OLIVER
Veinte minutos llevo aquí, sentado frente a Ronnie Clarkson, el líder de la mafia, aunque él se esfuerce por ocultar las pruebas de ello para demostrar que no. No hemos tenido problemas directamente con él y, si los hemos tenido, no ha habido manera de probar que él fuera el causante, pero estoy seguro de que este hombre ha participado en más crímenes de los que se tiene constancia.
No puedo evitar sentirme nervioso mientras el hombre habla de no sé qué tontería a la que no le presto atención, pues estoy muy ocupado imaginando lo que Thais estará haciendo. Zack parece un buen chico y ella confía en él, pero yo no, que parezca una buena persona no significa que lo sea, que me haya ayudado a encontrar al asesino no quiere decir que no pueda hacerle daño a Thais.
Ronnie no deja de hablar como si creyera que estoy atendiendo a lo que dice. Ni siquiera sé qué mierda hago aquí haciendo como que le escucho, no sé por qué coño he venido hasta aquí, no sé para qué he traído a Thais sabiendo que puede estar en peligro. Dustin Morris ya me lo advirtió, me dijo que los suyos sabían quién es ella y que no dudarían en quitársela de encima, por eso imagino que a Ronnie le complace saber que ella está en su casa, podría secuestrarla y matarla... supongo que por eso estoy aquí en realidad. Mi deber de policía no me hubiera dejado vivir en paz sabiendo que ella está aquí sola.
Thais hubiera encontrado la manera de llegar a Zack y desde que descubrí que el chico es sobrino de Ronnie supe que ella estaría en peligro, así que la mejor idea que se me ocurrió fue traerla yo mismo para asegurarme de que nada le sucediera. Ella es tan testaruda y cabezota que no me habría escuchado si le hubiera dicho que no era seguro venir hasta aquí, así que me ahorré la pelea y los gritos y decidí traerla, solo así tendría la certeza de que estaría a salvo y no estaría en casa comiéndome la cabeza con si se encontraría bien o no.
No puedo evitar notar que desde que la conocí mi vida ha cambiado de una manera extraña. Ahora no pienso en mí, sino que ella ocupa mi mente casi todo el tiempo. Me preocupa su bienestar, su seguridad y todo lo que le ocurra, pero también me enfada que no tenga ni un minuto para mí mismo sin tener que pensar en ella. Ahora mismo Thais está en algún lugar de esta mansión con Zack, lejos de mi vista, y no puedo dejar de pensar en si estará bien, si Zack la estará tratando bien, si estará llorando, riendo o follando con... joder, si está follando juro que reduciré esta mansión a cenizas. Sin embargo, sé que eso no puede ser, ella me ha dicho decenas de veces que me ama, es mucho más de lo que Zack puede decir.
Thais Olsen me quiere a mí, lo sé, me lo ha dicho, lo veo en sus ojos, en su manera de tratarme y, aunque me halaga mucho, no puedo evitar sentirme asustado de cojones. Pero, me siento demasiado bien al saber que ella no follaría con otro teniéndome a mí, nadie le dará lo que yo y, aunque suene muy prepotente y engreído por mi parte, sé que es así. Ella me ha elegido. No me importa qué clase de relación tuvieran ellos dos en el pasado porque ahora es por mí por el que siente cosas, es a mí a quien ama, y eso es mucho más fuerte que el sexo ocasional que tuviera con Zack.
No sé por qué le estoy dando vueltas a esto...
Ronnie me ofrece un vaso de whisky pero lo rechazo de inmediato, no me fío de lo que le haya echado al vaso. Vuelve a sentarse en el sillón frente a mí y aprovecho para aclarar el tema que tantas vueltas ha estado dando en mi cabeza.
–Sabes quién es Thais, ¿verdad? –digo antes de que se le ocurra empezar a hablar otra vez de alguna gilipollez.
–Por supuesto, esa chica lleva años embaucando a mi sobrino con sus tonterías de huérfana –comenta con gestos desdeñosos, y le da un trago a su vaso–. Además de ser la que metió a Dustin en prisión.
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Caricias Salvajes © (Trilogía Salvajes #1) A La Venta En Librerías
Novela JuvenilLa suerte nunca ha estado conmigo, el asesinato que presencié es la prueba de ello. Me encontré en el momento equivocado a la hora equivocada y ¿qué iba a hacer? Exacto, acudir a la policía. El caso es que soy un testigo primordial para encontrar al...