Capítulo 5

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La costumbre del protagonista es querer justificar todos sus actos así que es normal que se desvié del tema, siguiendo con el mismo hilo, la posibilidad de encontrarse con ella en un salón de pinturas debía ser descartada, pero la idea de que entre los dos existiera un amigo en común que pudiera presentarlos sonaba muy atrayente.

Había un problema, no conocía a la muchacha, sin embargo no descartó esta posibilidad por ser descabellada sino porque le avergonzaba preguntarle a los que tenía como conocidos.

Otra idea llegó a su cabeza, encontrarse en la calle y entablar una conversación, pero la descartó de inmediato por su falta de conocimiento con la técnica callejera que utilizaban los hombres.

Con melancolía se resignó a esperar esa feliz circunstancia de que ella le hablara primero, se sintió con miedo, sin esperanza y tristeza, pero guardo su posición. Se imaginaba que ella le preguntara por una dirección o por un transporte y a partir de ahí se pasó meses de reflexión, esperanza y rabia con una gran cantidad de variantes. Muchas veces pensaba que él respondería ameno, expresándole lo que pensaba sin excederse o riendo con facilidad, en otras lo hacía bruscamente y hasta con rabia contenida.

Estos pequeños encuentros fracasados lo llenaban de amargura, durante varios días se reprochaba que había perdido una oportunidad, pero felizmente recordaba que solo era imaginario y que todavía quedaba la esperanza en lo real.

La mayor dificultad era hacerle una pregunta de ella y alejada de las preocupaciones, sin embargo descarta este tipo de conversación al imaginar un sinfín de preguntas y respuestas.

Una noche de insomnio llegó a la conclusión de que era inútil intentar una conversación y que mejor era hacer una pregunta valiente, pero como solo es valiente en las noches al siguiente día concluía que jamás tendría suficiente valor.

El desaliento lo hacía caer al otro extremo, al pensar en otra pregunta tan indirecta que para preguntarle sobre el interés que tuvo en el cuadro Maternidad, se requería de una gran amistad. Después ocurría que se le olvidaban o mezclaba todas las conversaciones, así que decidía tomar un descanso de barajar combinaciones. 

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