Juliana repasaba su silueta semi desnuda en el espejo de cuerpo completo de su mejor amigo.
Ese espejo había sido un regalo de su madre después de haber terminado la licenciatura.
Jude tenía tantos ánimos y ganas de incursionar en el mundo del drag y ese regalo había sido una muestra de apoyo de su orgullosa madre.
A Juliana le gustaba mucho ese espejo porque era el único objeto material que siempre cargaban en sus mudanzas, sin contar su ropa.
Más que un espejo, era un símbolo de amistad y recuerdos.
Con su mirada meticulosa, repasaba cada uno de los rincones de su delgado y bronceado cuerpo.
Con su mano derecha tomaba la piel de su abdomen y la estiraba, con su otra mano medía uno de sus pechos y lo estrujaba.
-¿Crees que soy bonita, Jude?-
Su mejor amigo se encontraba acostado en la cama de la morena, con el celular en una de sus tantas aplicaciones de citas gay.
Al escuchar la pregunta de su mejor amiga, el chico despegó la mirada de su móvil para mirar a Juliana.
-¿Bromeas?-
Juliana lo miraba expectante.
-Eres una diosa, Juliana ¿te has dado cuenta de la cantidad de personas que rompen sus cuellos para mirarte cuando llegas a los antros?-
Juliana sonrió, era lo que necesitaba escuchar en esos momentos.
Jude dejó en paz su teléfono y caminó al frigobar, tomó un pedazo de pizza de la semana pasada y lo colocó dentro del micro hondas.
-¿Por qué tan preocupada por tu aspecto?-
Juliana tomó su blusón de dormir y se lo colocó.
-No, por nada-
Jude miraba como su pedazo de harina con queso y salami daba vueltas dentro del micro.
-¡Ay si, cómo no! Ya, dime-
Juliana bufó fuertemente, a veces odiaba los hostil que llegaba a ser su mejor amigo.
-Mañana iré por un helado-
Jude tomó la rebanada de pizza una vez dejó de calentarse.
-¿Y luego?- Contestó el chico.
-Quiero verme bien, sólo es eso-
-¿Para el heladero o qué?-
-¿Sí te das cuenta lo sutilmente chismoso que estás siendo?-
Jude se encogió de hombros.
-Así somos los homosexuales- respondió.
-Iré con....- Juliana titubeó- con Valentina-
Jude soltó la orilla de la pizza y la dejó caer en el piso, se cruzó de brazos y miró a su amiga con sus grandes pupilas penetrantes.
-¡Juliana Valdés!-
Juliana simplemente cerró los ojos, en espera de un regaño.
Jude miró a su amiga, sentada en la cama en espera de su respuesta.
-¿Y es bonita?- terminó diciendo el chico.
Juliana abrió los ojos y sonrió a su amigo.
-Es hermosa-
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Ian caminó los últimos pasos de la sala de estar a la cocina, su madre picaba con ímpetu un montón de jitomates y verduras.