9 de octubre de 2017

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Había pasado una semana y algo más desde la boda de Victoria, al parecer el mundo volvió a ser como antes en la vida de ambos protagonistas. Entre pinturas, artículos, llamadas y mensajes ambos se pasaron demasiado ocupados como para pensar mucho en el otro, sin embargo en pocos minutos de cada día Hannah se aparecía en los pensamientos de John y viceversa. Hannah realmente no trató de conseguir el número de John porque simplemente no se le ocurrió, el castaño no lo hizo por no pasar "una vergüenza innecesaria" algo que obviamente estaba en su cabeza insegura porque ya Gabriel le había hablado sobre ella y su opinión acerca de él. A lo que vamos, era la hora del almuerzo en el New York Times, Hannah comía unos ricos frijoles que su madre le había hecho, le recordaban a su infancia, cuando no quería comerlos para ser precisos, Hannah estaba demasiado ocupada en sus frijoles como para darse cuenta de que nada más y nada menos que John había entrado a la oficina de su jefe.

—Hola papá, ya llegué.— John dejó su bolso cruzado en la silla.

—Aunque llegaste un poco tarde hijo, es hora del almuerzo aquí.— Dijo Raymond sentado en su gran silla.

—Me quedé dormido..— Murmuró John para sí mismo. —Entonces, ¿cuál es el gran proyecto de que me hablaste en la llamada?—

—Aún no podemos empezar la reunión, es hora del almuerzo y sería algo cruel interrumpir el almuerzo de tu compañero.— Raymond sacó un pequeño envase de su maletín, este contenía por supuesto lo que comería de almuerzo.

—¿Voy a trabajar con alguien?— Preguntó John con un tono de desdén.

—Sip, uno de mis mejores empleados, espero no sea mucho inconveniente para ti.— El padre empezó a comer.

—Supongo que no..— John se sentó a esperar que pasara la hora para poder saber cual era el proyecto que su padre le tenía 

—Bueno.— Dijo Raymond luego de que pasara la hora del almuerzo. —Espera aquí un momento.— Raymond salió de su oficina y caminó por los puestos en busca de su empleado. —¿Está por aquí el señor George Addams?— Preguntó Raymond.

—No, señor, él está de vacaciones en Londres.— Respondió Hannah guardando su envase de comida.

—Ah, cierto, lo había olvidado..— Raymond golpeó su frente con su mano. —Ahora que haré..—

—¿Necesita algo, jefe?— Hannah vio a Raymond desde su puesto de trabajo.

—Es que tenía un gran proyecto, sobre el arte y necesitaba que..— El hombre se detuvo en medio de la oración porque tuvo una idea. —Hannah, acompañame a mi oficina.— Dijo Raymond para devolverse al lugar de donde había salido en compañía de la castaña.

—¿Para qué me llamó?— Expresó Hannah con confusión hasta que vio a un rostro bastante conocido.

—Tenía una gran idea sobre una nueva sección del periódico , dedicada solo y exclusivamente al arte, tú haces muy buenos artículos sobre eso, y quién mejor para acompañarte y ayudarte a hacerlos que mi hijo, John Evans.— Hannah no supo si fueron los frijoles o la emoción de ver a John de nuevo cuando su estómago se volcó al revés.

—Hannah..— Murmuró John sonriendo.

—¿Ustedes dos se conocen?— Preguntó Raymond, y luego recordó todo fugazmente. —Ah es cierto, tu eres la hermana de Victoria, perdón por eso.— El jefe se sentó en su silla e invitó a ambos a hacer lo mismo.

—Entonces.. ¿Cómo sería esto?— Preguntó John mirando a su padre.

—Debo preguntarle a la señorita Hannah, ¿está dispuesta a "trabajar" los sábados por horas extra?— Ciertamente era algo que a no muchos les gustaría, pero Hannah no tenía mucho que hacer y un poco de dinero no le vendría mal, por eso asintió con tranquilidad.

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