La cafetería se encontraba ya abierta y Juliana aplaudía internamente de felicidad, ya estaba ansiosa por su taza grande de café negro sin azúcar.
-Dos grandes sin azúcar.- Ordenó la morena en la barra para luego caminar a su mesa.
El martes había amanecido igual o peor de frío que el lunes.
Juliana llevaba un gorro gris en su cabeza, un saco negro larguísimo que le cubría hasta las rodillas y guantes de estambre recién planchados para otorgarle un poco de calor.
-¿Me lo has pedido sin azúcar?- Preguntó el chico frente a Juliana.
-Sí, Jude, sin azúcar.- Respondió revirando los ojos.
Jude era el mejor amigo desde la niñez de Juliana, eran vecinos de la primer calle en la que vivían, asistían a los mismos colegios cuando eran mas jóvenes y ambos habían salido del closet con sus madres a los quince, al mismo tiempo en la sala de estar de la que entonces era casa de la morena.
-¿Ya tienes planeado que haremos en tu cumpleaños?- Preguntó Jude.
Jude era un chico de complexión delgada, casi tan delgado como una hoja de papel, tenía el cabello negro y crespo, su barbilla se partía levemente y su manzana de Adán era muy prominente, su piel era lechosa, sus ojos grandes y claros, y por si fuera poco media aproximadamente uno noventa, rebasando por treinta centímetros a su amiga.
-Sabes que tengo trabajo.- Bufo Juliana.
La mesera por fin trajo sus tazas de café y las situó frente a cada uno.
-¡Vamos Juls! No todos los días se cumplen veinticinco.- Jude sonrió mientras sorbía de su caliente café.
Juliana olfateó el delicioso aroma que se evaporaba de su taza blanca.
-Tal vez pueda pedir permiso.- Titubeó la morena.
••••
Valentina entrelazaba los botones de su suéter y miraba su silueta en el espejo.
Con silenciosa cautela, salió de su habitación y asomó su vista en la habitación de su hermana.
Buscaba algo con mirada impaciente.
-¿Si? ¿qué se te ofrece?- Eva apareció por detrás de la emparejada puerta e hizo saltar de susto a su hermana.
Valentina de inmediato agachó la mirada.
-¿Buscabas algo?- Preguntó la chica mayor.
La ojiazul asintió.
-Pasa a buscarlo bien.- Eva abrió la puerta ampliamente para dejar entrar a su hermana.
Eva Carvajal a comparación de sus otros dos hermanos, tenía los ojos de color esmeralda, la melena castaña y el color de piel un poco más apiñonado que el de los dos chicos blancos.
Eva era adoptada, había llegado hace unos cinco años a la casa de los Carvajal después de haber pasado trece en una casa hogar, era la segunda hermana mayor de Valentina.
La ojiazul se escabulló entre los cajones de la chica mayor, era más fácil para ésta que su hermanita buscara cualquier cosa que se le ofreciera en su cuarto a hacerle miles de preguntas para averiguarlo.
Segundos más tarde Valentina apretaba entre sus manos un labial y una paleta de rubor.
-¿Quieres que te maquille?- Cuestionó sorprendida Eva.
A Valentina se le colorearon las mejillas.
-Pero si ya no es necesario, vieras lo rojita que te has puesto.- Eva apretó levemente una mejilla de la menor.