XI

57 8 4
                                    

Chari se giró para mirarla, notando el sonrojo en el rostro de Shun, la cual titubeaba en silencio que contestarle. La guardia se mordisqueó el labio inferior nerviosa, tanto por no saber que contestar, como por la cercanía que tenían.

—Yo... —musitó.

—¿Tú...? —Shun comenzó a sentirse más nerviosa—. ¿Qué suced... —no la dejó terminar de hablar, no logró detener sus acciones. Chari abrió los ojos como platos, sintió sus mejillas arder y su corazón acelerarse; nunca se había imaginado que la respuesta de Shun sería un beso. La guardia, por su parte, estaba completamente nublada, ni siquiera se había dado cuenta del beso hasta que sintió la respiración de su protegida en la mejilla. Se separó apenas unos segundos después, pero para ambas habían sido largos minutos.

—L-lo siento... —musitó después de separarse, desvió la mirada de su rostro sintiéndose completamente avergonzada por lo que acababa de hacer. ¿Y si la princesa se tomaba mal todo aquello? ¿Y si ordenaba que la ejecutaran cuando llegasen a Suruga? El miedo la invadió por un instante, pero se alejó cuando Chari colocó su mano temblorosa en su mejilla.

—N-no te disculpes. —tartamudeó al igual que Shun, para luego mostrarle una pequeña sonrisa. De repente, sentían que la tensión entre ellas se había disipado en aquel momento—. Así que... ¿soy bonita? —preguntó logrando sacarle una pequeña sonrisa a Shun.

—Lo eres —se animó a decir la guardia. La princesa se acercó más a ella y la abrazó en lugar de contestarle. Colocó su cabeza en el pecho de ella cerrando los ojos sintiéndose tranquila.

Nuevamente pasaron unos minutos en silencio, aún abrazadas y sin la intención de separarse de la otra. Shun, por su parte, sentía que su cuerpo temblaba; aún se sentía nerviosa, tanto por el beso, como por la reacción de la princesa. Realmente, por un segundo, perdió completamente la cabeza, poniendo en peligro su cabeza si la princesa la rechazaba; aunque no había sido así y se alegraba por ello.

Mi cuerpo aún tiembla de los nervios. Al menos no me rechazó. —sonrió ante aquel pensamiento—. Tal vez sea una locura pensar esto, pero... ¿podría tener una oportunidad con ella? —negó con la cabeza lentamente contestándose; Chari era una princesa y ella solo su guardia, debía mantenerse alejada.

Bajó la mirada hacia su protegida, la observó unos instantes, parecía estar dormida, una pequeña sonrisa asomó en sus labios. Llevó su mano al cabello de su protegida y lo acarició suavemente, ésta la miró rápidamente dedicándole una pequeña sonrisa.

Pasaron unas cuantas horas, Shun se encontraba sentada en el piso, mientras Chari se dedicaba a dar vueltas por la cueva; hacía un rato que se había aburrido de estar allí acostada sin más. La guardia la miraba dar vueltas atentamente.

—¿Por qué das tantas vueltas? —inquirió haciendo que la princesa la mirase.

—¿No te aburres de estar aquí? —Shun se encogió de hombros—. Yo si me aburro, quisiera salir nuevamente y caminar un poco. —soltó un pequeño suspiro—. Al menos en el palacio tenía algo que hacer —se acercó a la entrada y miró la lluvia caer. Shun se levantó de donde se encontraba, se acercó a ella y posó las manos en los hombros de la princesa; aunque realmente quisiera abrazarla. Chari esbozó una sonrisa y tomó las manos de su escolta.

—Tal vez mañana deje de llover —realmente no tenía muchas ganas de que dejase de llover, no quería volver al camino. Debía hacerlo, era su misión después de todo, pero si llegaban a Suruga, no podría volver a estar tan cerca de la princesa; sin contar que su futuro esposo seguramente lo separe por completo de su puesto como guardia.

—¿Te sucede algo? —escuchó de repente a Chari, bajó la mirada rápidamente hacia ella, que la miraba atentamente—. De repente te ves muy seria —Shun negó con la cabeza.

Nuestro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora