Capítulo 8.1

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Jessica…

     -Ya Rayan suéltame -ordené y tiré con fuerza mi mano, pero él no me soltó.
     -Vaya... ¿la marimacho no es tan valiente sin su amiga? -se burló de mí.
     Lo odio, lo odio con toda mi alma sólo quiero terminar la maldita escuela y que me deje en paz de una vez por todas.
      -¡Ya basta suéltame! -exclamé sintiendo como se formaba un nudo en mi garganta.
     Sus burlas y sus bromas ya se me hacían intolerables.
     -Nop, primero pídeme disculpas por darme una buena con la maldita lámina.
     -¡No me disculparé por ello tú discúlpate conmigo por humillarme frente a todos! -contraataqué apretando mi ceño.
    -Aah, sí... eso me recuerda que no me respondiste si tienes VIH -sonrió maliciosos.
     No aguantaba más... mis ojos comenzaron a mojarse y una maldita  lágrima se salió de ellos.
     -Oye espera... ¿por qué lloras?
     -¡Ya suéltame!
     Traté de zafarme de él con más fuerza esta ve, pero no podía liberarme.
     -No voy a soltarte, es tarde y no te dejaré irte sola a tu casa. Anda vamos
     Comenzó a jalar de mi brazo hacia el lado contrario de mi parada. 
     -¡No, Rayan es enserio ya déjame en paz!
     Me arrastró hasta una moto roja aparcada y me pasó un casco negro.
     -¡Estás demente si crees que me subiré en eso! -exclamé aún sujeta contra mi voluntad.
     -¿Qué? ¿A caso eres gallina?
     -¡Rayan no iré contigo!
     -Te subes o te beso y te arrastro igual.
     Me congelé. ¿Cómo se atrevía a decirme eso?
     -Estás enfermo... -le dije perpleja.
     -Y tú estás loca. Anda, sube -mandó, ya que aún no me soltaba.
     -Me da miedo ir en motocicleta... -confesé, quizá se apiadaba y me dejaba en paz.
     -Tranquila, prometo ir despacio. A mi me da más miedo que te vuelvas sola a estás horas.
     -¿Por qué? -pregunté con el ceño fruncido.
     ¿Rayan preocupado por mí? Eso es nuevo.
     -Eres presa fácil... -dijo mirándome de abajo a arriba.
     Tragué mi orgullo con furia. Que me recorriera así con sus ojos me aceleró el corazón, pero se estaba haciendo tarde y la desgraciada de Agnes me dejó sola, y en verdad me daba miedo volverme sola.
    Me coloqué el casco y subí detrás de él. De pronto comencé a tener mucho calor...
     -Mejor sujétate o saldrás volando -me advirtió Rayan pasando mis manos al rededor de su cintura.
    No dije nada sólo acosté mi cabeza en su espalda y recé por llegar a mi casa y quitármelo de encima.
     -Jessica, dime dónde vives...
     Me di una bofetada mental, había quedado congelada, sujeta de su cintura, esperando que me llevará a casa y siquiera le había dicho dónde vivía. Cuando terminé de darle la ubicación enseguida arrancó la motocicleta y emprendió el viaje hacía mi casa.
     Durante el trayecto no me dijo nada, de todas formas no tenía ganas de hablar. Estaba con los nervios revueltos, no sabía que estaba haciendo ni que rayos estaba sintiendo. Es decir... ¿qué hago sobre la moto de Rayan aceptando que me lleve a mi casa? ¿Por qué no lo mandé al demonio? Está bien que en verdad me da miedo volverme sola, pero él me preguntó frente a toda la casa si tenía VIH para darme un oral. Maldito enfermo...
     Por otra parte, también tenía mi juicio perdido por permitirme llorar delante de él, por culpa de sus estúpidas burlas. Ahora sabía que era vulnerable ante sus ataques y no me dejaría en paz.
     La moto paró de repente y apagó el motor.
     -Llegamos -dijo al terminar de sacar la llave de la motocicleta.
    Siquiera me había dado cuenta que ya estaba frente a mi casa.
     Me bajé y le pasé el casco sin mirarlo a la cara. No obstante, cuando traté de irme para entrar de una vez a mi casa atrapó mi mano nuevamente.
    Volteé a verlo con cara de pocos amigos.
     -Jessica... siento mucho lo de hoy, no pensé que te haría tanto daño -se disculpó con amabilidad.
     Mi corazón se partió en mil pedazos. Maldito psicópata, ¿ahora que le digo? ¿Vete al demonio? Esperé siglos para que se disculpara alguna vez conmigo.
     -Con pedirme perdón por lo de hoy no resuelves nada, Rayan.
     Ya que estaba exigiría que me implore si era necesario.
     Sonrió de lado.
     -No me disculparé por el resto, me gusta ser tu Némesis.
    Abrí los ojos espantada. ¡Era un cínico!
     Fruncí mi entrecejo furiosa.
     -¡Te odio! ¡Suéltame!
    Jalé de mi brazo con fuerza para zafarme, pero fui arrastrada hacia el lado contrario haciendo que cayera sobre su pecho.
     Me paralicé por completo.
     El ingrato levantó mi rostro con su mano mientras con la otra me sostenía de la cintura y estampó sus labios sobre los míos. Me robó mi primer beso, y era jodidamente hermoso. Me dejé llevar como nunca lo había hecho en mi vida, entregué por completo mi conciencia. Rayan me acercó aún más a su cuerpo e introdujo con más profundidad su lengua en mi boca. Los pies se me derritieron al igual que mi corazón, estaba jodidamente pérdida en mi peor enemigo. Tantos años de burlas y humillación olvidados en un simple beso. Me tenía donde quería.
     Dejó mis labios y clavó sus excitadas pupilas sobre las mías. Mi cara enrojeció al instante.
     Sonrió triunfal.
     -Me gustas mucho pelona -esbozó con su orgullosa sonrisa.
     Mis mejillas se hincharon aún más y me empujé de su pecho para que me soltara. Corrí hasta mi casa y cerré la puerta sin mirar atrás.
     Mi corazón en cualquier momento se iba a escapar de mi pecho. Me dejé caer en el suelo para tratar de recuperarme. Rayan acababa de besarme y me gustó. Este será el fin, definitivamente empezaría a ir a las clases de yoga de mi mamá. Mi celular de repente vibró dentro de mi mochila haciéndome sobresaltar, ya que aún la llevaba colgando sobre mi espalda. Lo tomé y me encontré con un mensaje de la traidora.
     "¿Jessica estas bien? ¿Llegaste a tu casa?" Me preguntó.
     Conque después de discutir con su esposo se venía a acordar de mí...
   "Ya llegué a mi casa, mañana voy a descuartizarte, Agnes" y enviar.
     Era una traidora, andaba en algo con Marcus y nunca nos dijo nada. Mañana verá, aunque ahora yo también estaba con la soga al cuello... Dios por favor que mañana Rayan no vaya hacer ningún tipo de bromas con esto... Será el guion de mi sepelio si llega a abrir la boca frente a todos. Toda la vida siendo acosada y de odiarlo profundamente para dejarme caer como una idiota. Siento asco de mi misma.

      Estaba completamente furiosa con Rayan y conmigo misma por ser tan tonta. Les demostré a todos que algo ocurría entre mí y Rayan, primero él tenía la culpa por decirme si estaba segura cuando le recriminé de que él y yo no éramos nada, no lo éramos, sólo me besó aquél día, pero eso no significaba nada... Había sido un descuido de mi parte, no volvería a bajar la guardia nunca más, las interminables horas de castigos eran las que me agotaban, pero ya las había terminado. Estaba más firme que nunca ante sus constantes ataques. Sin embargo, ahora todos saben que algo ocurre entre nosotros, en especial Agnes quién por poco me mata en el salón de castigos y sé que también me había encubierto en el recreo cuando se me escapó que los idiotas hormonados "tocaron nuestros sentimientos" con su duro sistema de coqueteo. No obstante, a Rayan le había dejado bien en claro lo que le haría si me obligaba otra vez a llevarme a casa, en el aula de castigos me había enviado un papelito diciendo si quería que me llevara y le contesté que lo único que llevaría serían sus pelotas en una cajita. Para colmo el idiota se río frente a todos llamando la atención, dejando en claro que nos estábamos escribiendo. Que Marcus se enterase me daba igual, pero Agnes por poco me acribillar y no era lo que ella creía, no estaba sintiendo nada por él, sólo me robó un beso eso es todo.

     Las horribles horas de castigos por haber acribillado a Rayan con una simple lámina por fin habían terminado. Salíamos juntas con Agnes hacia la parada seguida de los chicos y me despedí de ella en cuento el autobús de Marcus había llegado, ya que la "prometida" del troglodita la había invitado a su casa y ella no quería faltar para no quedar mal con su futura "suegra". Me chocaba que Agnes ya haya tenido una cita con Marcus y más me chocaba que ahora iba a su casa a cenar como una parejita perfecta.
     Me despedí de ella y me paralicé por completo al ver a Rayan sonriendo victorioso al quedar a solas conmigo en la parada del autobús. Madre María santísima protegerme...
      Bufé molesta y me crucé de piernas, bien alejada de él en la banca de la parada. Lo ignoraría por completo.
     Rayan bostezó mientras empezó a arrastrarse a mí disimuladamente, lo miré con el entrecejo fruncido, ¿en verdad se iba a animar a molestarme? Rodeé los ojos y no le di importancia a su cercanía.
     Comenzó a tocar el tambor con sus piernas, Dios que irritante es... me rasqué la frente cerrando los ojos para implorar paciencia.
      -¿Estás segura que no quieres que te lleve? -soltó volteando a verme con naturalidad.
      -No, Rayan no quiero que me lleves, creí que te quedó claro en la sala de castigos -le contesté seca sin siquiera verlo a los ojos.
      -La verdad no me quedó muy claro... digo, sólo me enviaste una respuesta en sentido figurado, jamás podrías arrancarme las pelotas y meterlas en una cajita sin que me defendiera antes -redactó indiferente, con sus manos en los bolsillos.
     Tragué saliva con fuerza, ya que mi garganta estaba completamente seca, odio que sea un maldito sin filtros.
      -No quiero que me lleves a mi casa punto, no me agradas Rayan, nunca lo hiciste y no quiero pedirte nada -planteé clavando mis furiosas pupilas en las suyas.
      Se rascó la cabeza nervioso. ¿En verdad se arrepentía de todo así de la nada?
      -No estás pidiendo nada... te lo debo por todo, así que... te llevaría siempre con gusto y no tendrías que tomar más el autobús -ofreció con amabilidad.
      Que me parta un rayo ahora mismo... Algo aquí no anda nada bien.
      -¿Por que estás siendo tan raro últimamente?... Ahora que lo recuerdo también me diste un chocolate en el recreo y no estaba envenenado... -recordé frunciendo el ceño.
     Sonrió orgulloso. Sí, así es... me comí el chocolate que me ofreció, es comida no puedo contra ella.
     -Es que en verdad me siento mal por todo lo que te hice estos años... no me había dado cuenta de lo mucho que te afectaba realmente -declaró arrepentido.
      Me había puesto otra vez como un tomate. ¿Por qué tuve que haber llorado ante él? Ahora sentía pena por mí, eso era aún peor que me dijera marimacho por mi pelo corto.
      -No me afecta como tu crees, sólo lloré porque... me apretabas muy fuerte la mano y se me irritaron los ojos es todos -mentí, cruzándome de brazos y esquivando su mirada.
     Soltó una carcajada.
      -¿En verdad te lastimé mucho la muñeca? -preguntó curioso.
      -Sí, eso es todo. No me afectan tus comentarios -insistí apretando mi entrecejo y mis labios para no sonrojarme.
      -Pues Marcus no me dijo lo mismo... -comentó acercándose aún más a mí en la banca, tanto que pasó su brazo por mis hombros para rodearme.
     Me inflé como un globo rojo a punto de estallar.
      -¡¿Qué Marcus qué?! -exclamé volteando a verlo hecha una furia.
      -Tranquila sólo me dijo que deje de ser un idiota contigo porque en verdad mis burlas te herían -contó calmado.
      Mis ojos se desorbitaron. ¿Acaso?... ¿Podría ser qué?...
       -¿Y por qué Marcus te diría eso?... -cuestioné latiéndome el ojo.
      -Bueno, ahora es novio de Agnes y le pido que hable conmigo para que deje de ser un imbécil contigo -confesó.
      La cercanía de Rayan me importaba un bledo, iba a matar a mi mejor amiga, le cortaría la lengua y se la enviaría por correo junto con nuestra pulsera de la amistad.
      -¿Te llevo entonces?... -insistió otra vez curvando un ceja.
      Que me llevara o estar aquí con él abrazándome era lo mismo.
      -Sí -asentí con el ceño bien firme.
     Me miró complacido, nos fuimos de la parada y subí otra vez detrás de él con mis manos rodeando su cintura, pero mi dignidad la había matado otra persona y era mi mejor amiga.
   
     Al llegar a mi casa me bajé de la moto y le pasé el casco a Rayan sin decirle ni gracias. Volteé para irme pero otra vez capturó mi mano.
      -¡No!
      Le detuve apuntándolo con mi dedo.
      -¡Te beso si quiero y no te debo nada por todo lo que me hiciste pasar estos años! -clamé con mi entrecejo apretado.
     Rayan me miró perplejo, pude ver como en verdad le dolía lo que le decía y ya me daba igual decirlo, mi amiga se había encargado de declararlo todo a través de un transmisor inservible.
      -Está bien, adiós Jessica -se despidió melancólico.
     Se colocó el casco y se fue sin más de la puerta de mi casa. ¿Por qué me dolía el pecho?... ¡Por Dios no puedo sentir lástima por él! ¡Agnes voy a matarte!


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    Oh oh... Jessica va hacer papilla a Agnes mañana y que no se vaya a enterar de lo que hizo con Marcus °•°.

      ¡No olvides dejar tu VOTO para que Marcus & Agnes sigan creciendo! O más bien para que sean protegidos de Jessica...






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