Capítulo 15

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Jessica...

     Agnes estaba muy rara...  Tenía sus mejillas ruborizadas, la mirada pérdida, se removía incómoda en su asiento sin cesar, volteaba cada vez que podía a ver a Marcus detrás del salón y el tonto le sonreía cada vez que la pescaba observándolo y ella también le sonreía como una tonta.
      -¿Todo bien? -le pregunté a Agnes con el entrecejo fruncido, hablando bajo para que el profesor no me regañe.
      -Ajá, ¿por qué lo dices? -contraatacó nerviosa, subiendo el tono en sus mejillas.
      -Por nada... -respondí haciendo notar la ironía.
      Tragó saliva nerviosa y esquivó mi mirada. Sí que me ocultaba algo, creo que alguien aquí ya perdonó a uno de los loquillos.
      Como no ando con mucha paciencia últimamente y, después de que por fin logramos ponernos al día con todas nuestras mentiras, corté un papelito y le escribí "Dime qué pasó". Abollé el papelito y se lo pasé por debajo del banco.
     Agnes se puso aún más roja al ver que le mandé una nota, me entrecerró los ojos, pero tomó igual el papelito. Agarró su birome para contestarme y se detuvo antes de escribir, soltó un largo suspiro y garabateó sobre la hoja. Me entregó el mensaje de nuevo, por debajo de la mesa y lo abrí desesperada: "Tuve relaciones con Marcus..."
     Se me cayeron todos los mocos, volteé a ver a mi amiga con los ojos sobresalidos igual que una caricatura. Me respondió con un simple encogimiento de hombros. Tomé mi lapicera y escribí como el correcaminos. "¡¿Dime qué es una maldita broma?! ¡¿Cuándo, dónde, cómo?!" Y le pasé el papel.
     Me miró con cara de "¿Es en serio?"... escribió sobre el y volvió a dármelo. "Te contaré luego."
     -Agnes, Jessica ¿Podrían repetir lo que acabo de decir? -nos preguntó de repente el profesor de química.
     Nos miramos estupefactas, no tenía ni la menor idea de qué estaba hablando el viejo.
     -Lo sabía... ¿Tan interesante es la conversación entre papelillos que es más importante que mi clase? Dame ese papel -me pidió el profesor acercándose a mí.
     Ooh mierda... apliqué la Rayan, me metí el papel en la boca.
     -¡¿Pero qué rayos acaba de hacer señorita?! -exclamó el profesor asqueado mientras todos mis compañeros estallaron en carcajadas.
     Flor y Sebastián me miraron con el ceño fruncido y Agnes con cara de "Eres mi ídola". No tiene idea de como se la voy a cobrar...
     -¡Jessica, a dirección! -ordenó el profesor colérico.
     Me levanté de mi asiento sin decir nada y caminé arrastrando los pies por el aula bajo las carcajadas de los mandriles mientras el asqueroso papel lleno de bacterias se disolvía en mi boca. Lo escupí en un cesto apenas salí del aula.

     El director me había vuelto a castigar en la sala de castigos, pero sólo por hoy hasta que otra vez se oculte el sol... Dormí todo el castigo, literalmente. El único problema fue que llegaría más tarde a ver a Rayan al hospital. Para cuando llegué Flor y Sebastián ya se habían ido. No obstante, sólo Marcus estaba en la habitación junto a Rayan.
     -Hola lunático uno, hola lunático dos -les saludé con mi humilde encanto.
     Ambos me fulminaron con la mirada.
     -¿Dónde está Agnes? -agregué rápidamente al no encontrar a la celebridad.
     -¿Vienes a verme a mí o a tu amiga? -preguntó Rayan ofendido desde la cama con su pierna enyesada colgando del arnés.
     -Está en el baño -contó Marcus ignorando al dramático de su amigo.
     -Gracias, ahora vuelvo -Salí antes de que Rayan se ponga a protestar.
     Caminé por el pasillo de los cuartos de internaciones del hospital hasta el baño de mujeres. La verdad aún no entendía por qué dejaban a Rayan en terapia en vez de psiquiatría, literalmente se estrelló con su moto por andar haciéndose el gracioso...
      Abrí la puerta del baño y me encontré con mi estrellita tomando agua del lavado.
     -¿Todo bien? -repetí mi pregunta de la mañana para anunciarme ante ella.
     Se sobresaltó al escucharme y comenzó a toser el agua, escupiendo una pastilla en su mano. Abrí mis ojos como platos.
     -¿Qué estás tomando? -le pregunté con el entrecejo fruncido.
     -Dios, dame un segundo -pidió recuperando la compostura y volvió a tragar la píldora antes que se desintegrara en su mano.
     Me dio algo de asco ver que se volvió a tragar la misma pastilla regurgitada. Me acerqué al lavado y tomé el envase donde venía la pastilla mientras Agnes la tragaba nuevamente con los ojos cerrados para no ahogarse. Casi yo me ahogo con mi propia saliva al leer la contrata tapa.
     -¡¿Qué rayos Agnes?! ¡¿Siquiera te cuidaste?! -exclamé a mi amiga.
      Terminó de tragar y me quitó el plástico de las manos.
     -Sí nos cuidamos, pero esta vez no pudimos -respondió tranquila.
     Yo ya me sentía tía.
      -Un segundo... acaso dijiste... -Se me trabó el cerebro.
     -Es la segunda vez que tengo relaciones con él, la primera aún no te lo dije porque fue cuando fui a su casa a comer tacos engañada y tú y Flor estaban que echaban chispas cuando les conté que me engañó para que vaya a su casa para tener relaciones y al final lo terminamos haciendo igual -soltó con su entrecejo apretado y las mejillas sonrojadas.
     Agnes se apoyó sobre el lavado con los brazos cruzados sin verme a la cara, yo seguía cada vez más petrificada y confundida. Conclusión se guardó la crema del postre todo este tiempo. Quería decirle unas cuantas cosas, pero me retuve porque en verdad se veía arrepentida.
      -Entonces... por eso lloraste en el parque -recordé recostándome de espaldas sobre el lavado al igual que ella. Ya me parecía raro que haya llorado a moco tendido cuando Marcus le mintió con esa tontería de que Rayan estaba enamorado de mí.
     Rio.
     -Estoy un poco con las hormonas alteradas desde entonces... ¿No vas a exigirme los detalles? -me preguntó curvando una ceja.
     -¡Dios no! La pervertida que dijo eso fue Flor -indiqué frunciendo el ceño asqueada, en verdad no quería saber nada.
     -Aunque sí quiero preguntarte una sola cosa -tomé una gran bocanada de aire antes de decirlo-. ¿Fue cuidadoso contigo? Porque si no, sólo me dices y le parto el carrito del suero de Rayan en la cabeza y matamos dos pájaros de un tiro.
     Agnes soltó una estruendosa carcajada haciendo que unas gotas de su saliva cayeran en mi cara.
     -¡Asco! -grité limpiando mi rostro con las mangas de mi sweater.
     -Fue muy cuidadoso, no te preocupes -me respondió sonriendo sonrojada.
     -El "muy" está de más, sólo tenías que decirme sí o no -le aclaré demasiado tarde.
     Las risas cesaron y se instaló un silencio incómodo entre nosotras.
     -Me enamoré de él -soltó mirando nerviosa sus manos.
      -Cómo no... ya hasta quieren tener bebés -acusé con una sonrisa.
      -Cállate -Me dio un fuerte golpe con su puño en el brazo.
      El silencio volvió a nosotras, ahora me tocaba a mí borrarlo.
      -Agnes, está bien. No encontrarás a otro chico que salte sobre un carrito en movimiento en un parque de diversiones.
     Sonrió negando con la cabeza.
      -Creí que actuarías diferente...
      -Seguramente lo hubiera hecho si me lo decías cuando te exprimí en el consultorio junto a Flor.
      -¿Qué te hizo cambiar de opinión? -curioseó mirándome fijamente a los ojos.
      -Mmm... -murmuré, no lo sabía muy bien todavía, pero desde que Rayan empezó a ser más amable conmigo algo en mi interior comenzó a destartalarse-. Digamos que estoy comenzando a comprender lo complicado que es ese sentimiento llamado "amor"
     Me sonrió como una tonta, puso la misma cara que mi unicornio rosado, hermoso y esponjoso. No pude evitar sonreírle también como una tonta. Se acercó a mí y me abrazó.
     -En verdad que las hormonas las tienes descontrolada... -comenté entre sus brazos.
     -Cállate -Rio ofendida.
    
    Salíamos del baño y nos dignamos a ir junto a los chicos, se hizo bastante tarde ahí dentro...
      -¡¿Por fin?! ¡¿Qué rayos hacían?! -exclamó Rayan desde su cucha.
      Rodeé los ojos.
      -Tranquilo payaso, ya llegamos a darte toda la atención que necesitas -me burlé.
      -¿Todo bien? -le preguntó Marcus a Agnes, acercándose a ella.
      Le asintió y se sonrieron como unos tortolitos. Wákala.
      -¿Oye Jessica es verdad que aplicaste la gran Rayan? -preguntó el sin neuronas llamando mi atención.
     ¿Qué rayos?...
      Lo miré con una ceja alzada. Rodó los ojos.
     -Marcus me contó que tú y Agnes se hablaban en la escuela con el sagrado sistema de correos y el profesor de química las pescó y te tragaste el papel -explicó con una sonrisa orgullosa.
      Ahora yo rodeé los ojos.
      -Dios te metes en todo... -murmuré cansada y me senté en uno de los sillones de madera incómodos de la habitación. Ahora comprendo a Sebastián, saldré con el trasero hecho una tabla de aquí.
      -Chicas ya es muy tarde para que se queden aquí, deberían irse a casa ahora -dijo Marcus con seriedad.
      -Rayos tienes razón... y tengo una batalla campal en mi casa todavía -dijo Agnes angustiada.
      Marcus tenía razón eran ya las ocho de la noche.
      -Sí, es verdad. Volveremos mañana temprano -anuncié volviendo a ponerme de pie. Al menos no iba a quedar como Sebastián.
      -Viniste a aplastar un rato el cojín del sofá y te vas -renegó Rayan molesto desde su camita.
      Lo fulminé con la mirada, encima que venía a verlo y no tenía por qué hacerlo se molestaba conmigo.
      -Y mañana haré lo mismo Rayan y te traeré helado de limón -ataqué apretando el ceño.
      -Ya basta, si empiezas a pelear no nos iremos más, adiós chicos -se despidió Agnes mientras me jalaba del brazo.
      Rayan me sacó la lengua y yo hice lo mismo pero agregando un "fuck you", era un sinvergüenza.

      Nos fuimos juntas con Agnes a la parada con la promesa de encontrarnos mañana temprano en el hospital, ya que iba a ser sábado y no tendríamos clases. Además, hoy Marcus se quedaba a cuidar a Rayan porque su papá ya estaba de viaje debido a su complicando trabajo. No me habían contado muy bien de qué trabajaba, pero le explotaban muchísimo y era el único sostén de la familia. Además, como trabajaba tanto, Rayan estaba solo la mayoría del tiempo, por eso era tan insensible, no estaba acostumbrado a tratar con otros seres humanos que no sea la parvada de amigos primates que tenía. Ni uno iba a verlo al hospital. Creo que eso igual no debe de ser para nada agradable...

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     Amor…  Amor…  Amor…  ¡Que hermoso eres!

      Primero que nada no lleguen al punto de tener que tomar la píldora del día después, corres el riesgo de contagiarte una enfermedad sexual. Segundo, las pastillas del día después se deben tomar DENTRO de un rango de CUARENTA Y OCHO horas (dos días) después de haber hecho el coito sexual, es muy importante saberlo, si te pasas del tiempo, ve a consultar con un ginecólogo. Tercero, y no menos importante, la efectividad de la píldora es de un 54% a un 94% y se recomienda tomar cuanto antes posible de haber tenido relaciones. Por otra parte, un dato que es muy importante tener en cuenta, cuando uno está tomando anticonceptivos orales, los primero siete días de toma de cada nueva caja uno NO ESTÁ PROTEGIDO DEL EMBARAZO. Por lo tanto, por más de que estés tomando anticonceptivas, si tienes relaciones sin preservativo debes tomar la pastilla del día después, es decir, sumar otro anticonceptivo de emergencia.

     ¡Espero que les haya servido la data! Es algo que sé, no saqué de la wiki, lo aprendí de mi profesora de biología y mi ginecóloga. Por tanto, les garantizo una fuente confiable, aún así lo mejor siempre es usar el preservativo junto con las píldoras anticonceptivas.



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