XVII

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Shun despertó temprano por la mañana, abrió los ojos perezosamente, para luego girarse hacia su derecha, encontrándose con la espalda desnuda de la princesa. La miró unos instantes recordando la noche anterior, esbozó una pequeña sonrisa, para luego acercarse a ella y abrazarla. Chari, aún dormida, se acurrucó contra ella, haciendo que la sonrisa de Shun se ampliara más. Comenzó a darle suaves besos en el hombro y parte de su espalda intentando no despertarla.

—Qué bonita eres... —susurró, se apartó de ella y se levantó.

Tomó su yukata y se vistió. Soltó un bostezo dirigiendo la mirada nuevamente hacia la princesa, volvió a sonreír arropándola.

Shun se acercó a la ventana y miró a través. La ventana daba hacia el patio interno del ryokan, por lo que se distrajo rápidamente con las plantas y con un par de niños que correteaban por allí. Soltó un pequeño suspiro, estirándose con algo de pereza.

—Shun —dirigió la mirada rápidamente hacia la princesa al escuchar su llamado.

—¿Qué sucede? —se acercó a ella.

—Acuéstate conmigo —le pidió con voz somnolienta, cosa que hizo sonreír a la guardia.

—Está bien. —se acostó a su lado y la abrazó, arropándola mientras la acercaba—. ¿Aún tienes sueño? —le preguntó acomodándose, Chari simplemente asintió, acurrucándose contra su pecho. Shun sonrió, enredando sus dedos suavemente en su cabello—. Hace frío, Chari, ¿quieres que te de tu yukata? —la princesa levantó la mirada; se había olvidado por completo de lo que había sucedido la noche anterior.

—No es necesario, —le dedicó una pequeña sonrisa—, con que me abraces estoy bien —la guardia le devolvió la sonrisa, la tomó del mentón, para luego darle un corto beso.

Se quedaron un par de horas en el futón abrazadas, Chari dormitaba mientras que Shun se dedicaba a observarla acariciándole el cabello suavemente. Se habían olvidado completamente de que el próximo pueblo que pisarían era Suruga y que, ni bien pisasen el lugar, Shun debía abandonar la idea de quedarse con la princesa.

Cuando la princesa se levantó, ambas decidieron vestirse y salir a dar una vuelta, a pesar del frío que sintieron ni bien salieron. Recorrieron por una hora, hasta que el hambre hizo que se detuvieran en un restaurante. Mientras comían Shun recordó donde estaba y que, pronto, debía apartarse de Chari. La miró de soslayo, mientras ella comía despreocupada. La guardia soltó un pequeño suspiro y se apresuró a terminar de comer.

Debo aprovechar el tiempo que tengo con ella —pensó observándola con seriedad. Chari se percató de ello, la miró y tomó su mano.

—¿Qué sucede? —la guardia negó rápidamente con la cabeza.

—¿Quieres seguir recorriendo?

—Claro. —sonrió, la princesa tomó algo de dinero, pagó y se levantó—, vamos —salió del lugar seguida por su guardia.

Una vez fuera, echaron a caminar por una de las calles. La guardia, caminando un poco más atrás, se dedicó a observar a Chari con un dejo de tristeza. De repente, no podía dejar de pensar en el poco tiempo que les quedaba juntas, en cuanto deseaba que el tiempo se detuviera en ese preciso momento para poder estar con ella. Se acercó rápidamente a la princesa y la tomó de la mano, haciendo que girara bruscamente. Miró a su guardia abriendo la boca para hablar, pero no pudo, ya que Shun la besó. Las mejillas de la más baja se ruborizaron; no estaba acostumbrada a que la besara tan repentinamente y menos delante de la gente. Hasta el momento, se habían estado ocultando de todos el tiempo que llevaban juntas.

Se separaron unos instantes después, la guardia la miró con una pequeña sonrisa, mientras que la princesa desviaba la mirada hacia los que pasaban por ahí avergonzada.

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