11: Estás muerto...

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Ya habían pasado algo más de dos semanas de la aparición de Leslie, y ahora comenzaban para mí los mejores días en esa casa.

En esas dos semanas junto a Leslie conviviendo en el mismo hogar, pasaron cosas como tener que cambiarme de habitación para que Leslie volviera a sentirse completamente como en casa, o como incluso acudir a la policía junto a la familia Burke para cancelar el certificado de defunción de Leslie. Tuve que ir para contar los hechos, ya que Leslie cuando llegamos a casa de los Burke, explicó que había sido yo quién la había encontrado, y no había nadie mejor que yo para explicar con detalles todo lo acontecido en el bosque.
El ataúd de Leslie había sido enterrado, pero sin ningún cuerpo. En el caso de que hubiera habido un cuerpo en ese féretro, la situación tornaría a un color más aciago. Ya que los Burke se verían involucrados en temas judiciales para identificar el cuerpo de la víctima que estuviera enterrada a nombre de Leslie. Pero ese no era el caso. Aunque pensándolo con detenimiento, los Burke les dijeron a todos que sí se había logrado encontrar un cuerpo, que era el de Leslie. No tengo ni idea de cómo la gente reaccionará a esta noticia tras esa bula de los Burke para evitar comentarios y conspiranoias absurdas acerca de su hija. Las mentiras siempre crean problemas, sea la que sea en el mayor de los casos.

Tuvimos que acudir al registro civil, finalmente. Mostramos evidencias fehacientes como por ejemplo muestras de ADN de Leslie. Al cabo de una semana, que fue lo que el laboratorio tardó en comprobar los resultados de las muestras de sangre, orina y análisis folicular, se aprobó la anulación del certificado de defunción. Leslie volvía a estar viva para el mundo.

Respecto a lo del cambio de cuarto, no fue problema para mí. No me quedaban muchos días en la casa de los Burke. Mis padres habían llamado hace un par de días y ya me informaron de que habían efectuado la compra de la antigua casa de los Perkins. Los Burke les habían ayudado con el papeleo para facilitar las cosas. Decidieron comprar una casa en Lark Creek porque eran conscientes de las comodidades que tenía ya en esa pequeña ciudad norteamericana. Hablaba con ellos al menos dos veces por semana y les comunicaba día sí y día también lo contento que me encontraba aquí. Desde que me dieron la beca para terminar el curso aquí más otro curso opcional, mis padres estuvieron decididos en todo momento en mudarse a Estados Unidos para estar cerca de mí en todo momento.
Aunque también me transmitieron que estaban completamente decididos a reformar la casa, ya que paredes y vigas principales estaban en un deterioro avanzado y mis padres temían que cupiera posibilidad de derrumbamiento.
Por otro lado, también me informaron de que entre finales de abril o principios de mayo, ya estaban aquí. Estaba emocionado por verlos.

Leslie había recuperado su sonrisa y su alegría. La casa había vuelto a coger vida con ella y de muy buena manera. Ella y yo nos llevábamos de maravilla, la consideraba ya como una hermana y la conocía de tan solo una semana. Formamos un fuerte vínculo tras todo lo ocurrido.
Después de cenar subíamos a las habitaciones y nos quedábamos hasta tarde hablando sobre alguna anécdota mía en España, o alguna de ella en otras ciudades o institutos en los que estuvo. Era un libro abierto, aprendía mucho de la vida con ella. Irónico ¿Verdad? Tan solo tiene 14 años y casi sabía más de la vida que mi abuelo.

Por otro lado, Jess continuaba "mosqueado", por llamarlo de algún modo. Durante las últimas dos semanas se mantuvo distante conmigo. No nos dirigíamos la palabra. Entendía que estuviera molesto por haber estropeado su dibujo, pero no fue mi intención. Ya le había manifestado en varias ocasiones mis disculpas, pero había hecho oídos sordos. En clase me sentaba junto a él y me había percatado en los últimos días, que iba alejando su pupitre del mío. Mantuve conversaciones con Leslie sobre este tema en casa, me dijo en muchas ocasiones que tuviera paciencia, que pronto se solucionaría, pero ya habían pasado dos semanas y Jess seguía en sus trece.

Un puente hacia Terabithia 2: "No digas adiós si no es para siempre".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora