5: ¿Loco? Espero que no.

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Habíamos terminado la primera semana de clase, se me hizo eterna. Había empezado a estudiar aquí con el curso ya empezado y me iba a costar demasiado coger el ritmo de mis compañeros de clase con los estudios. Al menos hice buenas migas con Agus. Durante esa semana, tuve una relación más cercana con él que con Jess. Jess parecía un chico muy cerrado a simple vista. Había que esforzarse muchísimo para que entablara una conversación contigo. Lo describiría como si fuese una almeja totalmente cerrada y hermética de cara al exterior, pero que si la abrías era una delicia. Supuse que Jess sería algo parecido a una almeja, muy desconfiado de puertas hacia afuera, pero que si conseguías hacerte amigo suyo, se abriría a ti y se convertiría en un gran amigo sin duda. Ahora que lo pienso, comparar a Jess con una almeja, suena un tanto extraño, pero ya me entendéis. Agus, en cambio, me contaba a diario varias anécdotas sobre su estancia en Argentina y también sobre su afición al fútbol. Compartimos nuestras opiniones sobre CR7 y Messi, y muchas otras noticias acerca de ese fabuloso deporte. Me contó que él no era un seguidor del Barça, pero que le gustaba porque ahí jugaba la estrella argentina, Lionel Messi, que era su ídolo. Como Cristiano Ronaldo era el mío. Solíamos charlar largo y tendido sobre esa clase de temas en el recreo y de vuelta a casa en el autobús, pero pese a todo siempre me dejó claro que él era un fiel fan de Gimnasia, el equipo de fútbol de su ciudad.

Esa tarde de viernes iba a quedar con Agus para dar una vuelta por los alrededores, pero no sabía si contarle lo del puente, porque a Jess le molestó que estuviera yo, como para llevar a otra persona más. La verdad que no tenía la menor idea de que se suponía que era ese puente. ¿Podría ser que fuera una especie de santuario dedicado a Leslie ya que fue en ese lugar exacto donde falleció? Aún así, la idea de que Leslie siguiera viva, me rondaba por la cabeza todos los días. Algo en mi subconsciente no quería que olvidara lo que había visto aquel día después de la carrera anual del instituto. Todavía no sabía como había aguantado sin comentárselo a Jess... o incluso a Agus, que con él si que tenía más o menos cierta confianza y me podría escuchar atentamente. Pero sinceramente, no quería que me tomaran por loco. Era una locura llegar a imaginar que Leslie estuviera viva, estaba totalmente seguro de que todo era fruto de mi obsesión con obtener respuestas respecto a ella y su muerte.

Nada más bajar del bus, estiré la espalda y bostecé cansado. Esos asientos eran demasiado incómodos para mí. Esperé a que Agus bajara y me despedí con él dándole una amistosa palmada en la espalda.

—¿Qué tal el día chico? —Preguntó el señor Burke con un libro en la mano sin levantar la mirada de éste.

—Bien, bien, estos días comencé a hacerme amigo del chico argentino que hay en la otra casa y más o menos de Jess también. Aunque no hay ningún tipo de confianza con él... —le comenté al señor Burke dejando la mochila al pie de la escalera.

El señor Burke miró a Judy y tragó saliva.

—¿Y cómo está?

—¿Quién? ¿Jess? —continué diciendo mientras sacaba unos apuntes de la pesada mochila.

—Sí, ¿cómo está? —insistió el señor Burke interesadamente.

—Yo diría que bien. De todos modos tampoco he tenido la ocasión de poder hablar mucho con él. Es un chico de pocas palabras. ¿Por qué? ¿Qué pasa con él? —pregunté preocupado.

La señora Burke se unió a la conversación.

—Oh, nada tranquilo. Bill solo se preocupaba por su situación, por si había sido capaz de afrontar lo de... Bueno, ya sabes, lo de nuestra pequeña en estos meses. ¿No te ha contado nada del tema?

—Pero si ya he dicho que casi no he hablado con él. No me ha contado nada, ni creo que lo haga  —le contesté con un tono tajante.

—Está bien, está bien. Mira José Javier, es que Jess... Era el mejor amigo de Leslie. No sé si lo sabías. Es un chico muy sensible y ha sido una de las personas más importantes de nuestra hija. No queremos que sufra más por todo esto. Lo único que queríamos saber es si ha podido desahogarse contigo o con cualquier otra persona sobre esto. No nos gustaría que el pobre chico siguiera alargando su malestar, ya que él siempre se ha sentido culpable de todo lo que le pasó a Leslie y...

Un puente hacia Terabithia 2: "No digas adiós si no es para siempre".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora