Luego de una semana de camino, llegaron a Maebashi, el tercer y último pueblo que debían cruzar. Se adentraron al pueblo y, pidiendo indicaciones, lograron llegar a un ryokan donde quedarse.
Una vez que estuvieron en la habitación que ocuparían, ambas se desplomaron en los futones. Estaban agotadas después de atravesar el bosque durante días y tener que dormir en el suelo duro de cuevas o claros.
—Al fin llegamos —musitó la guardia con cansancio, Chari asintió sin saber si la estaba mirando o no. Shun cerró los ojos; realmente estaba cansada y no le importaba en absoluto quedarse dormida con la armadura puesta. La princesa se giró hacia ella y sonrió con cansancio.
—Quítate la armadura. —le dijo sin recibir respuesta—. Shun, no duermas con tu armadura. —se levantó con pereza y pesadez, se acercó a ella y le quitó el casco—. Shun. —la nombró haciendo que abra los ojos nuevamente y la mirase, Chari le sonrió acariciándole la mejilla—. Quítate la armadura —Shun asintió, se levantó y comenzó a quitarse la armadura con la misma pereza con la que la princesa se había levantado antes. Mientras, Chari se recostó en el futón de Shun y la miró hasta que terminó de quitarse su coraza.
—¿Dormiremos juntas? —preguntó la guardia mientras se recostaba junto a ella, su protegida simplemente asintió. Se miraron unos instantes, el escaso tiempo que Shun pudo mantener los ojos abiertos. Chari sonrió acariciándole la mejilla suavemente, su guardia no la sintió, ya que se había quedado profundamente dormida, dado al cansancio que tenía. La princesa, por su parte, se quedó mirándola, hasta que el sueño también la venció.
Por la mañana, Shun despertó encontrándose con la princesa dormida junto a ella, sonrió, para luego besarle la frente intentando no despertarla. Se dispuso a levantarse del futón, pero algo la detuvo, al girarse a ver, se percató de que la princesa la tomaba de las ropas deteniéndola.
—Estabas despierta —susurró esbozando una sonrisa, se acercó a ella y le acarició el cabello despeinado.
—Dijimos que nos quedaríamos aquí unos cuantos días, Shun. No tenemos por qué levantarnos ahora —la sonrisa de la guardia se amplió. Volvió a acostarse a su lado y deslizó su mano por la cintura de la princesa, acercándola a su cuerpo.
—¿Quieres pasarte el día en el futón?
—Sí, quiero pasar el día aquí sin más. —abrió los ojos para mirarla—. Quiero que perdamos el día acostadas juntas —dicho esto, la besó, siendo correspondida al instante.
Luego de un par de minutos, se separaron y se miraron sonriéndose cariñosamente. Shun la abrazaba rodeándola por la cintura, mientras Chari se dedicaba a acariciar su mejilla y su cabello. Parecía que todo era perfecto en aquel instante; ni siquiera recordaban el deber de Chari. No recordaban que la princesa debía casarse al final de su travesía, que tendrían que separarse al final de todo.
Shun cerró los ojos e inhaló profundamente. Solo quería centrarse en Chari, en lo suave que le resultaba su tacto, en lo mucho que le gustaba tenerla así de cerca, en lo enamorada que estaba a ese punto.
—Mi princesa... —musitó sin darse cuenta, haciendo que en el rostro de la princesa apareciera una pequeña sonrisa.
—¿Tu princesa? —Shun abrió los ojos al instante y la miró avergonzada—. ¿Soy tu princesa? —preguntó con un tono que vacilaba entre cariñoso y burlón.
—B-bueno, eres mi superior... —balbuceó.
—No me disgusta ser solo tu princesa. —le acarició la mejilla ampliando su sonrisa—. Suena bonito —le dio un corto beso, Shun no pudo evitar sonreír.
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Nuestro Secreto
Teen FictionNunca pensó que su secreto, el que había guardado celosamente durante tantos años, quedaría expuesto ante la persona menos indicada. Tampoco había imaginado que ésta se convertiría en mucho más que su confidente, que calaría tan profundo en su coraz...