Chari se preocupó cuando Shun se despidió de ella por cuarta noche consecutiva, para luego irse de su habitación. No entendía que era lo que tanto hacía, ni por qué se iba por la noche. Se preguntaba si ya había abandonado la idea de estar juntas hasta que la enviaran a Dewa a fuerzas. Soltó un pequeño suspiro dirigiendo su mirada hacia la muchacha que ocupaba el lugar en el que siempre se sentaba Shun. Cerró los ojos e intentó dormir.
Shun volvió a la habitación unas cuantas horas después. Hizo que la muchacha que vigilaba a la princesa se fuera a la habitación donde se encontraban las demás. Luego de cerrar la puerta, se acercó a la princesa y la miró unos instantes con una sonrisa en el rostro. Pensó en que pronto lograría sacarla de allí y llevarla lejos. Llevó su mano hacia su cabeza para acariciarlo suavemente, pero solo logró sobresaltarla y hacer que se despertase. Shun le dedicó una pequeña sonrisa.
—Lo siento, no quise asustarte. —le dijo cariñosamente en un tono bajo—. Vuelve a dormir, Chari, aún es de noche —la princesa tomó su mano sin apartar la mirada de ella.
—¿Qué es lo que haces por la noche, Shun? —entrelazó sus dedos con los de su guardia—. No quiero que te metas en problemas y terminen enviándote a Dewa antes de tiempo —la guardia negó con la cabeza, manteniendo su sonrisa.
—Tranquila, mi princesa, no me meteré en problemas. —no aún, le hubiera gustado agregar, pero no lo hizo—. Confía en mí —Chari se sentó en el futón, tomando su mano todavía. Se miraron unos instantes en silencio. Shun se acercó a su rostro y la besó, siendo correspondida al instante.
Se separaron unos segundos después, se miraron nuevamente en silencio, para luego apartarse completamente. La guardia la tomó de los hombros acostándola, la arropó y volvió a besarla, está vez rápidamente. Después, volvió a su lugar en la esquina para vigilarla como siempre.
Por la mañana, Chari le insistió hasta el cansancio a su prometido que la dejase recorrer Suruga, puesto que, a pesar de que no le agradaba la idea de estar allí, no era un lugar que había frecuentado demasiado. El hijo Kokugawa, luego de un rato, cedió ante la petición con la condición de que, además de Shun, deberían ir un par de guardias más y una muchacha para que la acompañaran; Yoichi sabía que, si no hacía que sus propios sirvientes temerosos de que los corran, fueran con ellas, era probable que Shun se la "robase".
Bajo las condiciones del hijo del Shogun, Chari salió. Durante su caminata, mantuvo a la sirvienta y a Shun más cerca que a los otros dos guardias que las acompañaban; aunque hubiera preferido quedarse solo con su guardia de siempre, la única que quiere tener cerca.
Durante su recorrido, la princesa se mantuvo hablando con la muchacha, aunque esta solo le respondiera con lo que ella quería escuchar y no más que eso. Cada tanto, Chari comenzaba a hablarle a Shun, olvidando a sus acompañantes, pero recordándolo al instante, cuando recibía una respuesta seria por parte de la guardia.
Unas pocas horas después, Chari, cansada, decidió volver a la morada del Shogun. Donde se separó de los otros dos guardias y de Hanagata, la muchacha que las había acompañado y que apenas había conocido su nombre, para dirigirse a su habitación junto con Shun. La guardia se sentó en su lugar, mientras que la princesa se quitaba el abrigo y lo dejaba sobre el futón. Luego, se sentó frente a Shun y la miró unos instantes.
—¿Esta noche también harás que Hanagata venga a cuidarme? —la guardia asintió.
—Me hará el favor unos cuantos días más —Chari la miró unos instantes en silencio, luego soltó un pequeño suspiro; comenzaba a molestarle un poco no saber que estaba pasando. ¿Por qué Shun no decía nada? ¿Qué le estaba escondiendo?
—Está bien —se limitó a decir.
Se mantuvieron en silencio unos instantes, la princesa fijó su mirada en sus manos, mientras que Shun la observaba, intentando descifrar que le sucedía. Acercó su mano a la de su protegida, pero ésta la apartó, dejándola en blanco ante su reacción. Luego de unos instantes, la guardia formuló la pregunta en su mente.
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Nuestro Secreto
Teen FictionNunca pensó que su secreto, el que había guardado celosamente durante tantos años, quedaría expuesto ante la persona menos indicada. Tampoco había imaginado que ésta se convertiría en mucho más que su confidente, que calaría tan profundo en su coraz...