mmh!— Por instinto, el hombre se giró todo lo que pudo para ver al desgraciado que estaba jodiendo sus vacaciones, y para su sorpresa, dedujo quien podía ser.
Silencioso, escurridizo, inteligente.
—Exacto, y es nuestro pequeño secreto, solo tuyo y mío... ¡Jajaja! Y ahora, me dirás donde está Andy Barclay, estúpido poli.
Pero nada, no podía hablar, solo gesticular desesperadamente en un intento de recuperar el aire, mientras trataba, almenos, de encender el botón de las sirenas.
—Joder. Tengo una idea mejor.— Y se puso a ello. Acabó la faena forzando el plástico que eliminaría todo aire que pudiera entrar o salir, y entre tantos forcejeos y gemidos lastimeros, el latido de aquel hombre ya no volvería a funcionar nunca más. —Bueno... creo que ya no vas a necesitar todo esto.
Encontró el arma del susodicho y comprobó que estuviera cargada, llevándose una sonrisa por su parte, serían suficientes balas para su hazaña de conseguir sacar al mocoso de allí.
—¡Bingo! Eres mía bonita—.
Y siguió ojeando entre las cosas que tenía el hombre, de las cuales un papel le llamó la atención. Lo leyó en voz alta, con lo que decía;
—"... Resultados en al ADN de Andy Barclay... Restos encontrados en el escenario de un crimen, cuya víctima responde al nombre de Brad... Hayado muerto hace cuatro meses..."
¿Tanto tiempo había pasado ya desde entonces?
Suspiró cansado, dejó todo como estaba y se puso en marcha hacia donde se suponía que tenían al moreno.
Ahora, tanto Andy como él, serían unos fugitivos, de ello no había ninguna duda a partir del momento en que notarian su ausencia en la comisaría.
¿Quizás la única opción que queda sea huir de la ciudad junto Andy?[...]
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Un asesino enamorado (Andy x Chucky)
FanfictionAmbos eran adolescentes, uno con una vida normal y una madre soltera, el otro, una vida solitaria con siniestros secretos. Todo cambiará cuando ambas miradas se crucen, una molestia en el pecho y unos vagos recuerdos en forma de sueños será lo que t...