19/9/2017

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Song: Yesterday — The Beatles.

~×~

Dos días pasaron, dos días que John se propuso entrar a la habitación con la puerta blanca y vaciarla por completo para dejar atrás esa etapa de su vida, pero la mayoría de las veces se quedaba estático solo con tocar la perilla. Fue dejando la tarea siempre para después durante muchos años incluso puedo decir que una parte de él aún no aceptaba lo que había sucedido, era una cicatriz que aún después de unos cuantos años John todavía no podía cerrar, en fin, eso te lo contaré pronto. En la mañana del 19 de septiembre John se levantó un poco más cansado que de costumbre, lo supo porque su cama le pareció más seductora que de costumbre, las sábanas ahora se sentían más suaves que de costumbre, aparte de que el clima en la gran ciudad era el indicado para hundirse en la cama, eso y la falta de sueño de John hicieron la mezcla perfecta para que se quedara "5 minutos" más durmiendo, que resultaron ser varias horas, así pues terminó levantándose a la 1 pm por un dolor de espalda.

—Te maldigo demonio de mi parálisis del sueño..— Masculló John en lo que miraba fijamente a un rincón de su habitación por unos diez minutos como todo ser humano pensante cuando se despierta.  —No puedo seguir haciendo esto..— A John le gustaba hablar consigo mismo, no porque estaba loco, sino que le ayudaba a aclarar su ideas.

El castaño se levantó de su cama con un bostezo sonoro, arrastró los pasos hasta el baño para pararse frente al espejo y verse el rostro, tenía lagañas como todos en la mañana, ojeras notables, una barba crecida y desaliñada junto a sus ojos azules que lucían cansados.

—Incluso en este momento, ella diría que estoy guapo..— El ojiazul soltó una carcajada que sonó más triste que feliz.

John no se dio cuenta de cuantas ganas tenía de orinar hasta que contempló el retrete, esto se le hizo difícil —no diré el porqué— así que aprovechó el momento para darse un buen baño y cepillarse los dientes, salió del baño con mucho mejor aspecto del que tenía antes, fue a vestirse y a preparar su desayuno, esto no le tomó mucho tiempo por lo que en pocos minutos John ya estaba caminando en las calles de la gran manzana, debo mencionar que compró dos ramos de flores, uno de rosas y otro de lirios. Usó su medio de transporte favorito y en menos tiempo de lo que dura este capítulo ya estaba frente a las oficinas del New York Times para cumplir con la petición de su madre. Al entrar se encontró con un recepcionista que lo detuvo antes de subir por el ascensor.

—¿Nombre?— El hombre mantuvo la vista fija en su computadora.

—John..— Dijo el castaño en voz baja.

—Completo, señor.— Los nervios de John empezaron a aparecer, temía que no lo dejaran entrar.

—John Evans..— Habló el hombre a la par que miraba al recepcionista.

—Bien, pase.— El recepcionista hizo un ademán con la mano y John caminó rápidamente al ascensor.

John dejó la incómoda situación —al menos para él— y subió lo más rápido que pudo al ascensor, donde agradeció que no hubiera nadie, ahí dio un largo suspiro de alivio y esperó a llegar al piso donde estaba la oficina de su padre. El ascensor marcó el piso 14, John caminó fuera de este, buscó con la mirada lo más parecido a una oficina privada y la encontró pero cuando se acercó para entrar vio a su padre hablando con una mujer, supuso que serían asuntos de trabajo y por eso se mantuvo afuera esperando. A John le causó risa el ver como la pobre mujer salió de la oficina lentamente y de espaldas, ya más relajado el castaño entró a la oficina y saludó a su padre.

—¡¡Dios, John!! Te ves terrible..— Exclamó Raymond observando a su hijo.

—La vida de un artista, me supongo...— Hubo un silencio incómodo entre el padre y su hijo hasta que fue interrumpido por la madre de John.

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