Segundo día en el aula de castigos, al entrar dejamos nuestros móviles en la canasta, sobre el escritorio del preceptor y tomamos asiento. No se podía hablar ni hacer ninguna especie de ruido molesto durante seis horas, así es, ese era mi castigo por "no" destruir una puerta... Era mi castigo por tirarle el celular al inodoro a un chico que me amenazó frente a todos conque me subiría la falda y porque luego me besara en el baño.
Al menos podía aprovechar estas interminables horas de castigo para ponerme al corriente con las demás tareas.
Llevaba más de una hora con historia y aún no terminaba. De repente, un pequeño misil cayó en mi libro sobre el capítulo de la segunda guerra mundial. Era un pequeño papelito arrugado. Fruncí el ceño y levanté la vista hacia Marcus, estaba también haciendo su tarea en silencio.
Sin más que hacer tomé el proyectil y lo desarmé, tenía algo escrito en él: "¿Te gustaría ir al cine conmigo?"
Mis mejillas se hincharon al instante. Tomé mi birome con furia y estaba lista para escribir una Biblia de satanidades que le haría a ese narcisista sinvergüenza. Pero me detuve cuando toqué la hoja con la punta de mi lapicera...
¿Por qué no aceptaría ir a una cita con el chico más atractivo de toda la escuela? Sí, es una pesadilla desde que me amenazó de muerte, pero... en verdad me agrada.
Escribí un "Sí" en la hoja y volví a lanzarle el papelito con sigilo para que el preceptor no lo vea.
Marcus al leer mi respuesta volteó espantado a verme. Sólo me encogí de hombros como respuesta. Tomó su birome y escribió a gran velocidad sobre el papelito y volvió a aventármelo.
"¿Qué te gustaría ver?" Preguntó.
Tomé otra vez mi lapicera y me tomé unos segundos para responderle.
"Nada de terror ni cursilerías empalagosas, definitivamente una de acción y tengo el ojo puesto en la nueva de Resident Evil."
Volví a enrollar el papel y se lo pasé. Sonrió al abrirlo. Tomó su pluma y volvió a contestarme.
"Está hecho, ¿cuándo vamos?"
"El sábado, obvio. ¿Te parece bien a las dieciocho horas en el centro comercial?" Le contesté.
Sonrió otra vez al leerlo y volvió a enviarme otro pedazo de hoja, ya que la otra la habíamos llenado.
"Te veré ahí junto a la boletería" confirmó.
Le sonreí y volví a concentrarme en mi tarea. No obstante, otro papelito volvió a caer sobre la segunda guerra mundial.
"¿Qué te pareció el beso?"
Enrojecí al instante. Tomé mi lapicera y volví a lanzarle el papelito.
"¿Cómo está tu celular?" Contraataqué.
Carcajeó al leerlo.
-Basta los dos -nos calló el preceptor al instante, aún así Marcus tomó su birome y volvió a escribirme.
"Es a prueba de agua"
Abollé el papel y se lo lancé a la cabeza, haciéndolo reí de nuevo.
-¡He dicho que basta! -exclamó el preceptor perdiendo la paciencia.
Negué con la cabeza y volví a concentrarme en mis deberes con los nervios colmados. Definitivamente estaba pasando por un castigo que no me merecía.
Hoy era el día de la cita y me tomé el atrevimiento de escuchar "Man! I feel like a woman" mientras me arreglaba para salir. ¿Por qué no hacerlo? ¿Sólo porque es demasiado estúpido toda esta cursilería? Pues sí, ¿y qué? Quién sabe cuando volveré a sentirme así en la vida. Soy joven, tengo mi cabello largo y enrulado, un hermoso jean azul marino ajustado, con unas espectaculares zapatillas All Star más una fantástica chaqueta de cuero negra. Y un chico alto de sonrisa encantadora esperándome para ver el capítulo final de la mejor saga de películas zombis de todas.
-Adiós mamá; adiós papá -me despedí cogiendo mis llaves.
-Adiós pequeño retoño -se despidió papá, saludándome con su sándwich.
-Adiós pesadilla, no llegues tarde -me despidió mamá, levantando la vista de la tele.
Eran los mejores padres del mundo, a pesar de que a veces me enviaba a mutilar...
Tomé el autobús y en treinta minutos llegué al gran centro comercial. Subí las escaleras electrónicas y me encontré perdida entre el tumulto de adolecentes que paseaban por las galerías y salían del patio de comida, hasta que vi los señaladores que me guiaban al "cine". Crucé el interminable corredor y llegué frente a las boleterías. Fue imposible no distinguir a Marcus. Se veía jodidamente atractivo con su sudadera negra y sus jeans a juego.
-Hola -saludé con una sonrisa al acercarme.
-Te ves hermosa -me respondió al instante.
No pude evitar frotar mis manos con nerviosismo y sonrojarme.
-Tú igual.
Me sonrió de lado.
-Ya saqué las entradas, ¿Vamos por chatarra? -propuso alzando una ceja y señalando con la cabeza la tienda de golosinas.
-Por favor.
Pedimos un gran balde de palomitas de maíz junto con dos vasos enormes de gaseosa, una bolsa de caramelos, otra de gomitas y una barra de chocolate con maní. Tuvimos que repartirnos las cosas entre los dos, ya que se estaba haciendo algo difícil cargar con todo, me arrepentí de no llevar una mochila.
-Es la primera vez que salgo con una chica que pide tanta comida chatarra -comentó tratando de no volcar las palomitas mientras tomábamos las cosas del mostrador.
No sé por qué ese comentario me irritó.
-¿Así qué no es la primera vez que sales con una chica? -pregunté curvando una ceja intrigada.
-Claro que no -respondió riendo.
-¿Cuántas fueron? -cuestioné apretando un poco mi ceño.
-Eso no te incumbe.
-Claro que sí, exijo saber cuál es mi número.
-¿Tú número?...
-¿Con esta cuántas citas ya has tenido?
-Aah... no te incumbe.
Fruncí el ceño enojada y aceleré el paso para llegar antes a hacer la cola para entrar al cine, en cinco minutos empezaba la película.
Marcus llegó a mi lado y me dio un "disimulado" rodillazo en el trasero mientras estaba en la cola.
Volteé con los ojos en llamas.
-No puedes ponerte celosa por algo en lo que aún no tomas partido -esbozó tranquilo, colocándose a mi lado en la fila.
-¿A qué te refieres? -cuestioné frunciendo el ceño.
-Esto aún no es del todo una cita -explicó moviendo las cejas de forma juguetona.
Iba a protestar pero el boletero comenzó a abrir paso para que todos comenzáramos a entrar al cine.
La película fue eterna y tanto yo como Marcus salíamos del cine con cara de "¿What the fuck?".
-Creo qué... no entendí muy bien la película -comentó mientras caminábamos por el corredor del centro comercial, todavía no sé a dónde.
-Yo igual... hubo muchas cosas que no concordaron con las películas anteriores, pero Milla Jovovich sigue siendo mi ídola -comenté nombrando a la protagonista de la saga.
-Ni hablar, veo las películas sólo por ella -contó sonriendo.
-Eres un pervertido... -dije resignada.
-¿Recién te das cuenta?
-¿Qué hacemos ahora? -cambié de tema mientras arrojaba los vasos vacíos y todos los envoltorios que dejamos sin comida.
-¿Qué quieres hacer? -me preguntó acorralándome entre sus brazos.
-¡Oye! Conserva tu distancia pervertido -advertí colocando mis manos sobre su pecho para detenerlo.
Empecé a sudar.
-Tú deberías conservar la tuya, aceptaste salir conmigo, debes hacerte cargo de las consecuencias.
Bajó sus labios hacia los míos pero los esquivé por los pelos, el problema fue que no se detuvo y besó mi cuello. Algo en mi estómago estalló.
-¡Marcus! -exclamé empujándolo.
-¿Qué? -cuestionó sonriendo.
-¡Vas muy rápido! -lo reté avergonzada.
-No voy rápido, tú eres lenta -atacó curvando su ceja de forma juguetona.
-¡No soy lenta! -me quejé y lo tomé del cuello de su sudadera para acercarlo y estamparle un beso.
Sólo quería demostrar que no era tímida, pero se me salió de control cuando me atrapó enseguida con sus brazos impidiéndome retroceder.
Mi corazón bombeaba cada vez con más fuerza y un horno se encendió en mi estómago. Me sentía segura entre sus brazos y sus cálidos labios me eran difíciles de dejar, era hermoso, era increíble lo fácil que tus hormonas despiertan con un simple beso.
Marcus fue el primero en dar el primer paso para despegarnos.
-Será mejor que hagamos algo o nos echarán del centro comercial.
Reí aún entre sus brazos.
-Necesito comida salada.
-¿En serio? ¿Todavía más? -preguntó con una enorme sonrisa.
-Sí, tenemos que contrarrestar los efectos del azúcar.
-De acuerdo, ¿hamburguesas?...
-Con papas y luego helado -añadí entusiasmada.
Marcus carcajeó, pero aceptó mi idea. Nos separamos de ese cálido abrazo y me tendió su mano para que la tomara hasta el patio de comidas.
Reímos durante toda la cena hasta que no quedó miga en nuestras bandejas. La noche había llegado y era hora de volver a casa o nuestros padres nos matarían, bueno... sólo a mí.
-Te veo el lunes -se despidió Marcus, dejándome en el umbral de mi casa, ya que me había acompañado porque se nos hizo más tarde de lo planeado. Lo bueno era que él al menos no vivía tan lejos de mi casa.
-Seguro que sí -contesté sacando mis llaves y me acordé de algo.
-Espera -le llamé mientras se marchaba a la parada del autobús.
-¿Qué?
-Dame tu teléfono -pedí extendiendo mi palma abierta.
-Dejabú... -Rio.
-¡Esta vez si te daré mi número! -prometí también riendo.
Eran las cero horas y estaba acostada en mi cama, aún con la ropa puesta y una estúpida sonrisa de adolecentes enamorada en la cara. Mi móvil vibró y lo tomé entusiasmada.
"¿Agnes ya elegiste tu tema?": Mensaje de Flor.
Mierda...~~~~~~~~~~~~~~~~~
¡Deus esto se está descontrolando!
Aguante Resident Evil, Milla Jovovich y la canción "¡Man! I feel like a woman de Shania Twain.
¡No olvides dejar tu VOTO para ayudar a compartir a Agnes & Marcus!
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¿Conoces al chico nuevo?
Teen FictionCERO CLICHÉ: Dos valientes amigas extrovertidas aplastarán el orgullo de sus egocéntricos compañeros de secundaria ¡a como dé lugar! ... -¡¡Agnes!! -escuché que gritó Marcus con espanto. Me encerré en el primer baño que encontré, el de los...